Ordena arzobispo de Puebla a 9 sacerdotes en catedral

El arzobispo de Puebla, Víctor Sánchez Espinosa, ordenó a nueve sacerdotes y a dos diáconos en ceremonia solemne realizada en la catedral de Puebla, como parte de los festejos del 370 Aniversario de la fundación del Seminario Palafoxiano de Puebla.

Ante cientos de fieles que se dieron cita en la catedral, Sánchez Espinosa realizó oraciones por las vocaciones sacerdotales y pidió a los ordenados dejar de lado sus intereses propios para trabajar por los fieles.

Los nuevos sacerdotes son: Mauricio Alberto Ramírez Martínez de 28 años quien llegará a la parroquia de La Santa Cruz; Juan Antonio Pérez, 30 años, a Santiago Apostol de Coltzingo; Enrique Tlaseca Carbajal, 31 años, asignado a la parroquia de Nuestra Señora de la Anunciación de Estrella del Sur; y Néstor Cuautle Xicale, 27 años, llegará a San Andrés Cholula.

En la lista de nuevos sacerdotes también aparecen Ernesto Junior Martínez Avelino, 28 años, asignado a la parroquia de la Preciosa Sangre de Cristo; Abelmain Espinosa Peñafort, 27 años, llegará a parroquia de San Juan Bautista de Teotlalco; Artemio Javier López Tetla, 33 años, parroquia de la Resurrección; José Joaquín Salazar Sánchez, 29 años, parroquia de San Francisco de Asís de Tepeaca; y Daniel Sánchez Carrizosa, 29 años, llegará a la parroquia de San Francisco de Asís.

Los dos nuevos diáconos ordenados por el arzobispo son Jesús Daniel Cervantes González, quien estaba estudiando en Roma; y el seminarista Emmanuel Ávila Romero.

“El sacramento del Orden significa y la consagración y destinación de un miembro capacitado y elegido en orden a presidir y santificar a la comunidad. El sacerdote ordenado, al recibir este sacramento, expresa públicamente que por su persona, se prolonga el ministerio que Cristo realizó cumpliendo la voluntad del Padre a favor de la salvación de los hombres”, comentó Sánchez Espinosa.

En la ceremonia, Sánchez Espinosa emitió las palabras para ordenar a los nueve sacerdotes y a los dos diáconos, realizó la imposición de las manos y la unción del Santo Crisma.