Horas después de que se citó a los pobladores para ofrecer disculpas por el desalojo del 9 de julio ejecutaron 5 detenciones
Las campanas resonaban en San Bernardino Chalchihuapan, eran las 6:00 horas. Los pobladores se reunieron frente a la presidencia municipal, ya que dos horas antes un comando de 13 vehículos sin placas y unos 20 policías ministeriales se llevó con lujo de violencia a cinco pobladores.
Lee Detienen a 5 en Chalchihuapan durante la madrugadaLos agentes también fueron a la casa del presidente auxiliar, Javier Montes Bautista, pero no lo encontraron porque desde ayer se corrió el rumor de que irían a buscarlo.
Todavía era viernes cuando la Subsecretaría Jurídica de la Secretaría General de Gobierno invitó a los habitantes de Chalchihuapan a un evento "con motivo del cumplimiento de la recomendación 2VG/2014 emitida por la Comisión Nacional de Derechos Humanos", en el salón Oriental 1 del Centro de Convenciones de Puebla a las 19:00 horas.
La gente de Chalchihuapan no se presentó al evento de gobierno donde recibieron disculpas públicas, pero sí estaban en el zócalo de Chalchihuapan escuchando a Araceli Bautista, madre de Javier Montes, quien contó cómo los ministeriales entraron a su domicilio después de romper las chapas.
Fue este sábado por la mañana cuando el gobierno del estado aseguró que ya acató las 11 recomendaciones que le hizo la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, amonestó a Facundo Rosas Rosas, destituyó a tres mandos de la Secretaría de Seguridad Pública, detuvo a seis elementos de la policía estatal y a cinco habitantes de San Bernardino Chalchihuapan.
El jueves ubicaron los domicilios
Los policías estatales estuvieron desde el jueves por la noche en Chalchihuapan, perteneciente al municipio de Ocoyucan, ya que fueron a dejar las notificaciones para la entrega de indemnizaciones a las 23:00 horas.
Los pobladores sospecharon las intenciones de los agentes porque iban identificando las casas. Por eso Javier Montes y otras personas señaladas por el desalojo violento de la autopista Puebla-Atlixco del 9 de julio, donde murió el niño José Luis Tehuatlie Tamayo , fueron trasladados a otros sitios más seguros.
A excepción de Javier, ninguno de los otros detenidos fue buscado y tampoco tuvieron que ver con el enfrentamiento donde se dispararon balas de goma y gases lacrimógenos. Sólo son trabajadores y padres de familia, así dicen sus familiares.
La diputada federal Roxana Luna Porquillo y un equipo de abogados, encabezado por Alejandro del Castillo e Hilario Alonso, acudieron este sábado a la Procuraduría General de Justicia (PGJ), donde supuestamente trasladaron a los arrestados.
Florentino Tamayo Ponce, 39 años
Con un marro, cuatro ministeriales abrieron la puerta de metal de la casa de la mamá de Florentino. Allí dormía su hermano menor cuando se dieron cuenta que no era él y lo dejaron en el piso, subieron al cuarto de la señora de 76 años que dormía con su nieto de seis años.
La despertaron a gritos preguntando: "¿Dónde está?", desconcertada dijo: "Sólo estamos yo y mi niño". Le apuntaron entonces con una pistola en la cabeza y repitieron la pregunta: "¿Dónde está?".
Florentino vive en la casa de al lado. Al oír el escándalo se despertó y abrió la puerta pequeña de metal que da a la casa de su madre y desde arriba los policías le gritaron: "Aquí está" y fueron tras él. Sólo llevaba puestos unos shorts cuando lo aventaron a la batea de una camioneta blanca sin placas.
Raúl Contreras Montes, 36 años
Con unas cizallas rompieron la cadena de la casa de Raúl. A su paso los 15 policías vestidos de negro destrozaron todas las chapas y los vidrios de las puertas. En algunas partes se llevaron parte de la pared.
Él dormía con su esposa, sus tres hijas y su bebé en la parte de arriba. Su familia salió a preguntar qué pasaba, pero no le presentaron ningún documento, sólo les dijeron que se metieran a los cuartos o les disparaban.
Subieron las escaleras y derribaron la puerta con un mazo. Los cristales brincaron a la cama, donde estaba el bebé de cuatro meses.
Raúl se levantó y los policías lo agarraron. Su esposa y sus hijas de nueve, seis y cuatro años lo defendieron: "No se lleven a mi papi", pero las empujaron para que no estorbaran.
El cuñado salió tras la camioneta a la que lo subieron, sin embargo a la entrada del pueblo lo pararon y le quitaron sus llaves, por lo que ya no supo a dónde se lo llevaron.
Fausto Montiel García, 31 años
A las 3:30 de la mañana Fausto y su esposa se levantaron para comenzar a torcer los tendederos que venden. Escucharon cómo unos vehículos se pararon frente a su casa y después un golpe grande. Derribaron la reja con una de las camionetas, ellos se atrincheraron, pero los ministeriales utilizaron un marro para derribar la puerta.
Ellos se metieron al cuarto y pusieron un ropero atrás de la puerta para intentar detener a los agentes, no obstante con el mismo marro los cuatro policías destruyeron la puerta de madera y el ropero se les fue encima.
La mujer de Fausto apenas pudo evitar que el golpe le diera a la bebé de cinco meses que llevaba amarrada a su cintura. A Fausto lo jalaron mientras reparaba: "¿Qué quieren, estoy aquí solo con mi familia?", sin embargo no hubo respuesta.
La mujer salió tras ellos y les preguntó: "¿Qué pasa?". Le apuntaron con una pistola en la cabeza y le dijeron: "Cállate, pendeja", mientras subían a su marido a una camioneta blanca.
Vicente Juárez Varela, 57 años
Cuando la esposa de Vicente escuchó el golpe con que derribaron la puerta, los oficiales ya estaban adentro de su casa. Ella abrió la puerta del cuarto para ver qué ocurría. Vio a un hombre vestido de negro y con la cara cubierta con un pasamontañas que gritaba: "Policías, policías".
El hombre se acercó al cuarto alumbrando con una lámpara, ubicó a su marido: "Ahí está, ahí está" y aunque ella se interpuso para que no se lo llevaran, de un golpe la tiraron al piso. Ya no pudo impedirlo.
La hija de Vicente salió de su cuarto con su niña de unos tres años y le apuntaron con una pistola para que no se moviera.
La mujer de Vicente corrió con camisa y pantalón en mano, alcanzó a dárselos, pero ya no sabe si se los logró poner. Lo que sí vieron es que lo iban golpeando cuando se lo llevaban.
Álvaro García Xelhua
Álvaro es policía municipal del municipio de Ocoyucan.
La camioneta en que se lo llevaron se quedó a unos 20 metros de su casa. Tras romper la chapa con un mazo, los policías irrumpieron en el cuarto en que dormía con sus tres hijos y su esposa.
El hijo mayor de Álvaro, de 12 años, quiso impedir que se llevaran a su padre pero un policía le dio un golpe. La esposa también se opuso y una mujer policía le reventó el labio.
A la madre la apuntaron con una pistola en la cabeza y la insultaron para que no se moviera: "Hija de la chingada", le gritaron mientras salían.
Varias horas después de que detuvieran a Álvaro las huellas de sus talones desnudos aún se veían dibujados en el piso, lo arrastraron todo el patio para luego aventarlo "como marrano" en una camioneta blanca, relataron sus familiares.
Se los llevaron en 15 minutos
Las cámaras de vigilancia de uno de los negocios de Chalchihuapan captaron el momento en que los policías ministeriales se llevaron a los cinco pobladores. A las 4:03 minutos se ve cómo un grupo de camionetas blancas se distribuyen en la junta auxiliar.
Unos policías se quedaron en la entrada vigilando. Después de un par de minutos se ven pasar tres camionetas blancas con cinco personas cada una y allí se llevaron a los pobladores.
Al poco rato aparece el automóvil del cuñado de Raúl Contreras, unos diez oficiales detienen su paso con un coche Jetta plateado y lo obligan a que se estacione en una calle contigua. Unos instantes después pasa una última camioneta, unos ministeriales la siguen y los pocos que quedan en la calle se suben al Jetta y se van.
En menos de 15 minutos allanaron la casa de Javier Montes, al cual no encontraron, y detuvieron a cinco hombres sin presentar orden de detención alguna.
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