Para el edil, Abadías Castillo Castillo, es un conflicto entre 2 grupos de “antorchistas”, los de Viejo y los de Nuevo Huixtla.
Tlaola, Pue.- Para obligarlos a irse a vivir a Nuevo Huixtla, en Tlaola, hace más de una semana que les cortaron el suministro de agua potable a las familias que se han negado a abandonar sus casas en Huixtla, la vieja comunidad en riesgo, para trasladarse a las precarias casitas donde los gobiernos estatal reubicaron a sus vecinos, cerca de La Gallera.
Lee Ayuntamiento recupera oficinas del agua en Santiago MomoxpanSe trata de 250 personas que desde hace 13 días se quedaron sin agua luego de que cuatro “antorchistas que apoyan al presidente municipal Abdías Castillo Castillo”, rompieron la llave de paso, cortaron con segueta el tubo que los surte de líquido y se robaron la válvula que regularizaba su paso. Los daños en la instalación, calcularon, ascienden a unos 7 mil pesos, además de las molestias que les han causado porque “nadie puede vivir sin agua”.
Como consideran que dejarlos sin el vital líquido es un delito, han pedido a las autoridades municipales y hasta la Secretaría General de Gobierno del estado que intervengan y que castiguen a Magdalena Hernández Cázarez –que organiza a las mujeres-, Rosendo Flores Ramírez y Celedonia Martínez Aldana, porque “ellos son quienes mandan en Nuevo Huixtla” y los señalan como responsables de las afectaciones a la red surtidora.
Quien ha buscado solución al problema que afecta a los pobladores del viejo Huixtla es Esteban Márquez del Comité de Agua Potable, quien considera que el asunto tiene tintes políticos, porque los que dañaron la tubería quieren que se reconozca al nuevo asentamiento poblacional como junta auxiliar y a ellos los quieren obligar a que se vayan a vivir a este lugar y una forma de hacerlo es privándolos de los servicios.
Para el presidente municipal de Tlaola, Abadías Castillo Castillo, el conflicto nació entre dos grupos de “antorchistas” que quieren “legalizar” a Nuevo Huixtla y unos le cortaron el suministro de agua a los otros.
“Tuve una reunión con el comité del agua y con la autoridad de la comunidad Cornelio Cabrera y les dije que las cosas deben seguir como estaban: una parte del agua para los del nuevo poblado y otra parte para los del viejo, porque de una u otra forma van a hacer sus actividades allá. Allá tienen sus terrenos, su trabajo”, agregó, pero rechazó que haya gente viviendo en el antiguo poblado.
Sin embargo, el presidente auxiliar Cornelio Cabrera aseguró en entrevista que unas 30 familias de Huixtla, declarada como comunidad inhabitable como efecto de la tormenta tropical Arlen, quedaron excluidas del padrón de viviendas para su reubicación y otras más prefirieron quedarse en sus casas, por considerar que las nuevas son "incómodas”.
Se trata de casitas de 64 metros cuadrados de construcción, que según dijeron están “muy juntitas una de otra y no se va a poder tener animalitos como los que tenemos en Huixtla”, añadió.
Don Cornelio añadió que él no se iría de Huixtla “porque mis necesidades no me lo permiten”. Aunque eso sí, aclaró que se las ha arreglado para gobernar dos pueblos a la vez: el nuevo y el viejo.
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