La Semarnat otorgó licencia ambiental al proyecto San Antonio de la empresa GESA, a pesar de que la Conagua advirtió que podría secar los ríos Zempoala y Ateno.
Xochitlán, Pue.- A pesar de que la Comisión Nacional del Agua (Conagua) advirtió que el proyecto Hidroeléctrico San Antonio que la empresa GESA quiere construir en las aguas de los ríos Zempoala y Ateno, en la Sierra Norte de Puebla, podría secar esos caudales, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) le otorgó una licencia ambiental.
De acuerdo con los “Considerados” de la resolución emitida el pasado 22 de enero en el expediente 21PU2017E0058, la Conagua alertó a la Semarnat en agosto de 2017 que el volumen de escurrimiento anual de los ríos Ateno y Zempoala es de apenas 350 milllones 837 mil metros cúbicos de agua, mientras que el proyecto hidroeléctrico de GESA requiere para su operación de 614 millones 952 mil metros cúbicos en un periodo similar, por lo que resulta que “no es técnicamente factible”.
La dependencia estimó que al tener requerimientos mayores que la totalidad de los caudales que atraviesan los municipios de Atlequizayan, Nauzontla, Zoquiapan, Xochitlán y Zapotitlán, involucrados en el proyecto, se producirían “efectos negativos evidentes en aguas debajo de las obras de toma hasta el punto de retorno” debido a que los torrentes “no tienen el potencial hidrológico” que demanda la generadora de energía.
Lo anterior, a decir del biólogo Francisco Ledesma, resulta “por lo menos absurdo”, aun cuando la dependencia federal responsable del cuidado del medio ambiente condicionó la aprobación del proyecto a que los empresarios obtengan una “nueva” concesión de la Conagua que les permita el uso del 80 por ciento del volumen anual de los escurrimientos de los ríos, y aseguró que en el corto plazo, de construirse la Hidroeléctrica San Antonio, “se secarán”.
Para el especialista, la aprobación de la licencia ambiental a GESA por parte de la Semarnat resulta “sospechosa” porque se emitió no sólo contra las advertencias hechas por la Conagua, también contra el rechazo manifestado por al menos cuatro de los cinco ayuntamientos involucrados en el proyecto y contra un diagnóstico hecho por la propia secretaría que prevé en la zona un “escenario de inestable a crítico” en el que sólo cabe la instrumentación de medidas de restauración y aprovechamiento sustentable.
“La Hidroeléctrica San Antonio se establecerá en la Región Ecológica 18.32, en la Unidad Ambiental Biofísica CUAB 117, denominada Karst Huasteco Sur que según el Programa de Ordenamiento Ecológico General del Territorio es prioritaria para la conservación, por lo que tampoco se entiende por qué otorgaron este permiso”, agregó.
Además, indicó, la Semarnat tampoco tomó en consideración que los ayuntamientos de Zapotitlán de Méndez, Zoquiapan, de Atlequizayan y Nauzontla consideraron al proyecto hidroeléctrico como “no compatible con el medio ambiente y la sociedad” y previeron que los impactos negativos de la obra se extenderán en una superficie mucho mayor a la declarada por GESA, afectando a poblaciones y ecosistemas como el bosque mesófilo de montaña y los de galería, que están en riesgo de extinción.
No obstante, la Semarnat también condicionó la construcción de la Hidroeléctrica San Antonio a la realización de una consulta indígena que salvaguarde los derechos de los pueblos originarios, por lo que la empresa no podrá realizar ninguna obra hasta que las Secretarías de Energía y de Gobernación lleven a cabo este ejercicio.
La Manifestación de Impacto Ambiental fue presentada en julio pasado y otorga una licencia de 3 años para la ejecución del proyecto y 35 años de concesión en el uso de las aguas de los afluentes. Fue presentada –por segunda ocasión- por la empresa Generación Eléctrica San Antonio S. A. de C.V. (GESA), denominación que tiene ahora el corporativo IngDeshidro, S.A. de C.V. que inició con este plan desde 2012.
GESA ha sido denunciada por los pobladores de haber incursionado en su territorio y realizar perforaciones a pesar de carecer del permiso necesario. En octubre de 2016 su personal realizó trabajos entre los municipios de Zapotitlán y Xochitlán, en un sitio denominado Atemonamiqui, un cañón del río Zempoala, donde hay flora y fauna endémica y en peligro de extinción.
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