La empresa no respondió al botón de pánico ni a las quejas posteriores
Puebla.- Pamela M., usuaria del servicio ejecutivo de transporte Cabify, realizó el pasado 7 de septiembre un viaje desde su trabajo a la zona céntrica de Puebla, donde vive, cuando en el trayecto el operador se fue masturbando. La usuaria no pudo bajarse porque el chofer puso los seguros para niños.
Los hechos ocurrieron entre las 19 y 20 horas de ese día. Al sentirse en peligro evidente intentó hacer uso del botón de alerta que forma parte de la aplicación como parte de las medidas consideradas tras el caso de Castilla Miranda, pero en los casi 20 minutos que duró el viaje, el botón nunca funcionó.
"Les puse ‘me sentí insegura’, porque para esto tienen lo de S.O.S., pero la aplicación es una porquería, se abre, se cierra, se abre se cierra", declaró.
Pamela M. informó a su pareja sobre lo que estaba ocurriendo y eso permitió que pudiera bajarse antes de que llegara al destino previsto. Posteriormente, al tratar de reportar la situación a la empresa se dio cuenta que ni siquiera cuentan con registro fotográfico del operador y la plataforma indicaba que había terminado el viaje en el lugar inicialmente solicitado.
Al no obtener respuesta, escribió a través de las redes sociales a la empresa sin que obtuviera respuesta y sólo destacaron mensajes con un folio y en los que se advertía que para dar seguimiento a su queja se requerían evidencias fotográficas. Solo fue cuando publicó lo sucedido y se hizo viral, que Cabify la contactó para decirle que requiere de la denuncia para poner a disposición la información del operador.
dp
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