Será recordado como un edil que operó desde su lujosa residencia en el fraccionamiento La Vista, en la zona metropolitana de Puebla
Xicotepec, Pue.- Con la inseguridad desbordada, un endeudamiento histórico, compromisos incumplidos con la población, con una notable ausencia en el gobierno, pero con un evidente progreso económico en sus empresas familiares, cerrará su segunda gestión como presidente municipal de Xicotepec, Juan Carlos Valderrábano Vázquez
Lee Se va el alcalde de Oriental, como el gran ausentePara la mayoría de xicotepequenses, la figura de Juan Carlos Valderrábano será recordada por su “inoperancia en el tema de la seguridad”, pues la exigencia de que frenara la delincuencia se ha convertido en un reclamo generalizado de la sociedad.
Casi a diario hay reportes de asaltos a transporte público, viviendas, comercios, transeúntes y asesinatos, especialmente en la zona baja del municipio, en los que se ha relacionado en ocasiones a elementos de la corporación policial municipal -incluidos altos mandos- sobre todo con la extracción ilegal de hidrocarburos, cobro de derecho de piso y robos a viviendas, e incluso en repetidas ocasiones se les ha señalado por coparticipar en delitos de alto impacto, como secuestros.
De La Vista a Xicotepec
Para los vecinos de Xicotepec es claro que el presidente saliente tiene desapego con su tierra y un desdén con su gobierno, pues aseguran que al menos unas tres cuartas partes de su administración las pasó en la ciudad de Puebla, por el contrario, hizo evidente su afinidad por la capital del estado donde tuvo fácil acceso a mayores comodidades como la residencia que habita en el exclusivo fraccionamiento Club de Golf La Vista.
En su lugar, dejaba encargado del despacho a su ex secretario general y ex candidato perdedor a la presidencia municipal, Andrés Ramos Fosado.
La lejanía de Juan Carlos Valderrábano no sólo fue en la gestión municipal de Xicotepec, también destaca su desaparición en la mayoría de los eventos públicos oficiales. Lo mismo pasó con las funciones como titular del Sistema DIF Municipal, Paloma Goicochea, esposa de Juan Carlos Valderrábano, a quien sólo se le puede encontrar algunos fines de semana en la administración del famoso Hotel “Mi Ranchito”. Hablar de ese sitio es recordar la polémica compra que hizo el alcalde en funciones al inicio de esta administración, pues está valuado en decenas de millones de pesos.
El negocio de las obras
En el tema de infraestructura, la administración que encabeza el panista se ha caracterizado, según algunos políticos del lugar que prefirieron que sus nombres queden en el anonimato, por acaparar la realización de las obras a través de empresas constructoras que, aunque son de Valderrábano Vázquez, las promovió con prestanombres.
Destacaron el desarrollo económico de comercios que son propiedad de su familia, mediante la compra de materiales y agregados, como es el caso del negocio denominado “Casa Don Gil”.
En el mismo tema de obra, es señalado por dar prioridad a inversiones no necesarias, como ha sucedido en el último año de su gestión en el que le ha apostado a la elaboración y colocación de monumentos, estatuas y murales que no han beneficiado en nada a la población, pero sí han afectado al erario pues han sido pagados con sobrecostos.
Como ejemplo está el último mural de cerámica colocado sobre la calle 5 de Mayo, trabajo reprobado por la sociedad ya que se habilitó un pasillo peatonal extra sobre el arroyo vehicular, entorpeciendo la circulación e imposibilitando el tránsito a carretones, ciclistas y personas que utilizan sillas de ruedas o aparatos ortopédicos. La inauguración fue en estos últimos días de la gestión, al edil lo acompañaron personas ajenas a la demarcación y se notó la ausencia de comerciantes y personajes representativos del municipio.
Una de las obras más criticadas fue la pintura del palacio municipal, pues pese a estar dentro de la poligonal de Pueblo Mágico, sin considerar la paleta de colores de la normatividad, lo pintó de “azul panista”, “dándole en toda la madre a la imagen”, según ha calificado el ex diputado federal priista, Carlos Barragán Amador.
Deudas pintadas de “azul panista”
Los ciudadanos también recordarán a Juan Carlos Valderrábano pues adquirió una deuda por poco más de 70 millones de pesos que durante más de 30 años estarán pagando los próximos ayuntamientos. El dinero fue erogado para la adquisición del predio donde se construyeron las instalaciones del 70 Batallón de infantería de la XXV Zona Militar.
Como se recordará, previa autorización del Congreso del estado, durante la administración de Rafael Moreno Valle, Juan Carlos Valderrábano adquirió este adeudo ante el Grupo Financiero Interacciones por un periodo de 15 años y fue firmado el 11 de diciembre de 2014 e inscrito el 16 de abril de 2015.
El pago del mismo se garantizó con las participaciones federales que recibirá el municipio de Xicotepec en el mismo tiempo de vigencia del crédito y se le considera como inversión pública productiva, según un reporte de deuda pública municipal de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), dado a conocer en el año 2015, en el apartado “Registro de Obligaciones y Empréstitos Vigente de Entidades, Municipios y sus Organismos”.
Sin embargo, a la fecha se desconoce la información sobre el tipo de crédito y la tasa de interés a la que se contrató, pues no ha sido dada a conocer por la SHCP, el gobierno del estado o el gobierno municipal que ante una solicitud ciudadana al respecto respondió a través de su Unidad de Transparencia que los datos solicitados “no obran en los archivos del ayuntamiento”.
Lo que sí se sabe es que el adeudo superó en 13 millones de pesos el presupuesto federal entregado a esa demarcación en el año 2014, cuando fue adquirido, y que ascendió a 56 millones 969 mil pesos.
El crédito fue utilizado para comprar 70 hectáreas de terreno a la orilla de la carretera federal México-Tuxpan, cerca de la desviación conocida como Dos Caminos, para la construcción del cuartel que se dijo, sería ocupado por 700 miembros del ejército, además se edificó un área habitacional para albergarlos junto con sus familias.
El costo total de la obra fue de 325 millones 600 mil pesos, de los que poco más de 255 millones de pesos fueron aportados por los gobiernos federal y estatal.
Un mal cierre
En el mismo tema financiero, irritó a los ciudadanos el incrementar el impuesto predial y de otros servicios del ayuntamiento, sin embargo, es criticado que, pese a que aumentó sus ingresos, dejó de dar mantenimiento a centros de esparcimiento público como el Polideportivo, Campos de Futbol y espacios habilitados por la Sedatu en la cabecera.
Lo que en la mente de Juan Carlos Valderrábano sería un buen cierre de su administración, se convirtió en un conflicto, pues con la obra denominada “Cruz Celestial”, que consiste en un sendero, los habitantes de la colonia El Tabacal de la cabecera municipal indicaron que es un trabajo mal diseñado, dado que en esta temporada de lluvias “ha perjudicado los caminos y viviendas debido a que toda el agua que baja por el sendero desemboca en las casas y calles”.
Ilustración: municipiospuebla
GJ
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