Con una ceremonia, danzas y comida, celebraron la tradición prehispánica
Huauchinango, Pue.- En la comunidad de Nopala, se celebró la llegada del año nuevo azteca, Siete carrizo y terminó el año viejo, Seis Conejo y se hizo con una ceremonia como en pocos lugares de nuestro país.
Lee Diputado se deslinda de falsas brigadas del Censo de BienestarEl evento fue una ceremonia ancestral, en donde hubo baile de niños y grandes, hubo limpias con sahumerio, se compartió la comida con propios y extraños y relevó el resguardo de un conjunto de siete carrizos atados con listones de colores que se deposita en una persona para que los resguarde hasta el próximo año nuevo.
De acuerdo con la explicación, cada carrizo es un año y representa “la vida del hombre”, en este caso los recibió María Cruz Nolasco, quien dijo que ella los resguardará en casa de su madre, debido a que por sus estudios, vive en la cabecera municipal de Huauchinango, por lo que los carrizos deben estar en la junta auxiliar de Nopala, de donde debe ser la persona que los recibe.
El festejo fue a un costado de la pirámide de Nopala o también conocida como “del rey Nopaltzin”, en una plazuela natural custodiada por piedras y la pirámide, en donde se llamó a preservar la tradición del nuevo año azteca con el entusiasmo en que se celebra el “año nuevo marcado por los europeos, en el que no es necesario que alguien nos diga cómo se hace, ya todos sabemos”, explicaba el maestro de ceremonia.
De acuerdo con algunas versiones, en esta ocasión como en otras administraciones, las autoridades municipales asistieron como invitadas, no tuvieron una participación relevante, tampoco hubo un apoyo notable a la comunidad para la fiesta.
La iniciativa de los ciudadanos hizo la fiesta, también asistieron representantes de pueblos indígenas de la región y un par de escuelas de la comunidad de Nopala.
La cita fue en la plazuela natural, dentro de un terreno particular, porque es ahí dentro donde está la pirámide prehispánica.
Mientras se dio la ceremonia, un grupo de mujeres calentaban el caldo de pollo tlalpeño que compartieron con los asistentes y echaron tortillas al comal que se calentó con la leña del lugar.
Se aspiró a que el siguiente año sí exista apoyo de las autoridades para la celebración y en el año 2023, “cuando se cumplan los 500 años de colonización” según sus propias cuentas, se celebre con una fiesta en grande por la preservación del año azteca.
Fotografía Marco Antonio Licona
aj
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