Sólo 4 violadores fueron sentenciados entre 2016 y 2018 en Puebla, periodo en el que hubo más de 2 mil denuncias
Yanelli, una de las miles de mujeres que se han enfrentado a esta violencia sexual, que es considerada “otra forma de feminicidio”, llevará hasta las Comisiones de Derechos Humanos, –nacional y estatal– la omisión y deficiencias de la Fiscalía General del Estado y todos los órganos implicados, para hacer que el acceso a la justicia y la reparación del daño sea una realidad para las víctimas en este estado.
Lee Porque su hija tiene novio, de castigo su papá la violóLa joven enfermera y bailarina clásica de 26 años de edad sufrió una violación tumultuaria en 2016, cuando abordó un taxi colectivo en la ciudad de Huauchinango. Fue ella, y no la Fiscalía General del Estado (FGE), quien dio con su agresor y logró una de las cuatro sentencias dictadas en 2018.
Yanelli fue agredida sexualmente nuevamente, esta vez en su casa, por un sujeto que allanó la propiedad. Además de la brutal golpiza que le ha provocado la pérdida de visión del ojo izquierdo, el agresor tatuó la palabra “puta” en su pecho con la punta de su navaja. Así le fue cobrado el castigo que logró para el abusador sexual al que denunció en tribunales meses atrás.
Luego de que emprendiera este proceso legal, la Fiscalía fue incapaz de protegerla, pese a que se documentaron amenazas para que abandonara su denuncia. A las medidas cautelares fallidas siguió una segunda agresión, más atroz que la primera.
Fue al año cuatro meses de que iniciara el proceso legal contra su agresor que fue nuevamente atacada sexualmente, marcada en el pecho y abandonada apenas con vida en su casa, donde vivía con su pequeña hija de dos años, quien atestiguó la agresión y también fue golpeada y fotografiada.
Pese a que la FGE está obligada a proporcionar Atención a Víctimas del Delito, a esta fecha Yanelli nunca ha recibido atención médica, aun cuando se reportó el estado grave de salud que comprometía su vida y que incluso durante el proceso legal registró dos intentos de suicidio.
Tampoco hubo atención para su hija, quien fue considerada “muy menor” para ser valorada y el personal de la FGE apostó a la memoria corta de la niña. “Pronto se le olvidará lo que vivió. Se le pasará”, le dijeron a la madre.
A esta circunstancia se suma la pérdida de la carpeta de investigación CDI 787/17 de Huauchinango Puebla que Yanelli presentó por la segunda agresión. En la Casa de Justicia de Huauchinango la perdió. Oficialmente le fue informado a Yanelli que el expediente se encontraba extraviado, probablemente porque parte se integró en la capital del estado.
“¿Qué agresión más necesita una mujer para ser atendida cuando es víctima de un delito así? ¿Cuánto más hay que sufrir para que ellos se pongan a trabajar? ¿Qué esperan, que estemos muertas para que se haga algo?”, expresó Yanelli a este medio.
“¡No te hagas pendeja, esto es por érik!”
El pasado 12 de octubre de 2017 dos sujetos irrumpieron en el hogar de Yanelli, donde vivía con su pequeña hija de dos años. “¡No te hagas pendeja, esto es por lo de érick!”, fue lo que sujetos le dijeron mientras la sometían. Se referían a érik M, participante de la violación tumultuaria que ella sufrió en un taxi colectivo en el municipio de Huauchinango en junio de 2016.
Fue obligada a ver cómo fotografiaban a la niña mientras le decían que si no quitaba la denuncia iban a pasar las fotos a “alguien que sentía gusto por las niñas”. La pequeña fue golpeada más de una vez porque lloraba y fue llevada a la habitación contigua, donde la encerraron.
Los dos sujetos volvieron a donde la desesperada madre, amarrada, suplicaba que no le hicieran daño a la niña. Entonces comenzó la brutal golpiza que le propinaron ambos sujetos. Su cabeza fue estrellada en la pared innumerables veces. En medio de puñetazos y patadas le repetían que la matarían a ella y a su hija si ella seguía en los tribunales sosteniendo el proceso contra érik.
Luego de la agresión física se consumó la sexual. Antes de irse, el sujeto que la violó escribió en su pecho la palabra puta con la punta de su navaja.
Dos horas después, la madre de la joven de 26 años la halló amarrada, con su cabello dentro de su boca, la nariz fracturada y la ropa desgarrada y en medio de la más inimaginable desesperación, pues no escuchaba ruido en la habitación contigua, donde estaba su hija.
La Policía Municipal y ambulancias de la Cruz Roja llegaron al lugar atendiendo la llamada de la madre de Yanelli. El expediente médico de la joven, luego de la agresión levantada por el Hospital General de Huauchinango, detalló una condición de salud delicada: esguince de tercer grado en el cuello, nariz rota, costillas sumidas, encía dental partida.
El médico legista que la atendió en la FGE, Led Delgadillo, pasó por alto las graves lesiones. No solo se negó a reportar los detalles que le fueron narrados por Yanelli, sino que no realizó una revisión completa, y consignó un reporte breve y escueto que fue anexado a la CDI 787/17 Huauchinango Puebla, carpeta de investigación que a la fecha está “extraviada”.
Logra sentencia contra uno de sus agresores
Yanelli logró una de las cuatro sentencias ejecutorias por el delito de violación sexual. Fue mediante un juicio oral celebrado en 2018 que la agresión que sufrió el 8 de junio de 2016 se condenó. El fallo contra érik fue de 10 años por su participación en la violación tumultuaria contra la joven en un taxi colectivo en una colonia de la periferia la ciudad de Huauchinango, en la Sierra Norte.
Cuando salió de la academia de danza donde impartía clases, abordó un taxi colectivo para llegar a su casa; calles adelante dos sujetos subieron al vehículo; cuando el auto avanzó 50 metros los agresores asaltaron al chofer y a Yanelli amenazándolas con armas de fuego y desponjándolas sus pertenencias. Luego ordenaron al taxista que se desviara hacia un atajo que lleva a un terreno baldío donde ambos hombres la violaron. Antes de irse, la amenazaron: “Y te callas puta, o te mueres”; al taxista que había sido golpeado por intentar evitar la agresión, le advirtieron “tú te esperas 20 minutos, o te van a caer las balas si te vemos en el camino”.
A pesar de su miedo Yanelli decidió denunciar; en la Casa de Justicia de Huauchinango los hechos quedaron consignados en el expediente NIC–CDI–92/2016/Huauchinango, pero dadas las carencias, tuvo que viajar a la capital para que en la FGE se realizaran pruebas psicológicas y retratos hablados.
La joven reveló que tanto el Hospital General de Huauchinango como la Casa de Justicia del municipio carecían de insumos para tomar muestras ginecológicas de la agresión sexual.
También acusó que en el Hospital General de Huauchinango fue agredida verbalmente por el responsable de análisis químicos, debido a que se presentó “sin cita” para la toma de muestras.
Reconoce a su agresor
Cuando se cumplió un mes después de la agresión, Yanelli esperaba en la vía pública un transporte colectivo y reconoció a uno de sus abusadores mientras era transportado en una patrulla luego de ser detenido en una gresca en la vía pública. Aterrada y en un acto de arrojo, acudió a la comandancia, donde lo identificó plenamente. “Yo recordaba incluso su nombre, pues cuando me estaba agrediendo, su compañero le decía: ‘Ya érik, ahora me toca a mí”.
En el testimonio de Yanelli, la etapa más álgida del proceso ocurrió luego de la identificación de su agresor y la ampliación de la denuncia; la desencarnizada atención de la FGE empezó a develarse: la psicóloga que le daba atención fue quien la amenazó de “encargarse de castigarla si descubría que ella mentía”.
En este periodo el acoso de cercanos y la familia del agresor –refierió Yaneli– fue brutal, sus datos fueron filtrados a la parte contraria por el propio abogado defensor que le proporcionó la FGE. Las amenazas mediáticas y en sus redes sociales fueron reportadas a la FGE para que se le proporcionaran medidas cautelares, las que fueron implementadas un corto tiempo y luego suspendidas.
Yanelli siguió el proceso a pesar de la segunda agresión, la pérdida de la vista del ojo izquierdo, (consecuencia de los golpes en la región occipital del cerebro propinados por la segunda agresión) y las amenazas que no cesaron hasta el mes de julio de 2018, cuando se celebró el juicio oral, que tuvo una duración de cuatro horas.
A la fecha ha denunciado su caso en foros, escuelas y grupos de mujeres. “Las víctimas de violencia sexual no tenemos que callar, asegurémonos que no se haga con nadie más, debemos hacer que esto pare”, asegura en su mensaje principal.
Impunidad casi absoluta
En los tres últimos años el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SENSP) registró 2 mil 134 casos de violación sexual en Puebla, periodo en el que solo cuatro mujeres lograron una sentencia ejecutoria de su agresor dictada por el Tribunal Superior de Justicia. Es así que el delito mantiene en el estado una impunidad casi absoluta, pues menos de 1 por ciento de los responsables recibieron castigo.
Datos recabados del Consejo de la Judicatura del Poder Judicial del Estado revelan que fueron cuatro mujeres víctimas las que lograron sentencias ejecutoriadas de 2016 a 2018 por el delito de violación sexual. En contraste, el SENSP señala en el instrumento para el Registro, Clasificación y Reporte de Delitos y las Víctimas revelan que en ese periodo se registraron 2 mil 134 denuncias.
En 2016 la FGE inició 537 Carpetas de Investigación (CI) por el delito de violación simple y 112 por violación equiparada. En 2017 fueron 521 CI por violación simple y 147 por violación equiparada; en 2018 las CI alcanzaron la cifra de 546 y 271 por violación equiparada.
Apenas la pasada semana el Observatorio Ciudadano de Derechos Sexuales Reproductivos (Odesyr) ha difundido el aumento de los delitos sexuales, citando el registro del SENSP apunta que en los primeros meses de 2018 hubo 38 casos de abuso sexual, en lo que va de 2019 la cifra se elevó a 93.
Con información y fotografía de Kara Castillo de La Jornada de Oriente
clh
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