La producción de esta fruta atrajo a pandillas y cárteles hiperviolentos que han colgado cadáveres de puentes y han amedrentado a la policía
Pequeños agricultores de aguacate armados con rifles AR-15 hacen turnos para gestionar la seguridad de un puesto de control contra ladrones y extorsionistas de los cárteles de la droga en San Juan Parangaricutiro, en el estado de Michoacán, el corazón de la producción de esta fruta a la que los locales llaman “oro verde”.
Lee AMLO asegura que la gente respalda estrategia de seguridadEl auge de los aguacates de la región, alimentado por el aumento del consumo en Estados Unidos, sacó de la pobreza a zonas del oeste del México en apenas 10 años. Pero el olor del dinero atrajo a pandillas y cárteles hiperviolentos que han colgado cadáveres de puentes y han amedrentado a la policía, y el aumento de la violencia está amenazando esta nueva prosperidad.
La reciente advertencia de Estados Unidos de que podría retirar a los inspectores de los huertos provocó un escalofrío en una industria con exportaciones de 2 mil 400 millones de dólares anuales.
Algunos productores están tomando las armas. En el puesto de control de San Juan Parangaricutiro, los vigilantes están tranquilos pero alerta. Dicen que sus cultivos son algo por lo que merece la pena luchar.
"Si no hubiera aguacate, saldría a buscar trabajo, posiblemente a los Estados Unidos o a otro lado”, señaló uno de los guardas, Pedro de la Guante, cuya pequeña plantación le da más beneficios que cualquier otro cultivo, legal o ilegal.
Luis, otro guarda que pidió que no se utilizase su apellido por temor a represalias, enumeró los problemas que llegaron al pueblo con el boom del aguacate: extorsión, secuestros, cárteles y robo de fruta. Estos son los motivos por los que se movilizan, apuntó.
El Universal
Foto: Archivom
cdch
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