Mario Delgado, coordinador de la bancada morenista en la Cámara de Diputados, se ha equivocado al menos por partida doble
Mario Delgado, coordinador de la bancada morenista en la Cámara de Diputados, se ha equivocado al menos por partida doble. Una al intentar enfrentársele de mal modo y con juego sucio al octogenario Porfirio Muñoz Ledo (sí, mismo en política, hay formas y el experimentado personaje sabe cómo responder a todas). Y, la segunda, diciendo que “su jefe” es el presidente de la República, AMLO, y no el hoy secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard. ¿En serio? ¿Ya de plano anuncia explícitamente que el poder legislativo no es autónomo e independiente del ejecutivo federal?
Lee Advierte López-Gatell sobre rebrotes de Covid en EuropaTodo esto con motivo de la lucha fratricida que, para variar, se traen en el proceso de renovación de la dirigencia de Morena. El líder parlamentario debió hablar con la verdad y decir que sí apoya un proyecto de renovación de Regeneración Nacional que tiene en mente a Marcelo Ebrard como candidato presidencial en el 2024. Total, todo mundo lo sabe; no es secreto. Y así se hubiera ahorrado sembrar aún más desconfianza a la que ya tienen acumulada los integrantes de la 4T y la verdadera izquierda mexicana con respecto a Ebrard y, ahora, Delgado. Simplemente no los aceptan, acéptenlo... Y esto no ayuda.
Pero, bueno, toda esta introducción solo para decir que esperemos que Marcelo Ebrard no vaya también a cometer un error que, además de hacerlo faltar a su responsabilidad, tenga consecuencias directas de corte político para él. Porque una cosa es no defender los intereses de México en el exterior cuando estos tienen que ver con el combate a las drogas, pero otra muy distinta es no hacerlo cuando el asunto es la esterilización forzada de mujeres migrantes mexicanas en los Estados Unidos. Frente a este hecho atroz, el canciller Ebrard simplemente no puede darse el lujo de ir “suavecito”, como describe Joaquín López Dóriga (Milenio) la línea de la estrategia de SRE para con los estadounidenses en relación a que nuestro país, que es el principal introductor de fentanilo a territorio de los EEUU.
Al norte de Florida, en el estado de Georgia, crecen las denuncias de mujeres migrantes por esterilización forzada. En el Centro de Detención del condado de Irwin hay 17 mujeres quienes piensan o saben que fueron esterilizadas al sufrir presuntas histerectomías en contra de su voluntad. No es la primera vez que Estados Unidos ha esterilizado a migrantes. Tan es así, que el mismo Bill Clinton tuvo que pedir perdón en 1997 por tan nefasta actuación de su gobierno.
Pero ese no es el único centro acusado actualmente de esterilizar a mujeres, ya sea en contra de su voluntad o, peor aún, sin siquiera su conocimiento. Algunas de las mujeres quienes han sufrido el ultraje son mexicanas y se ha informado que la Secretaría de Relaciones Exteriores ya mandó una nota diplomática solicitando mayor información. Bien, hasta ahí.
Sin lugar a dudas era necesaria dicha misiva, pero se esperaría una petición que al menos hubiera resonado en la prensa estadounidense o, mejor, en el Congreso de los Estados Unidos. Nada de eso hay, pues la carta no fue suficientemente enérgica.
Hay algunos congresistas de nuestro vecino país del norte que están investigando de manera aislada lo que sucede en los centros de detención, entre otras cosas solicitando información a ICE, además de apoyar a la comunidad latina para preguntar por sus connacionales. Pero falta ahora que el gobierno de la 4T, autoproclamado como protector de los derechos humanos, lo demuestre en los hechos. La nota diplomática es un inicio, pero el gobierno de México debe presionar para obtener más información y, de comprobarse las sospechas, consecuencias.
Desafortunadamente las expectativas no son halagüeñas. La poca atención del gobierno mexicano a la violación a los DH que significa la esterilización de las migrantes en los Estados Unidos subraya dos situaciones que empiezan a ser recurrentes en el actual sexenio: (1) La degradación continua del tema de las mujeres. Reitera la poca valía que tenemos para la 4T; ya sea desestimar las llamadas por violencia familiar, desaparecer las guarderías o minimizar los 10 asesinatos de mujeres al día solo por el hecho de serlo. (2) La constante genuflexión presentada ante Donald Trump; como si se le temiera y tal vez así sea.
Porque en algún momento cambió el candidato aguerrido de Morena en su relación con Trump. Desde callar ante la construcción del muro fronterizo y a la vez convertirnos en un muro conformado por la Guardia Nacional —la cual no permite el paso de los migrantes, sean mexicanos o latinoamericanos—, hasta minimizar la ácida crítica del mandatario estadounidense al señalar que México tiene mínimos aseguramientos de drogas en este sexenio (lo cual es cierto), además de ser el principal introductor del fentanilo, la droga más letal que se conoce en el mercado.
En todas las ocasiones la línea que se ha seguido de este lado de la frontera es evitar confrontarse con Trump. En ninguna de las ocasiones antes mencionadas nuestro gobierno ha puesto un alto, ni presentado una interrogante a las decisiones de la amenaza naranja. ¿Se puede esperar, entonces, algún tipo de apoyo a las mujeres migrantes?
Si el secretario de Relaciones Exteriores quiere seguir coqueteando con la idea de contender en el 2024 por la presidencia de la República, debe convencer a su jefe —ese sí— para hacer algo enérgico en la materia y obtener resultados no estériles a la de ya. Ojalá que, si interceder en contra de este abominable atropello no es suficiente aliciente para actuar, tener que despedirse de “la grande” lo sea. De las acciones de la 4T para hacer frente a esta tragedia internacional —la violación de los derechos de las mujeres mexicanas y el ultraje de sus cuerpos— la sociedad sí tomará nota.
Columna de Verónica Malo Guzmán
SDPnoticias
Foto: Archivoe
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