El deporte que los presidentes practican cuando andan aburridos. Y que a los demás nos entretiene en sábados de flojera
El deporte que los presidentes practican cuando andan aburridos. Y que a los demás nos entretiene en sábados de flojera
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La verdad sea dicha, si solo destapó candidato o candidata no tiene importancia lo que hace unos días hizo Andrés Manuel.
El destape únicamente tiene sentido si verdaderamente llega a la presidencia de México el destapado o la destapada. Porque si se destapa al perdedor o a la perdedora, ¿cuál es el chiste?
Hace tiempo que los destapes presidenciales no funcionan.
El destape de Salinas, la división del PRI y el fraude electoral
El último destape que prosperó —y a medias— fue el que hizo Miguel de la Madrid a favor de Carlos Salinas de Gortari.
Como el método ya estaba agotado al finalizar los ochenta del siglo pasado, el sistema priista se dividió con ese destape. Ahí nació el movimiento nacionalista y un tanto de izquierda que hoy gobierna a México.
Por la división —Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo no aceptaron el destape de Salinas que hizo De la Madrid—, el PRI tuvo que recurrir a un enorme fraude electoral; por cierto, ejecutado por el hoy prócer de la democracia y de la electricidad nacional o neonacionalizada don Manuel Bartlett.
El destape de Colosio y el magnicidio en tiempo del PRI de Salinas
Consciente de que el destape había perdido eficacia, Carlos Salinas no destapó a cualquiera, sino a su más carismático y talentoso colaborador, Luis Donaldo Colosio. En este caso, el propio sistema priista frustró la candidatura del sonorense por la vía del magnicidio. Ocurrió de esa manera, sin duda porque Salinas, envenenado por la locura que ataca a los presidentes al final de su gobiernos, se obsesionó con la idea de que todo podía hacerlo, hasta cambiar de candidato. Como cómplice involuntario de esa tragedia pasó el resto de su vida Manuel Camacho, siempre con la asesoría de Marcelo Ebrard; no ha bastado, para perdonarles sus graves pecados salinistas, la participación de ellos desde hace años en el proyecto de Andrés Manuel López Obrador.
Los recientes destape, fracasados todos
A partir de ahí, ningún destape ha generado presidentes o presidentas.
Ernesto Zedillo destapó a Francisco Labastida y este perdió por goleada frente a Vicente Fox.
En su oportunidad, Fox quiso destapar a Santiago Creel, pero Felipe Calderón les arrebató la candidatura presidencial panista, solo para perder las elecciones de 2006 frente a Andrés Manuel López Obrador —las cosas como son: si el esposo de Margarita Zavala llegó a la presidencia se debió al fraude electoral, en el que participaron todos los poderosos que hoy juegan, al mismo tiempo, a apoyar y a enfrentar a AMLO: los grandes empresarios, los más importantes medios de comunicación, Elba Esther Gordillo, no pocos gobernadores, el propio Vicente Fox, el PAN y el PRI.
Felipe Calderón, en su turno al bat, quiso destapar a su secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, pero en el PAN les ganó la batalla la señora Josefina Vázquez Mota, quien realizó la peor campaña en 2012 y terminó en tercer lugar, detrás de Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador. Hay que precisar que la culpa del fracaso de Vázquez Mota la tuvo ella misma, pero tampoco era mucho lo que podía hacer al representar a un gobierno tan malo como el de Calderón.
Durante muchos momentos de su sexenio Peña Nieto practicó el deporte del tapadismo con olímpica felicidad: cada vez que estaba aburrido mandaba señales a favor o en contra de Miguel Ángel Osorio Chong, Luis Videgaray, Aurelio Nuño, José Antonio Meade o José Narro Robles. Cuando entendió que el resultado para su partido, el PRI, iba a ser el mismo con cualquier destapado, intensificó la práctica del deporte político nacional por excelencia y terminó por hartarse, tanto que dejó el destape en manos de Videgaray, quien le quitó la capucha a Meade. Este economista de primer nivel obtuvo la más baja votación presidencial en la historia del priismo, pero aun así, seguramente les habría ido peor a Osorio Chong y a Nuño.
Andrés se aburre y juega al tapado
Hoy el que está aburrido y empieza a entretenerse con la práctica del tapadismo es el presidente López Obrador. Dijo hace unos días en la mañanera:
√ “Yo estoy satisfecho porque ya hay relevo generacional”.
√ “Estoy muy contento, muy contento porque hay relevo, porque es de la generación que sigue. No sé si me explico”.
√ “O sea, yo tengo 67, de 50 para arriba, incluso hay mujeres y hombres”.
√ “Pero, la verdad, sí hay relevo de este lado”.
¿A quién favoreció el primer destape de AMLO?
Según El Universal, al secretario de Relaciones Exteriores, ya que Andrés Manuel mientras hablaba de su relevo “con el pulgar de su mano izquierda señaló el lugar en donde se encontraba sentado Marcelo Ebrard”. Y el canciller, se supone, sonrió satisfecho. Ah, bendita ingenuidad de los políticos más experimentados.
Para otros analistas, como Joaquín López-Dóriga, de Milenio, el presidente López Obrador más bien pensaba en dos políticos y una política “de 50 a 60 años. La más joven es Claudia Sheinbaum, con 58. Ricardo Monreal, 60, y Marcelo Ebrard, 61”.
Reforma coincide con López-Dóriga: suenan para relevar a AMLO la jefa de gobierno Sheinbaum, el senador Monreal y el canciller Ebrard.
Pero Reforma añadió una categoría de estudio, la de quienes sueñan con llegar a la presidencia de México apoyados por López Obrador: las secretarias Irma Eréndira Sandoval y Tatiana Clouthier y el diputado Gerardo Fernández Noroña.
Gatell, de estrella a estrellado, por frívolo
Por cierto, no vi mencionado en ninguna parte a quien hasta hace unos meses parecía el más firme contendiente por la candidatura presidencial de Morena, Hugo López-Gatell, rockstar de la epidemiología. Esto significa que si en política nadie paga por cometer grandes errores, todo tiene límites, es decir, no hay quien tenga tanta suerte como para no sufrir las consecuencias de metidas de pata más que grandes, absolutamente gigantescas, como las del doctor Gatell, quien se vio irresponsable en extremo en su última puntada (o putada, “acción malintencionada”, según los diccionarios), la de salir a la calle sabiéndose, como experto que es, todavía con una alta carga viral en su cuerpo y, por lo tanto, con capacidad para contagiar, tal como él mismo lo admitió.
¿A quién va a destapar Andrés Manuel?
No tengo la menor idea. Puedo especular, desde luego. El tapadismo es un buen juego para aligerar el típico aburrimiento de los sábados, que sin futbol ni ciclismo y ya con todas las series de Netflix vistas a medias —no se me da terminarlas— necesita de remedios para no morirse uno de ataques agudos de bostezos. La especulación política siempre es un buen entretenimiento.
Monreal
El destapado no será Ricardo Monreal. Es hábil y ha sido eficiente en todos los trabajos que AMLO le ha encargado, pero me parece que Andrés Manuel no lo ve suficientemente leal. Entiendo al presidente de México: yo tampoco confiaría en la lealtad de Monreal. Me cae bien este hombre, y hasta ahí. Supongo que yo igualmente le caigo bien y que, desde luego, Ricardo no me percibe para nada confiable. Pero no es relevante lo que yo opine de Ricardo ni lo que este opine de mí. La que cuenta es la opinión de López Obrador sobre el senador Monreal. No la conozco, pero la adivino: AMLO respeta a Monreal y reconoce sus méritos políticos, pero difícilmente le confiaría su cartera. Como a Ricardo Anaya, en efecto.
Ebrard
Marcelo Ebrard será el candidato de Morena si, y solo si:
i.- terminan de aceptarlo los grupos de izquierda más idealistas y menos grillos que tienen una enorme influencia en el partido en el poder, aunque no ocupen posiciones del mayor nivel en el gobierno de la 4T;
ii.- decidiera Andrés Manuel alejar a los grandes empresarios nacionales y extranjeros de los proyectos políticos de la oposición; entre todos los colaboradores de AMLO, el más confiable para los capitalistas más importantes de México y de otras partes del mundo, es el canciller, a quien nadie ve como un político de izquierda: todos piensan de él que es un político pragmático que haría los pactos necesarios para evitarse problemas en las elecciones de 2024. Marcelo Ebrard garantiza dejar a la oposición sin su principal aliado, el poder económico, pero Andrés Manuel debe estar consciente de que esa ventaja sin duda apreciable, no le asegura a la 4T continuidad ideológica; es decir, Marcelo, si lo considerara conveniente, podría volver sin ninguna dificultad a las reformas estructurales neoliberales, algo que personalmente no me desagradaría, sobre todo en el tema energético. Ni modo, soy un conservador partidario de AMLO por su honestidad, pero no de todos sus proyectos: en particular rechazo los que no entiendo, como la nueva ley eléctrica.
Sheinbaum
AMLO destapará a Shienbaum si el presidente de México si, y solo si:
i.- busca la mayor continuidad posible en su proyecto de gobierno, ya que ella desde siempre ha coincidido con las tesis de políticas públicas que más defiende AMLO, y quizá inclusive ha ayudado a estructurarlas;
ii.- decide no dar espalda a los militantes de Morena más auténticamente de izquierda;
iii.- confía en que la jefa de gobierno realice el trabajo requerido para tener de su lado al gran capital, que de momento no la rechaza, pero tampoco la ve como aliada, y
iv.- llega a la conclusión de que la candidatura de Claudia es no una, sino la única posibilidad que tendrá para quitarse la imagen, justificada o no, de antifeminista que le ha generado el movimiento de las mujeres bien aprovechado, propagandísticamente hablando, por grupos de oposición a la 4T.
¿Podría haber sorpresas? Tatiana
No sé si sueñen con la candidatura presidencial de Morena las secretarias Irma Eréndira Sandoval y Tatiana Clouthier; me consta que eso es algo que sí entusiasma al diputado Gerardo Fernández Noroña, pero este no crecerá si no cambia su estilo, en mi opinión excesivamente pugilístico. Un hombre tan inteligente debería comprender el valor de la ponderación.
Tampoco pienso que pueda crecer Irma Eréndira. Le estorba, y mucho, el señor John Ackermann, su esposo, otra persona inteligente que no sabe ser prudente.
La que sí podría crecer, y bastante, es la señora Clouthier, cuya popularidad ya es enorme y podría aprovechar las complejidades de la relación con Estados Unidos en lo que respecta al tratado de libre comercio con ese país y Canadá.
¿Podría haber sorpresas? Nieto
No descartaría que llegara de última hora a la carrera presidencial el titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, Santiago Nieto, quien sin dejar de denunciar lo denunciable ha aprendido, a diferencia de Noroña y Ackermann, que en política la prudencia es importante, y esto le ha valido para hacerse de una personalidad ya muy relevante en la 4T.
¿Podría haber sorpresas? Olga
Olga Sánchez Cordero ha resistido todos los ataques que ha recibido, muchos de ellos misóginos, y lució presidencial cuando sustituyó a AMLO en las mañaneras. En su primer ensayo de tapadismo, el presidente López Obrador no la incluyó, ya que solo habló de gente más joven que él. Pero si se diera cuenta de que no están los tiempos para discriminar a la personas de más edad, podría incluirla. La secretaria de Gobernación está en perfecta forma física y, en caso de que las cosas se le dieran adecuadamente, llegaría a la candidatura presidencial a la misma edad, e inclusive un año más joven, que Joe Biden cuando retó al canalla Donald Trump.
¿Podría haber sorpresas? Esteban
Esteban Moctezuma, sí. Washington tendrá, en los cuatro años que quedan del gobierno de López Obrador, una importancia enorme para la política interna en México. Un político tan experimentado debe ya haber negociado con el presidente de México que hará el mínimo caso, y solo por cubrir las formas, al canciller Ebrard y al responsable de las políticas para América del Norte de la Secretaría de Relaciones Exteriores, Roberto Velasco. Estos dos funcionarios de la cancillería, imprudentes, sabotearon el trabajo de la exembajadora Martha Bárcena, quien dejó la representación de México en aquel país con el mayor reconocimiento. Advertido de lo anterior, Moctezuma no permitirá que le pase lo mismo. En la medida en que consiga independencia para cumplir con sus tareas con criterio propio, crecerá. ¿Un embajador candidato presidencial? Esta pregunta se responde con otra pregunta: ¿por qué no?
Columna de Federico Arreola en SDP Noticias
Fotografía SDP Noticias
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