Si la estrategia de López Obrador de ‘abrazos no balazos’ continúa, la milicia estadounidense podría intervenir para desarticular a los cárteles mexicanos
MÉXICO SE CONVIRTIÓ ya en el principal problema para la seguridad interna de Estados Unidos. Desde hace meses nuestros vecinos hicieron a un lado la diplomacia para dar paso a los generales de cuatro estrellas.
Lee NASA y SpaceX alistan viaje a Europa, luna de JúpiterDesde que el jefe del Comando Norte, Glen VanHerck, dijo en marzo pasado que alrededor de 35 por ciento de México era controlado por narcos, el Pentágono estrechó más el trabajo de inteligencia. Pero no con cualquier sector de la milicia.
Los militares estadounidenses no confían en sus colegas de la Secretaría de la Defensa Nacional, que capitanea Luis Cresencio Sandoval. Como en el gobierno de Enrique Peña Nieto, les inspiran más seguridad los marinos.
En particular hay uno por el que están apostando. Se trata del almirante José Luis Vergara Ibarra. En el sexenio pasado fue del grupo compacto del entonces secretario de Marina, Vidal Soberón, a quien en Washington respetan mucho.
Hace una semana Vergara asumió el control de la Fuerza Naval del Pacífico, cuya sede es el puerto de Manzanillo. Su encomienda, fuertemente empujada por el Pentágono, no es cosa menor: va cuidar todo el eje naval que va de Colima hasta Sonora.
Precisamente el corredor por donde entra el 80 por ciento del fentanilo, el principal precursor en la producción de las drogas sintéticas que hoy inundan las ciudades de la Unión Americana, de ahí la posición que ganaron con Vergara.
De hecho, este almirante llegó a ser el candidato de Estados Unidos para dirigir el Centro Nacional de Inteligencia, antes CISEN (Centro de Investigación y Seguridad Nacional), posición que al final se la quedó el general Audomaro Martínez.
Pero el arribo del almirante Vergara a Manzanillo no va ser suficiente si el gobierno de la 4T no asume su responsabilidad de contener el avance de los cárteles de la droga.
Los mensajes de Glen VanHerck, primero; luego el del jefe de la CIA, William J. Burns, y finalmente el de la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, llegan al mismo destino: o el gobierno mexicano hace algo, o Estados Unidos tomará la iniciativa.
Y el manotazo frente a la innacción y máxima del presidente Andrés Manuel López Obrador, de “abrazos no balazos”, puede ser la declaratoria de catalogar a los cárteles de la droga mexicanos como organizaciones terroristas extranjeras.
Si el presidente Joe Biden da ese paso, la milicia estadounidense podrá intervenir para desarticular a esos cárteles que hoy controlan un tercio del país y que amenazan la seguridad interna de nuestro principal socio comercial.
¿Eso quieren en Palacio Nacional?
EL ABANDONO DE la diplomacia también escaló esta semana en el ámbito comercial. Otra vez a la secretaria de Economía, Tatiana Clouthier, llegó a Washington en una posición incómoda, con reclamos de legisladores e inversionistas sobre incumplimientos de México. No se terminaba de bajar del avión cuando un grupo de congresistas publicó una carta al presidente Joe Biden, en la que pedían que en su próxima interlocución con Andrés Manuel López Obrador le hiciera ver que su política energética atenta contra las inversiones de empresas estadounidenses y viola el espíritu del Tratado de Libre Comercio. Además, Clouthier tuvo que escuchar quejas de la representante Comercial, Katherine Tai, y de la secretaria de Comercio, Gina Raimondo, sobre exportaciones de papa a México, autorización de productos biotecnológicos, democracia sindical y el más ríspido: discrepancias en la interpretación de la regla de origen de la industria automotriz.
Y MIENTRAS A la secretaria Clouthier le arrimaban el caballo en Washington, en la Ciudad de México los genios de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, que encabeza Jorge Arganis, culpaban a la Agencia Federal de Aviación (FAA) del desorden que hay en Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano (SENEAM) y que provocó desde el miércoles que unos 180 vuelos se retrasaran en sus itinerarios. El director del SENEAM, Víctor Manuel Hernández, le endosó toda la responsabilidad a un proveedor de internet de la red de la FAA, pero nunca reconoció la gravedad de que su organismo no tuviera un respaldo de los planes de vuelo, lo que imposibilitó los despegues. Si los de la 4T pretendían recuperar para octubre la Categoría de seguridad aérea que la misma FAA nos degradó, mejor que se vayan sentando.
EL JUEVES EL flamante secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, tuvo audiencia en Palacio Nacional con Andrés Manuel López Obrador. Hablaron de la importancia de que se concrete su ratificación, cosa que deberá suceder hasta finales de la próxima semana, cuando se convoque a periodo extraordinario. Y es que el economista por la UNAM y doctorado por la Universidad de Cambridge quiere empezar a hacer cambios. Tres son estratégicos para él: la Comisión Nacional Bancaria y de Valores que preside Juan Pablo Graff, Nafinsa-Bancomext que dirige Juan Pablo de Botton y la subsecretaría del ramo que comanda Gabriel Yorio. Un gran problema al que se va enfrentar Ramírez de la O es el bajo nivel de los sueldos que va tener que ofrecer.
EN MONTERREY SUENA que Samuel Peña, el actual vicepresidente de Hisense, podría ser el secretario de Economía y Trabajo en el gobierno de Samuel García. Según dicen en la Sultana del Norte cuenta con el apoyo del Grupo de los 10 que lidera José Antonio Fernández Carbajal, el mandamás de FEMSA. Peña es reconocido promotor de Nuevo León en el extranjero, particularmente en Asia. Fue un jugador clave para atraer al estado a la armadora automotriz Kia.
Columna de Darío Celis
El Financiero
Foto Archivoe
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