El pleito entre la jefaza Sheinbaum y el rockstar López-Gatell. Si el subsecretario de Salud falla en el regreso a clases, tendremos un contrincante menos
Si fuese lucha libre, se podría decir: “¿máscara contra cabellera?”. Pero como “solo” se trata de personajes de la 4T, de estrategia política, de la herencia lopezobradorista, podemos darnos el lujo de llamarle así: organigrama contra carita.
Lee Delfina se burla. AMLO, investigar quién mintió con las cifras de vacunasUna mañanera donde el presidente, para poner ¿orden?, dice que el semáforo de la Ciudad de México lo establece la gobernanta de la capital y no el encargado de la salud nacional. Aunque eso no significa que lo quite. Tampoco que este sirva de algo o que no prevalezcan las decisiones del segundo.
En fin. No es la primera vez, desde que empezó la pandemia, que en diferentes momentos estos dos representantes de nuestra política nacional se han enfrentado (se sabe que muchas veces Claudia Sheinbaum ha dispuesto medidas de cuidado algo más coherentes —un poco nada más— que las de Hugo López-Gatell).
De forma paulatina, lo que se consideraba un secreto, lo que quería pasar desapercibido, se ha vuelto más que público. Una pugna, una división y un desencuentro que ya no puede ser ocultado. Un enfrentamiento que está volviendo inoperante (como si hicieran falta motivos) muchas cosas. Entre ellas la funcionalidad del gobierno como un todo, y no únicamente la de la CDMX. Pero también la viabilidad nacional y, como ya dije, el pase a la historia de López Obrador.
Mas, lo que es absolutamente increíble —escandaloso— es que el tabasqueño haya lanzado una apuesta que se basa fundamentalmente en el pleito entre la jefaza Sheinbaum y el rockstar López-Gatell. Me refiero a que AMLO deberá tomar una decisión muy pronto sobre a quién permitir continuar en la contienda de cara al 2024 y por lo pronto ha optado por darle una última oportunidad a Gatell. ¡Pero a qué costo!
Veamos: no queda claro si esta última jugada por parte de la Secretaría de Salud (esto es, el regreso a clases presenciales este 30 de agosto) sea un ‘pase a gol’ para el zar anticovid o todo lo contrario.
Y es que seamos claros: quien en realidad está coordinando el regreso a clases presenciales es López-Gatell, no la ausente maestra Delfina Gómez. Y ciertamente hay voces en disenso, voces en contra y otras que no están tan convencidas de esa decisión (como muchos que no tenemos claro qué sucederá con este regreso) ; y una de ellas es la de Claudia Sheinbaum, aunque no lo diga públicamente para no contradecir al presidente.
Es terrorífico porque esta última oportunidad que AMLO le brinda a López-Gatell para mostrar su valía, pone en riesgo a los menores de edad, desde párvulos hasta universitarios. A todos los estudiantes; a todos los profesores; a buena parte de los adultos que no se han vacunado aún.
Es aterrador, pues López-Gatell no la tiene fácil. Es un asunto complicado para tratar de sacarlo adelante de forma exitosa y máxime cuando ha demostrado en todas las etapas previas de la pandemia su nulidad, su ineficiencia como servidor público, su charlatanería, su soberbia y ante todo, su indiferencia ante los contagiados y los muertos.
Delfina Gómez, quien debería llevar la batuta en este regreso presencial a clases, ha hecho evidente que ella no dicta la estrategia. ¿Dónde ha estado Delfina Gómez? ¿Alguien escuchó su intervención de ayer en el Salón de la Tesorería? Más de una año para preparar una estrategia de retorno a las aulas y lo que presentó —de manera muy deficiente además— fue un decálogo de buenas intenciones, todas ellas en las que se le endilga a los padres de familia la responsabilidad de su cumplimiento y de lo que suceda después.
Pero vayamos más allá. Lo espeluznante es que, a partir de lo que resulte del regreso a clases, el ejecutivo decidirá si continuar sosteniendo a López-Gatell, mediando entre estas dos —y otras— figuras en pugna u optará definitivamente por sacar al epidemiólogo del gabinete y de la jugada.
Trágicamente, la estafa de permitir que López-Gatell encabece el regreso a clases puede tener un impacto que continúe el alto número de contagios y de muertos. La oportunidad dada al mortal doctor resultaría demasiado onerosa en términos de vidas. Y aun así de costosa, no menos cierta.
Imaginemos si esto sale mal. Si la vuelta a clases es un fracaso, el costo no será en términos monetarios. Será el costo más alto y el peor de nuestra vida.
Digámoslo como es: la estrategia es que no hay estrategia. La decisión está basada en un mecanismo de prueba y error. Se trata de una apuesta política para darle aire a la herencia lopezobradorista. Ese es el objetivo, no otro.
No importa lo peligrosa o arriesgada de la resolución.
No importa para la 4T, como no le han importado los contagiados, la escasez de medicamentos, los muertos o el personal de salud sin protección alguna. Para ellos, solo es relevante poder continuar con un esquema de gobierno.
Porque, aunque en México “el Covid no es tan fuerte contra los niños”, los números que se tienen del exterior demuestran lo contrario. Nos están avisando.
Habría que darse una vuelta por lo sucede en nuestro vecino Estados Unidos, con el regreso a clases de hace dos semanas. Es de terror el número de niños hospitalizados y contagiados. Y la 4T, empezando por su zar anti covid, dirá lo que guste, pero la variante Delta sí ha resultado mortal en los menores de edad. Y a la fecha poco o nada sabemos de las secuelas que deja el virus en el sistema.
Los infantes de doce años y menos que no se han vacunado llegan a los nosocomios, mientras que quienes ya cuentan con la vacuna, no están hospitalizados. ¿Quién le demostró lo contrario a López-Gatell? ¿En qué evidencia basa su decisión, compartida por el presidente AMLO, de no vacunar a menores de edad?
Desgraciadamente el resultado de un regreso a clases lo podemos barruntar y no es halagador.
En esta guerra permitida y soterrada, donde a pesar de las diferencias entre el gobierno federal y el de la CdMx por los semáforos, Andrés Manuel insiste que no hay problema, tampoco la deja decidir a ella, al permitirle a López-Gatell el beneficio de la duda y con ello pone en lisa la vida de millones de pequeños.
Y, ¿qué gana AMLO con todo esto? No se olvide que la carta de AMLO es AMLO, para él funcionará lo que a él le garantice que Morena gane, le dé los votos y continúe sumando a su popularidad.
Y sabemos también que su carta principal es Claudia Sheinbaum, aunque tiene amplia baraja, pues nada está grabado en piedra. Si Gatell falla en el regreso a clases, tendremos un contrincante menos. Ese el juego de AMLO; uno que se da por descarte.
La pugna entre una y otro continúa. El juego es político, organigrama versus carita, pero el resultado lo pagaremos todos.
Columna de Verónica Malo Guzmán
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