En ese mismo periodo, menos de la mitad de las horas perdidas en la población mayor a 25 años se atribuyó a la pérdida de empleo.
En promedio, los mexicanos laboran 2,124 horas al año, esta proporción es de 1,687 entre los países de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE).
Lee Los diálogos de paz entre Venezuela y los sectores extremistas de derecha“En México se trabaja, de manera muy notable, más horas que el promedio de los países de la OCDE y, al mismo tiempo, la productividad durante esas horas de trabajo no es igual de alta.
Parece que hay un bono cultural que reconoce o da mayor valor al trabajo de las personas por el número de horas que destina al trabajo más allá del valor que generan durante ese tiempo”, apuntó en entrevista Roberto Martínez, director del Centro de la OCDE en México.
La pandemia provocó que en México el número de horas trabajadas se redujera 38% entre enero y abril de 2020.
Pese a la reducción de horas trabajadas, un fenómeno observado en todo el mundo, nuestro país destaca entre las naciones donde la fuerza laboral destina más tiempo a las actividades productivas.
El representante de la OCDE en nuestro país indicó que en el segundo trimestre de 2020 el 85% de la caída en las horas trabajadas entre las personas de 15 a 24 años estuvo vinculada al desempleo. En ese mismo periodo, menos de la mitad de las horas perdidas en la población mayor a 25 años se atribuyó a la pérdida de empleo.
Entre los países de la OCDE, México tuvo una de las mayores caídas del empleo a inicios de la pandemia, 2.4 veces mayor que el promedio. La ocupación y la ausencia de una red de protección provocaron una pérdida de 11% en el ingreso de los hogares.
Por otra parte, la tasa de desempleo, pese a las disminuciones que se han observado, se mantiene en 4.2%, lejano al 3.6% reportado previo a la emergencia sanitaria. La organización estima que en el último trimestre de 2022, este indicador estará todavía 0.5 puntos porcentuales por arriba de su nivel prepandemia.
“Hay riesgos de que queden cicatrices. Entre más lenta sea la reactivación del empleo y entre menos se logre la conversión de la fuerza laboral en habilidades, competencias y destrezas, se puede perjudicar más a la población juvenil que en estos momentos se encuentra en su mejor época en la vida productiva cayendo en el desempleo, subempleo, precariedad e informalidad”, afirmó.
Roberto Martínez concluyó que nuestro país necesita incrementar la inversión en los servicios públicos de empleo y estrategias de desarrollo de nuevas habilidades para los trabajadores.
fotografía: político
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