La 4T no tiene sentido, ni resultados ni carácter. Dejémosle de llamar así
La autoproclamada cuarta transformación es eso: una narrativa política que busca erigirse como una revolución pacífica que pretendió convertirse en un movimiento de envergadura comparable a la guerra de independencia, las reformas liberales del siglo XIX y la Revolución mexicana iniciada en 1910. AMLO, desde el inicio, prometió que su movimiento traería consecuencias cuan trascendentales como los sucesos históricos de otros tiempos.
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Esas dos palabras, acuñadas únicamente por los correligionarios de AMLO y Morena, y ajenas a cualquier juicio histórico imparcial, carecen de valor y contenido.
La evidencia lo demuestra por sí misma. No ha existido una reforma social, pues el número de pobres ha aumentado, en consecuencia de una mal planeada política social, la universalización de la pensión de adultos mayores (la cual debió estar dirigida exclusivamente a los pobres de acuerdo con los padrones de los gobiernos anteriores) las escasamente efectivas transferencias en efectivo, la desaparición del Seguro Popular y en resumen, a la incapacidad de AMLO de cumplir con su principal promesa de campaña.
Luego, AMLO ha fracasado estrepitosamente en su combate contra la inseguridad. El crimen organizado continúa carcomiendo todas las estructuras del Estado. La reciente amenaza contra la periodista Azucena Uresti confirma la impunidad con la que los cárteles andan a diestra y siniestra.
¡Y ni hablar del combate contra la corrupción! al momento que de acuerdo con Mexicanos contra la Corrupción, más del 80% de los contratos otorgados por el gobierno federal se han adjudicado sin licitación pública.
En suma, ese apelativo de 4T responde exclusivamente a una narrativa política que busca esconder los fracasos del gobierno de AMLO mediante simulaciones y distracciones tales como la rifa del avión, la consulta sobre juicio a expresidentes y la puesta en escena de un templo prehispánico en el Zócalo de Ciudad de México. Y también está, desde luego -y quizá el elemento más importante- las célebres mañaneras del presidente, en las que AMLO busca perpetuar un mensaje que carece de contenido y que se sustenta exclusivamente en la exaltación de la personalidad del jefe del Estado.
La 4T no tiene sentido, ni resultados ni carácter. Dejémosle de llamar así, pues al hacerlo, no contribuimos más que a perpetuar la ilusión de que AMLO es el salvador de Mexico. El mesías tropical, tal y como fue llamado por Enrique Krauze, jamás existió, y ahora es, más que nunca, el mesías inexistente.
Columna de José Miguel Calderón
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