Para efectos políticos y de percepción “popular”, la propuesta de contrarreforma eléctrica es indiscutible y quienes la desaprueben serán tildados de “salinistas” frente a los “cardenistas y lopezmateístas” que la palomeen.
Lee Un PRI partidoFuera de lo debatibles que son esas polvorientas etiquetas (Cárdenas también impidió la sindicalización en los bancos; López Mateos reprimió el movimiento ferrocarrilero y su Ejército asesinó al agrarista Jaramillo y su familia, y el ex innombrable Salinas —entre sus aciertos: la ciudadanización de las elecciones, las relaciones con las iglesias, la creación de la CNDH— firmó el acuerdo con Estados Unidos y Canadá que, en su versión T-MEC, la 4T no deja de celebrar), la disyuntiva planteada por López Obrador es tramposa porque el México de los años 30 era distinto al de los 60 y en 2021 son apenas lejana referencia.
Lo que diputados y senadores están obligados a hacer es votar con base en el conocimiento científico laboral, ecológico, industrial, empresarial, económico y social del tema, y no con base en vulnerables prejuicios ideológicos o partidistas.
Sin embargo, se perfila una vileza: pese a que lo sensato sería que Alejandro Moreno, dirigente de lo que queda del PRI, alentara la discusión entre sus diputados y senadores, y a pesar de que había dicho que su partido “no tiene prisa” en fijar una posición, comete la imprudencia de precipitarse al informar que su bancada en San Lázaro votará “sin línea”… ¡pero “en bloque”!
Y sueña que lo que se anticipa como traición al PAN y el PRD no romperá la alianza opositora electoral y legislativa.
¿Ignora que el coordinador de la bancada panista en San Lázaro, Jorge Romero, le advirtió el día anterior que si los priistas aprueban la iniciativa de ley se disolverá esa coalición “porque una alianza se mantiene con hechos, no con dichos…?”.
Además de la felonía política que deja entrever, Alito El Suicida exhibe su cuestionable y contradictorio liderazgo al definir de manera implícita a sus diputados como incapaces de pensar por sí mismos, alardeando de que “en el consenso vamos a participar todos en la votación y vamos a ir como un bloque monolítico a la decisión”, y presume lo que apesta a entreguismo: “No tengan duda. Si creen que el gobierno puede dividir la bancada en un sentido o en otro, eso no va a ocurrir, los priistas estamos sólidos…”.
Sí, pues, tan sólidos como una gelatina.
Parecía no tener sentido descalificarlo a él o a su tocayo Murat que gobierna Oaxaca por evitar decir con franqueza si apoyarán la regresiva iniciativa.
Sin información consistente y sin discusión, lo que a costa de sus mal “representados” electores están haciendo los opositores genuinos a la 4T, los opositores patito (como Alejandro Moreno), los morenistas y morenianos, es hacer el caldo gordo a lo mejor pero censurable que viene haciendo el presidente López Obrador: poner en blanco y negro lo que sea para atizar la creciente división entre los mexicanos.
Columna El Asalto a la Razón de Carlos Marín en Milenio
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