La intención de AMLO en estas elecciones por venir, es anular a sus propios partidos aliados para fortalecer a Morena en beneficio de su poder absolutista
Una de las formas más claras de ver el fracaso de la 4T, de Morena y del compañero presidente Andrés Manuel López Obrador es a través del comportamiento de la oposición.
Lee ¿Injerencia en la UNAM?Si bien la oposición ha perdido la brújula y se encuentra sin rumbo, dividida, confundida, sin sentido y dando palos de ciego, no han perdido el olfato oportunista y carroñero.
Las justas razones
Así llegó AMLO a la presidencia de la República, por ese olfato oportunista, explotando los yerros de los que gobernaban y aliándose con partidos políticos y con políticos que viven de la carroña.
De manera ingenua, AMLO pensó que tener una oposición dividida, sin principios y perdida frente a la agenda nacional, serviría no sólo para someterlos, sino para crear una alianza favorable para consolidar su poder absoluto.
Con una aceptación arriba del 60%, AMLO creyó que podría “echar toda la carne al asador” con el tema de la Reforma de la Industria Eléctrica y que lograría pasarla sin mayores problemas. Lo que nunca consideró, fue que su iniciativa representa lo único que le genera la pérdida del apoyo incondicional de los carroñeros.
Los criterios por los que la oposición se manifestó en contra de la reforma eléctrica, aparte de las graves implicaciones que conlleva en lo económico, político y de dependencia del exterior, el verdadero argumento de la oposición para desprenderse de AMLO y retirarle su respaldo, es el no darle un cheque en blanco que significaría concederle un poder tal, que los llevaría a su desaparición de la escena política, los condenaría a vivir como las hienas de la película de Rey León.
Objetivo único: no perder el chantaje
Lo único que la oposición tiene claro es impedir la concentración del poder en AMLO y Morena. De pasar la iniciativa, prácticamente desaparecerían partidos como el PRI y PRD, pero también partidos como el PVEM y MC, a pesar de haber servido de aliados de AMLO.
Por lo pronto el PRI ya fijó su posición y cuatro de sus exdirigentes nacionales salieron a mostrar su posicionamiento, no apoyarán la reforma eléctrica, porque si lo hacen, el partido desaparece. Manlio Fabio Beltrones, Pedro Joaquín Codwell, Dulce María Sauri, Enrique Ochoa y la senadora y exdirigente nacional del tricolor, Claudia Ruiz Massieu, ya lo advirtieron.
Incluso, discretamente, el actual dirigente priísta, Alejandro Moreno Cárdenas, conocido con el mote de “Amlito”, ya tomó distancia.
Por otra parte, el MC de Dante Delgado, antes aliado de AMLO, ya anunció que votará en contra en bloque, como ya lo hicieron con la iniciativa de la Ley de Ingresos y la Miscelánea Fiscal.
El PVEM ya también marcó distancia. Su coordinador en la Cámara de Diputados, Carlos Puente, secundó al PRI al posponer la fijación de su postura sobre la reforma eléctrica y adelantó que esperarán hasta después del parlamento abierto con expertos, académicos, empresarios y ciudadanos y de sostener un diálogo con el gobierno federal para conocer los alcances e interpretaciones de la reforma constitucional; de ello, dijo, dependerá su posición.
Lo que en realidad está en juego para esta oposición, sobre todo para los aliados de AMLO, son las próximas elecciones de 2022, con seis estados donde la oposición es gobierno y dos más en 2023, que, en efecto, determinarán lo que habrá de ocurrir en la elección presidencial de 2024.
La intención de AMLO en estas elecciones por venir, es anular a sus propios partidos aliados para fortalecer a Morena en beneficio de su poder absolutista, asunto que no conviene a ninguno de los tres; PVEM que ya tiene las gubernaturas de Chiapas y San Luis Potosí; MC, que gobierna en Jalisco y en Nuevo León y solo el PT, que nunca ha logrado una gubernatura.
Las próximas elecciones
Las gubernaturas que se diputarán son Oaxaca e Hidalgo gobernadas por el PRI, Tamaulipas, Durango, Aguascalientes y Quintana Roo por el PAN, donde se ve muy difícil que Morena pueda alcanzar el triunfo. “Sí por México” (conformado por PAN, PRI y PRD) anunciaron que lanzarán candidatos de unidad y, en algunas entidades, no hay que descartar que a esa alianza se sume el PVEM.
El gobernador de Oaxaca, Alejandro Murat, hasta ahora aliado de AMLO, tiene a su delfín con el actual senador del PVEM, Raúl Bolaños Cacho Cue, su exsecretario particular en el Infonavit, mientras que Morena y PT, impulsarán a Benjamín Robles y desde ahora se anticipa que el frente morenista no contará con el PVEM y que posiblemente ese partido pueda ir en alianza con “Sí Por México”.
Lo mismo pasará en el resto de las entidades, en Hidalgo el actual gobernador Omar Fayad de la alianza PRI-PVEM; en Quintana Roo, con Carlos Joaquín, una alianza PAN-PRD-PRI-PVEM.
Si el PVEM va con Morena, perderán su influencia y su fuerza y quedarán sometidos al dedo flamígero de AMLO. MC ya comprobó que, si van solos o en una alianza con PRI y PAN, le va mejor que con Morena y, en una de esas puede resultarle atractiva hasta una parte del PT, como lo hizo durante muchos años en alianza con el PRI.
AMLO y su partido Morena son contestatarios, tienen poca idea y carecen de fundamentos ideológicos; lo grave aquí es que la oposición viene actuando de la misma forma, como carroñeros. Lo que se requiere es una sacudida a todos los partidos políticos para que atiendan más sus principios ideológicos, replanteen su compromiso con la sociedad, respeten la pluralidad y, sobre todo, fomenten diálogos y procesos democráticos, no intereses particulares.
Columna Manuel Díaz de SDP Noticias
Fotografía archivom
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