El paciente y los rumores

Ojalá que AMLO, una vez que sea dado de alta del hospital militar, diga el porqué le hicieron el cateterismo y que dada su condición de pre infartado se cuide

El paciente y los rumores

Es fácil especular cuando se trata de la salud de López Obrador. Ayuda la inaudita —por lo burda— forma en que se narró su hospitalización. Lo de ayer es ilustrativo, pero así ha sido en otras ocasiones.

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No, la bruma no comenzó con este episodio. Es conocido que en el 2013 sufrió un infarto y a raíz de ello fue operado. Y a partir de ahí, por más solicitudes formales que se han hecho para conocer su estado de salud, siempre ha habido como respuesta un “estoy bien” o un “la próxima semana lo dan a conocer”.

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Tenemos, entonces, que es hasta ahora que, una vez realizado un cateterismo, se informó a la población que cada seis meses López Obrador se realiza exámenes físicos de esa naturaleza. Entre ellos la prueba de esfuerzo, un electrocardiograma, tomografías, exámenes de laboratorio… cateterismos.

¿Por qué no lo dijeron antes?, ¿por qué se guarda su expediente clínico como si se tratase de un secreto de Estado?

Anuncio: su condición de salud es de interés nacional y con absoluta transparencia debiera ser tratada (igual que se exigió con Vicente Fox y su operación de una hernia discal en el 2003 o con Peña Nieto y su nódulo tiroideo en el 2013).

Hace casi dos semanas, cuando se anunció que el presidente padecía nuevamente de Covid, reiteré la petición de rendir cuentas de su salud. Cualquiera que esta sea. Pero este viernes se pasó de un anuncio de “revisión médica de rutina”, cuya rutina fue por primera vez anunciada, a avisar que se le realizó un cateterismo el cual mostró que “el corazón y las arterias del presidente están en perfecto estado”.

Y para fortalecer la incertidumbre, el anuncio del estado de salud del primer mandatario no lo hizo su doctor de cabecera. No. Lo realizó el secretario de Gobernación.

Pero, apenas el lunes, López Obrador retomó las mañaneras pues estuvo una semana fuera de circulación por el Covid. Con lo cual, las dudas solo se incrementan. ¿Quién decidió que ya estaba ‘al 100′ para retomar sus peroratas diarias? ¿Para ir a practicarse estudios de rutina? Máxime cuando es aceptado que uno de los efectos secundarios es cansancio y/o una lenta recuperación.

La opacidad que alimenta los rumores no termina ahí. Pasó de un examen, a un cateterismo, a un “regresará a trabajar el día de mañana”. Y si bien a quienes les realizan este procedimiento pueden incorporarse a sus actividades en un periodo de 24/48 horas, es mayormente recomendable el descanso.

Lo que no se dan cuenta los comunicadores de la 4T —¿a quién debo referirme ahora? ¿A Adán Augusto o a Jesús Ramírez?— es que al dar información por partes, conformada con narraciones que no daban anteriormente, solo ocasiona mucho ruido en el confabulario de la gente. Entre ello, suponer que tiene exceso de grasa en las arterias.

En México un cateterismo oscila en los 50 mil pesos, muy por arriba de lo que un trabajador mexicano promedio devenga en un mes. En el IMSS se practica de forma gratuita, pero además del tiempo de espera para cualquier paciente, vale recordar que el número de trabajadores que son informales ha aumentado y con ello, su incapacidad de ser atendidos de forma correcta y sin tener que pagar por dicho procedimiento también.

Ojalá que AMLO, una vez que sea dado de alta del hospital militar, diga el porqué le hicieron el cateterismo y que, dada su condición de pre infartado, se cuide y deje de comer garnachas, particularmente en sus promocionales públicos.

Esperemos que no utilice su cateterismo para dividir aún más a nuestro país.

Deseamos que ahora que salga del nosocomio recuerde lo rápido y bien que le atendieron en un hospital donde no se le negó ninguna medicina, atención o procedimiento.

Queremos que recuerde que desafortunadamente no todos los mexicanos reciben la misma atención y que —ahora sí— termine con el desabasto de medicinas creado por su propio gobierno (si en el proceso se cambia de nombre o no, da igual).

Que la opacidad termine porque, al igual que hay un cateterismo para quitar la grasa acumulada en las arterias (hasta cierto límite), no hay mejor procedimiento político que la transparencia y la verdad para dar fin a los rumores.

Columna de Verónica Malo

SDP Noticias

Foto: Archivom

cdch

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