Al terminar, la mezzosoprano ucraniana Valentina Pluzhnikova salió llorando al escenario envuelta en la bandera de Ucrania, abrazada por la protagonista, la letona Marina Rebeka
Siempre he admirado a José Hernández, monero de La Jornada. Su excelente cartón de hoy coloca al presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, como el puntero en cierta encuesta presidencial mexicana: un interesante careo entre aspirantes panistas y priistas. Destaco que es enorme la ventaja de Zelenski sobre sus rivales.
Lee El llano en llamas o los quitarisas de PalacioEn esa lógica, si Hernández publicara la otra encuesta —un careo entre aspirantes presidenciales de Morena—, por mucho el líder sería el presidente de Rusia, Vladímir Putin.
Claro está, más interesante sería una tercera encuesta: la que se diseñe y aplique, con rigurosa metodología probabilística, para saber a quién apoya la mayoría de la gente en México, al ucraniano o al ruso.
Si me retaran a apostar, apostaría que en nuestro país —como en no pocos lugares del mundo democrático— tiene bastante mejor imagen Zelenski que Putin. Quizá se deba a la propaganda del asqueroso capitalismo mundial, pero me parece que el dirigente de Ucrania supera al de Rusia en la disputa por el prestigio. Desde luego, habría que comprobarlo, pero es lo que pienso.
El director de orquesta de Putin y la mezzosoprano de Zelenski
Hombre culto y sensible, el monero Hernández seguramente se habría conmovido si hubiera estado presente en el Teatro alla Scala, de Milán, Italia, en la reciente representación de la ópera Thaïs, de Jules Massenet, si no me equivoco el pasado 26 de febrero.
Al terminar, la mezzosoprano ucraniana Valentina Pluzhnikova salió llorando al escenario envuelta en la bandera de Ucrania, abrazada por la protagonista, la letona Marina Rebeka.
La cantante Valentina Pluzhnikova seguramente apoya a su presidente, Volodímir Zelenski, quien —más allá de la propaganda proyanqui— ha encabezado la que es, en mi opinión, una admirable resistencia contra el poderoso ejército invasor de Rusia.
Cada quien tiene el derecho de apoyar a su presidente. El director de orquesta Valery Gergiev, uno de los mejores del mundo, apoya a Vladímir Putin. No solo en la actual guerra, sino también en posiciones lamentablemente homofóbicas del dirigente ruso.
El Teatro alla Scala despidió a Gergiev —quien, aclaro, no participó en la función de Thaïs comentada antes— porque este artista no quiso tomar distancia de la invasión de Rusia a Ucrania. Se le echó también, por la misma razón, de la Filarmónica de Munich.
Me pregunto por qué no corrieron antes a Valery Gergiev de los teatros europeos. No por guerrerista, sino por homófobo. En 2019 fue muy criticado por haber dirigido la orquesta en el festival de Bayreuth, Alemania, durante una representación de Tannhäuser, de Wagner, en la que en la que participó una drag queen y tuvo un papel central la bandera arcoíris, símbolo del orgullo LGBT.
Es un gran director, sin duda, pero el señor Gergiev, amigo de Vladímir Putin, ha apoyado las acciones del presidente ruso contra, por ejemplo, el matrimonio entre personas del mismo sexo; Putin inclusive se burló burlado del estandarte arcoíris en un Día Internacional del Orgullo LGBT.
Si Europa, Alemania en este caso —con Angela Merkel presente en el Teatro del Festival de Bayreuth— dio un trato de privilegio a un homófobo, con ello contribuyó a incrementar la importancia de un sistema político como el ruso que está muy lejos de ser el más preocupado por los derechos humanos. En su momento el diario Bild preguntó: “¿Por qué nuestros principales políticos aplauden la homofobia?”.
Estoy seguro que el monero Hernández, un ser humano extraordinario, despreciaría a ese director de orquesta cuyo comportamiento lejos de los escenarios resulta de plano indecente.
Lo mismo cabe decir en relación a los ultrarricos de Rusia, tan apapachados por gobiernos y gente de negocios de Europa. Hoy les bloquean las cuentas, y está bien porque, más allá de la guerra en Ucrania, ellos son corruptos, enriquecidos en complicidad con Putin. Pero, ¿no debieron marginarlos con anterioridad?
No sé si el presidente de Ucrania sea homófobo, o no. Ni tengo información acerca de la corrupción de los magnates ucranianos. Lo que es un hecho comprobado es la homofobia y la absoluta inmoralidad de la élite rusa.
No, no se le hace un favor a Morena al decir que Putin puede ser su candidato. Y quizá sí se apoye al PRI-PAN al identificarlo con Zelenski.
Columna de Federico Arreola en SDP Noticias
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