El ether, el ‘balón’ que permite el juego en la cancha de los Non Fungible Tokens, vale 320 por ciento más que hace un lustro
Es indispensable ver la rápida evolución de las criptomonedas. Nacieron en 2009 con el escrito de Satoshi Nakamoto que reveló la ‘fórmula’ del bitcoin.
Lee Conociendo a bitcoin, el oro digitalAhora 13 años después, el tamaño de la oferta puede impedir la comprensión de la dirección que cobra esta tendencia.
En atención a sus detractores hay que decir que el bitcoin no es algo tangible y su valor se basa solamente en el deseo de otros por adquirirlo. Lo más valioso es el sistema en el que fue fundado, el blockchain, una ‘libreta virtual’ de registro de transacciones al margen del sistema bancario, que es difícil de romper, lo que en días de ciberataques, puede representar una ventaja.
Esa criptomoneda valía ayer 47 mil dólares, 944 mil pesos. Casi 45 veces más que hace cinco años. Quizá los que compraron primero están locos, ahora muchos de ellos son ricos locos.
Pasado ese hito, hubo que esperar a 2015 para que la llegada de Ethereum rompiera esquemas. La gente puede adquirir ether, que es la ‘divisa’ en ese campo de juego distinto del bitcoin.
Se basa también en blockchain con una diferencia: pueden ‘pegar’ virtualmente sus ether con activos digitales, como imágenes, por ejemplo. Ante la incomprensión de la mayoría, permitió el nacimiento de NFT, Non Fungible Tokens.
Usando las apps adecuadas, que ustedes pueden conocer invirtiendo media hora de aprendizaje en videos de YouTube, pueden comprar un ether en uno de varios exchanges, como Coinbase o Bitso, luego, diseñar una imagen y vincularla en el sistema de Ethereum creando un NFT que pueden, si quieren, poner a la venta en mercados virtuales que suenan más complicados de lo que son en realidad.
Primero lo hicieron individuos desconocidos, con relativo éxito. Luego, gente como Quentin Tarantino encontró valor en ello y se dispararon.
El ether, por ser el ‘balón’ que permite el juego en esta cancha, vale 320 por ciento más que hace un lustro.
Ese ambiente deportivo ayuda a entrar en el modelo de chiliz, que fue lanzado antes que el Ethereum, pero a decir del lento crecimiento en su precio, al parecer la gente tardó más tiempo en comprenderlo.
Si ustedes son fanáticos del Barcelona pueden entender el valor de, por ejemplo, elegir entre varias opciones el diseño del mural que decora el vestuario del equipo y que los jugadores ven antes de salir al campo.
En 2020 solo pudieron participar en esa encuesta de selección histórica quienes compraron un token del equipo a través del sitio Socios.com. Para comprar ahí necesitan comprar chiliz mediante un exchange como los mencionados.
De hecho, afiliarse a este modelo de club de aficionados cuesta 29.74 chiliz, criptomonedas que ayer valían unitariamente seis pesos y que después de perder un 40 por ciento de su valor en 12 meses, lo elevaron 78 por ciento en los más recientes 30 días, por razones de demanda en su propio blockchain.
Paralelamente vino el ascenso de sand, la criptomoneda del juego The Sandbox, en donde la gente participa en actividades y si quiere, puede comprar terrenos virtuales. Obtuvo fama recientemente cuando HSBC compró un gran terreno virtual para construir un estadio en el que celebrarán, probablemente, videojuegos en ese metaverso.
Sand cayó 33 por ciento en un año, pero la jugada del grupo financiero, entre otras razones, ya motivó un incremento en su valor de 20 por ciento en un mes.
Atentos todos, que lo que puede deducirse es que el número de personas que comprenden el valor de blockchain aumenta aceleradamente.
¿Qué viene? Crédito mediante crowdfunding. La posibilidad de que quienes tienen criptoactivos inviertan en préstamos organizados por exchanges, que le paguen, digamos, 10 por ciento anual, mientras que el deudor paga una tasa por debajo de la que ofrecen los bancos. Luego, esas ‘casas de cambio’ irán por la venta de cualquier activo.
Pueden comenzar con acciones de empresas, por ejemplo. Si ustedes no quieren usar su tarjeta bancaria y la taquería acepta ‘cripto’, pronto podrían pagar una orden al pastor con todo, con unas acciones de FEMSA o fraccionando una de Apple convertida… en bitcoin.
Columna Parteaguas de Jonathan Ruiz Torres en El Financiero
Fotografía El Financiero
clh
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