De aquí al 2024, se debe pensar en nuevos fundamentos, nuevas bases, nuevos objetivos, nueva burocracia, nuevas normas y nuevas formas de gobierno
“Traté de saber si Erasmo de Rotterdam era de aquel partido. Pero cierto comerciante me respondió: Erasmo es hombre aparte”. EPÍSTOLAS OBSCURORUM VIRORUM, 1515 (La Epistolæ Obscurorum Virorum fue una célebre colección de cartas latinas satíricas que apareció entre 1515 y 1519 en Hagenau, Alemania. Apoyan al erudito humanista alemán Johann Reuchlin y se burlan de las doctrinas y modo de vida de los escolásticos y monjes, principalmente pretendiendo ser cartas de teólogos cristianos fanáticos que discuten si todos los libros judíos, por no ser cristianos, deben ser quemados, o no)
Vivimos como país un momento en que se ha hecho evidente que la administración en funciones cuenta con sólo un cierto número de mexicanos a su favor.
Dentro de las reglas actuales del juego político, ese número es suficiente para que esa administración detente legítima e institucionalmente el poder. Si a ello agregamos que la oposición política se encuentra fragmentada y “pasmada”, el control del régimen lopezobradorista es casi absoluto.
Pero eso no quita que un 80% de la población mexicana esté en algo o en total desacuerdo con el proceder gubernamental actual. Y quizá por ello, los críticos al régimen, desde tiempo atrás y hasta la fecha, hemos cuestionando prácticamente cualquier acción que haga la 4T.
Sin embargo, en un espíritu de honestidad absoluta, debemos aceptar que poco o nada hemos logrado con ello. De hecho, pasan los días y más nos enojamos y nos frustramos; el gobierno, en respuesta, más nos ridiculiza. Tiene con qué.
Creo que hablo por muchos al decir que estamos hartos de ese interminable círculo vicioso en el que hemos caído. Yo, ciertamente, estoy cansada de escribir de ello y siempre bajo esa perversa y binaria lógica. ¿Defiende usted a AMLO o defiende usted lo de antes?
Pues ni lo uno ni lo otro.
Y en ese sentido rescato dos lecciones de lo que sucedió con la reciente votación para la revocación de mandato presidencial; también a partir de la votación a la iniciativa de reforma al sector eléctrico:
Se vislumbran posibilidades políticas, estructurales, económicas y sociales fuera de Morena, y fuera también de una alianza conformada en términos meramente ‘de oposición’ a este partido. En otras palabras, nada está escrito rumbo al 2024. Lo fundamental ahora no es seguir cuestionando a AMLO, sino ¡cambiar de interlocutor! Hablarle, de forma distinta a partir de hoy, a ese 80 por ciento de la población que pide respuestas, vías, soluciones que ni antes ni hoy se han dado.
Dicho de otro modo, la consulta popular del domingo 10 de abril nos ha abierto un compás de espera de dos años para repensar al país, para proponer y debatir esquemas que lleven a una revisión completa y libre de dogmas del sistema de gobierno en México.
Lo que propongo a los mexicanos es salirnos del encuadre dicotómico, de extremos, que nos ha sido impuesto. No estoy sugiriendo asumir tampoco una posición de mediador o de conciliador entre una y otra parte. Nada de eso. No quiero desempeñar ningún papel en este juego perverso que impera ahora.
Planteo, en cambio, establecer un nuevo juego con un nuevo tablero que nos permita encontrar los caminos para repensar nuestra nación. Para aportar ideas que sean consideradas sin referencia a su supuesta genealogía; concebidas, analizadas y maduradas para que en el 2024 algunas de ellas sean arropadas o impulsadas por personas, grupos de personas y, en su momento, votadas por millones de personas.
El sábado, Jorge Volpi describía en el diario Reforma un robo perpetrado por la Cuarta Transformación: “Ha sido el robo perfecto: de un día para otro —aunque no sepamos cuándo— lo que antes había ya no está. Un virtuoso acto de prestidigitación nos ha dejado en el aire, sin suelo firme donde descansar. Hasta hacía poco, creíamos habitar un mismo país, al que sin demasiados reparos llamábamos México: hoy, ese territorio que, más allá de nuestros vaivenes históricos, nuestras guerras intestinas y nuestros inmensos desacuerdos, reconocíamos como nuestra patria desde el siglo XIX, se nos ha esfumado entre los dedos.”
Leí su columna con atención y quiero decir: ¡celebremos ese despojo! Congratulémosnos de ello.
¿Cómo es eso? Me refiero a que debemos aprovechar la oportunidad que se nos ha presentado sin haberla buscado.
Que dejemos atrás a esta administración y a este esquema de gobierno que tanto ha destruido, pero sin lentes partidistas para ver hacia el futuro. Que a la vez no pensemos en mecanismos para revertir lo que AMLO ha hecho o deshecho. Que también hagamos a un lado cualquier práctica nociva de sexenios anteriores, pues no es a lo que había antes del obradorismo a lo que queremos regresar.
Pensemos en el futuro, no en recuperar, a cómo dé lugar, ni el pasado inmediato ni el remoto de nuestra vida política y de nuestro actuar en esa arena.
Invito a que de aquí al 2024, además de salvaguardar lo que en verdad sirve (unas cuantas instituciones y algunos programas) pensemos en nuevos fundamentos, nuevas bases, nuevos objetivos, nueva burocracia, nuevas normas y nuevas formas de gobierno.
Es una tarea titánica, pero esperanzadora. Es una labor en la que cabemos todos y que empieza HOY. Nos lo merecemos los mexicanos; hemos probado ya tres supuestas vertientes ideológicas y sus resultados no nos satisfacen. Dejemos de caer en la trampa de ser etiquetados con alguna de esas corrientes.
Estoy convencida de que la mayoría queremos y necesitamos pensar en nuestro futuro como mexicanos. En el país y no en los partidos. Es al 80% de los mexicanos a quienes me estoy dirigiendo: juntos, repensemos México.
Columna de Verónica Malo en SDP Noticias
Foto de Omar Martínez en SDP
clh
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