En la “consulta participativa”, Claudia y Marcelo se zafarán fácilmente diciendo: “es cosa de Adán, cualquier queja en las ventanillas de Gobernación”
“Solo los muertos han visto el final de la guerra.” PLATÓN
“El ángel negro el corazón me toca
con sus alas llamándome del sueño
en que me finjo con carrera loca
romper el cielo en grupa a Clavileño.
Mi pobre frente en la caída choca
con la verdad de gesto zahareño,
que dura e inmutable como roca
“El Senado y el corcholatismo”. Así termina Carlos Puig su columna en Milenio de hoy jueves 29 de septiembre. Eso es verdad, pero se queda corto: en tiempos de la 4T nos han forzado a que todo —o casi todo— tenga que ver con la guerra de las corcholatas (¿enorme y falso distractor?; eso está por verse).
Corcholatas, en efecto, o si se le prefiere: aspirantes presidenciales de Morena. Cada una —o cada uno (eso del lenguaje inclusive es muy complicado)— trae su estrategia. Resulta clarísimo.
Marcelo Ebrard le apuesta a la popularidad que pueda lograr haciéndose el gracioso en TikTok; lo que sea de cada quien, le sale muy bien —me refiero a lo de verse chistoso; no sé si eso lo vuelva más popular—. Claudia Sheinbaum decidió fortalecer sus giras de promoción con eventos masivos en el Zócalo, como el de Grupo Firme, al que se supone —lo dudo mucho— asistieron 280 mil fans de los músicos de Tijuana. Ojalá así fuera para atender todos los asuntos de la Ciudad de México, muchos de los cuales cada día están en peor situación. Y, a falta de creatividad de la tercera corcholata, y tratando de emparejarlo con los líderes de la competencia, el presidente AMLO le ha encomendado a Adán Augusto López organizar una consulta (llamémosle encuesta, para que no sea de plano ilegal) sobre la militarización del país.
La jugada de Adán la puso al descubierto el columnista Puig: como el Senado no quiso “aprobar la extensión de la presencia militar en las calles”, entonces López Obrador “anunció y le encargó al secretario de Gobernación la elaboración de un ‘ejercicio participativo para tener la opinión ciudadana en materia de seguridad’…”.
A partir de ahí, apunta el periodista de Milenio, la nueva campaña de Adán:
1.- El secretario de Gobernación visitará todos los estados de México para promover la consulta —tendrá pretexto para moverse en aviones oficiales y cubrir más territorio a costa de nuestros impuestos—.
2.- “El 4 de octubre se convocará a todos los gobernadores, gobernadoras y a la jefa de gobierno y dos días después a presidentes y presidentas municipales; ambos eventos los encabezará el secretario”.
3.- “Y, lo más importante: la jornada de ‘promoción, de difusión, de debate’ en ‘plazas públicas’ será del 10 de octubre al 16 de enero de 2023″.
No queda claro si el experimentado Carlos Puig piensa que todo eso incrementará los números del organizador de la consulta —Adán Augusto López— en las encuestas de preferencias electorales.
Personalmente pienso que mejorará su competitividad —e incluso eso, poco— frente a Claudia y Marcelo, solo si Adán se ayuda a sí mismo. Esto es, si le baja tres rayitas a su mareo por el poder que le ha prestado el presidente AMLO. Por ejemplo, ya no debe el titular de Gobernación volver a burlarse, con una reprochable dosis de arrogancia, de madres de los desaparecidos —”no confío en usted”, le dijo a una de ellas hace no mucho tiempo—.
Pero Adán crecerá sobre todo si no fracasa en su “consulta” (en mi opinión será un desastre para la 4T, ya que solo servirá para exhibir —todavía más— el talante autoritario de AMLO).
Porque lo cierto es que un ejercicio como el propuesto por el presidente es ilegal y, por tal motivo, será fuertemente cuestionado por la opinión pública a la que hace ya bastante meses dejó de importarle lo que digan en las mañaneras el gobernante y su señorita de las mentiras, la nunca bien ponderada Miss Liz Vilchis.
Quiero pensar que fuera de Morena nadie apoyará una consulta contraria a las leyes y que incluso generará fuertes dudas entre los simpatizantes del partido de López Obrador, que cada vez confían menos en las Fuerzas Armadas. Todo ese desprestigio, que será muy fuerte, caerá sobre Adán Augusto, el responsable de cumplir el nuevo capricho presidencial (¿quizá ese sea la verdadera intención?; la de AMLO al entregarle manzanas envenenadas a su corcholatas, me refiero. ¿O qué, ya se nos olvidó la encomienda al canciller sobre Rusia y Ucrania ante la ONU? ¿O a la jefa de gobierno teniendo que administrar la imposible mejora del AICM?).
En este particular caso, la “consulta participativa”, Claudia y Marcelo se zafarán fácilmente diciendo: “es cosa de Adán, cualquier queja en las ventanillas de Gobernación”.
Después de echarle la culpa a la más rezagada de las corcholatas, el canciller y la jefa de gobierno seguirá tan campantes en sus precampañas tan adelantadas —y tan fuera de toda norma—, él en su TikTok haciendo las delicias de chicos y grandes, y ella en sus giras dejándose apapachar por las estructuras de Morena que AMLO le entregó desde el día uno del sexenio y que ella nomás no suelta. Ni soltará, diría el clásico.
No, eso del sentido de la equidad, así como el apego a la democracia y a la legalidad nomás no se les da.
Columna de Verónica Malo en SDP Noticias
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