No permitir que Gálvez participe en la mañanera solo es indicativo de que la ingeniera es una adversaria de cuidado
“And though she be but little, she is fierce.” SHAKESPEARE
El miedo no anda en burro o, dicho de otro modo, en Palacio Nacional el miedo lleva por nombre ”Xóchitl Gálvez”. Y no es para menos, con muy amplias posibilidades la hoy legisladora sería capaz de llevarse la CDMX en el 2024. ¡Duro golpe lo que eso significaría para la 4T y especialmente para las aspiraciones de Claudia Sheinbaum!
Pero no solo miedo, desprecio también hacia una aguerrida mujer. Y así, el espacio que López Obrador se ha cansado de señalar como lugar abierto a todos, de diálogo circular, resulta que no lo es para nada. No sorprende.
Ante la petición por escrito de la senadora panista, fanática del Cruz Azul y conocida por ser una persona que no se queda con las ganas de decir lo que piensa y cómo lo piensa, López Obrador simplemente le respondió que no le daba el tiempo ni el lugar. Además, el mandatario fiel a su costumbre, aprovechó para denostarla nuevamente. AMLO adujo a su favor que Gálvez había trabajado con Vicente Fox y que él no estaba de acuerdo con este, ni con Carlos Salinas ni con Felipe Calderón y que, por ende, tampoco con ella… Semejante estupidez. (Durante la administración foxista, ella fue titular de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas. No dudó ni un instante cuando, al lograr la construcción de una carretera para facilitar la comunicación con algunas comunidades olvidadas del país, en el discurso de agradecimiento soltó un “estuve chingue y chingue al Ejecutivo, hasta que se construyó este camino”. En el 2006 le renunció al flamante —recién ungido—presidente Calderón porque este último le redujo el presupuesto a la CDI.)
Total, que el autócrata que tenemos por presidente le mandó decir a la senadora que ella seguro tenía acceso a otros espacios como el diario Reforma o con Carlos Alazraki, Chumel Torres; que fuera con ellos. (A lo estúpido agreguemos lo cobarde.)
Muy injusto además, pues ¿qué impacto tienen contra la mañanera de López Obrador esos otros foros referidos? ¿Cuántas personas tienen de público estos contra la propaganda diaria de más de dos horas de duración (menos, como tres y media)? Pues eso, no hay forma que ni con todos los otros medios nacionales conjuntados se tenga el impacto y fuerza que tiene el inquilino de Palacio con su mañanera; una, no hay que olvidarlo nunca, que se financia a costa de NUESTROS impuestos.
Por ende, no permitir que la panista participe en la mañanera solo es indicativo de que la ingeniera es una adversaria de cuidado. Esta reacción de López Obrador hacia Xóchitl me hizo constatar que si bien yo la consideraba una persona seria y entrada para la Ciudad de México, quizá también lo sea a nivel nacional.
Su accionar no es menor; su participación legislativa y en otras esferas tampoco. Y sin embargo es de las pocas personas integrantes de la oposición política de gran calado a quienes el tabasqueño nunca menciona en sus peroratas y tampoco mienta. ¿Será que Xóchitl es una gran aspiracionista?
¿Será porque logró —igual que Andrés Manuel— demostrar su domicilio en la Ciudad de México, aunque su credencial de elector no estaba originalmente inscrita en la capital del país? ¿Será que es mujer y como mujer sí se ha comprometido por las causas de género a diferencia de la corcholata predilecta del presidente? ¿O será porque Gálvez puede hablarle al “pueblo” y a los “fifís” en sus propios términos y es aceptada por unos y por otros?
Y López Obrador podrá sacar que una media hermana de Xóchitl fue detenida por secuestrar a personas en Hidalgo, pero no hay sobre amarillo alguno que tenga como destinataria a la hidalguense.
Seguro el primer mandatario no soporta que alguien pueda responderle y desmentirle sin ofender como él hace, y encima hablar elocuentemente, de corrido y sin mentir (seamos claros: lo único que AMLO hace es manipular y desinformar). Una mujer que habla con datos duros en la mano —los otros datos que son oficiales del gobierno y no los que sueña el tabasqueño—; una adversaria que no solo le ganaría en el debate, también sería aclamada por los escuchas de sus mañaneras.
Y ya que escribo de hablar y hablo de honestidad, Xóchitl es de los pocos políticos que en su momento presentó su #3de3, esto es, publicó sus declaraciones patrimonial, de interés y fiscal.
A AMLO le ha de molestar que la Gálvez no sea solo un 10% capaz. La señora es ingeniera en computación por la UNAM (terminó su carrera en tiempo y forma), además de empresaria pues fundó la exitosa empresa “Consultoría High Tech Services”, dedicada al desarrollo de proyectos de alta tecnología. Con lo cual se prueba que no es necesario un magro porcentaje de experiencia para tener uno alto en honestidad; ¡Eureka!, se pueden tener ambos de forma sobrada.
En realidad, Xóchitl es el arquetipo de la persona que siempre menciona López Obrador: honesta, cercana al pueblo, que estudio en la UNAM, orgullosa del legado de los pueblos originarios de México, que le encanta el futbol y que aún teniendo dinero no es despilfarradora ni “fifí”. Con lo cual queda claro que el discurso obradorista es un vacuo discurso; pura simulación.
Tiene razón López Obrador con aquello de “que vaya a engañar a otra parte”. Y no por lo que a Xóchitl se refiere, sino porque el tabasqueño se vio finalmente ante un espejo.
Columna de Verónica Malo en SDP Noticias
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