Manuel Díaz cuestiona las acciones del gobierno en materia educativa durante lo que va del sexenio de López Obrador
Educar en la fe ciega y su supuesta superioridad moral, al puro estilo del oscurantismo de la Edad Media, se basa en que, mientras menos educada este la población, más poder se adquiere.
Lee La corrupción que defienden 180 periodistas que quieren callar a AMLOEl obscurantismo es una época que se caracterizó por obstaculizar el conocimiento y mantener sin instrucción a los sectores populares, lo mismo que pretende la 4T.
Destrucción al futuro
En materia educativa la política del gobierno ha sido la de cancelar lo que funcionaba y no dejar nada en píe, destruyendo desde lo más básico, las guarderías y las escuelas de tiempo completo.
AMLO decidió quitar el financiamiento al programa de estancias infantiles, un tipo de guarderías a las que tenían acceso los sectores más pobres de México o quienes trabajan en la economía informal, para destinar esos recursos a la entrega de transferencias monetarias directas a la madre, padre solo o tutor. Es decir, convirtieron un programa educativo de prescolar o etapas pre maternales, en un programa clientelar.
En su momento, organizaciones como Oxfam México, GIRE y Save the Children hicieron un llamado al gobierno para reconsiderar una medida que propicia el aumento de la desigualdad de oportunidades y pone en riesgo el derecho de la infancia a la educación inicial.
En primaria y secundaria el daño va mucho más allá. De entrada, se regresó la administración económica y administrativa a la CNTE; hubo cambios en los planes de estudio y en los libros de texto gratuitos para eliminar el sentido “neoliberal” y “porfirista” y sustituirlo por uno “humanista”.
Promover la ignorancia
Como en los gobiernos totalitarios que inscriben en la educación la idea del “líder moral”, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y la SEP presentaron la obra “México, Grandeza y Diversidad” con un capítulo dedicado al presidente Andrés Manuel López Obrador y su Cuarta Transformación.
Cuando Delfina Gómez era secretaría de Educación, bajo la guía de Beatriz Gutiérrez a través de su amigo, Marx Arriaga y de Luciano Concheiro, se hizo el anuncio de un nuevo modelo educativo cuyos objetivos se alinean a los propósitos de la Cuarta Transformación. Se desconocieron los libros de texto vigentes por fomentar “el modelo neoliberal” y se eliminaron los exámenes de evaluación internacional. En pocas palabras, pura ideología, propaganda y adoctrinamiento.
En al menos dos ocasiones AMLO ha descrito perfectamente su idea de mantener en la ignorancia y en la dependencia al pueblo al que exige fidelidad y fe ciega.
Primero, cuando al hablar de aquel proverbio chino, “no le des pescado, mejor enséñales a pescar”, furioso, porque él lo necesita para tener controlada la población, afirmó: “Para no darles nada a los pobres, decían, ‘en vez de darle un pescado, enséñale a pescar’… pero no había río”.
Segundo, cuando comparó a la población de escasos recursos con “animalitos” que, incapaces de proveerse su manutención, requieren en todo momento de las dadivas de su líder moral: “La justicia es atender a la gente humilde, a la gente pobre. Esa es la función del gobierno…hasta los animalitos -que tienen sentimientos, ya está demostrado- ni modo que se le diga a una mascota: ‘A ver, vete a buscar tu alimento’. Se les tiene que dar su alimento”.
En cuanto a la educación superior, ha buscado destruir o descalificar a todas las instituciones públicas y privadas y cuestiona a quienes han logrado algún grado académico, como licenciatura, maestría o doctorado, para él son: “aspiracionistas”.
AMLO critica por igual a médicos, ingenieros, arquitectos o abogados; a los que han conseguido una beca para estudiar en el extranjero; a científicos, intelectuales o académicos y hasta a futbolistas y artistas.
Andrés ha hecho lo imposible por desprestigiar y destruir a las universidades, empezando por la UNAM, la máxima casa de estudios de la que es egresado y que hoy por hoy, es y seguirá siendo, la mejor universidad de Latinoamérica, pero para él se ha “aburguesado”, todo por el hecho de que promueve una educación abierta, plural y que busca la excelencia. Qué decir del ITAM, la Ibero, el Tec de Monterrey o el Colegio de México; o del CIDE y el Conacyt, una institución que impulsaba la investigación y promovía a científicos e investigadores, que ha quedado convertida en una institución de formación de cuadros políticos de la 4T, vaya, ni el CONALEP se salvó y ahora está en manos de Manuel Espino, un ultraderechista y conservador e integrante del Yunque.
Los jóvenes, destruidos.
Columna de Manuel Díaz en SDP Noticias
Twitter: @diaz_manuel
Foto Carlos Carbajal
clh
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