Crudo invierno, una cruda realidad en las comunidades rurales de Tlaxcala

El inicio del 2023, ha traído consigo un crudo invierno con temperaturas muy bajas que en las comunidades rurales en el estado de Tlaxcala.

En la comunidad de Villalta, perteneciente al municipio de Atlangatepec, el clima frío es recurrente y para ellos el invierno inicia desde octubre y no el 21 de diciembre como marca el calendario.

Villalta se encuentra a 11 kilómetros de la cabecera municipal y está ubicada en la parte alta de la región.

Para mitigar los efectos de las bajas temperaturas, las y los pobladores recurren al calor de la leña, bebidas y alimentos calientes, así como ropa abrigadora, aunque son insuficientes, narra una pobladora de dicha comunidad.

Desde hace años desistieron de utilizar anafres al interior de sus viviendas para generar calor, debido a los efectos nocivos que esto ha traído a su salud como la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) y accidentes que le costaron la vida a algunos habitantes.

En Villalta, Atlangatepec, en promedio a las cuatro de la madrugada es cuando el frío es más intenso, hasta las 10:00 horas, donde las zonas sombreadas conservan el aguanieve.

En el transcurso del día la temperatura se eleva un poco, aunque no supera los 20 grados centígrados, y a las 16:00 horas nuevamente la sensación térmica puede llegar a ser congelante.

Para enero, el frío puede llegar a ser congelante, pese a que en las recientes semanas han registrado temperaturas de menos tres grados centígrados.

Con base en los reportes de la Conagua, otras comunidades han alcanzado temperaturas más frías, debido a que en diciembre el municipio de Atlangatepec registró -por dos días seguidos- las temperaturas más bajas de la entidad, alcanzando los seis grados centígrados bajo cero.

La comunidad tiene apenas 600 habitantes que componen 83 familias.

Al menos el 60 % de la población se dedica a la producción del pulque, a la venta de leche de vaca y la elaboración de quesos artesanales, principal sustento de su economía, por eso no pueden dejar de trabajar.

La economía se focaliza principalmente en la comercialización de sus productos entre los mismos habitantes.

El acceso a Villalta, Atlangatepec, es limitado, pues el transporte público pasa sólo cuatro veces al día.

En las viviendas son apreciadas las aves de traspatio que son criadas por mujeres, en su mayoría amas de casa, quienes aportan a la economía de sus hogares con el bordado de servilletas o armado de flor.

También se dedican a la crianza de conejos o borregos, utilizados para el consumo familiar y en menor medida para la venta, lo que convierte a la región en autosuficiente para su manutención y alimentación, resultado de la lejanía que mantienen con las zonas comerciales.

Esta comunidad ha tenido que crear las condiciones para poder subsistir, es por eso que se sumaron al Programa Sembrando Vida, para generar recursos suficientes y subsistir.

Actualmente 21 productores están dedicados a la producción de plantas forestales y frutales, así como plántulas de maguey, con la intención de contar con los recursos naturales suficientes para su manutención.

En la región, como sucedió en otros municipios y en el Parque Nacional Malinche (principalmente) la plaga del gusano descortezador afectó la zona boscosa, provocando un porcentaje importante de deforestación.

La sobreexplotación del maguey debido a la alta producción de pulque (35 mil litros al mes, en promedio), causó que los pobladores pusieran manos a la obra para convertir sus actividades en sustentables con la producción de plantas.

Actualmente cada productor está comprometido a contar con al menos dos mil plantas para contribuir a la reforestación de la región y en un futuro con la venta de plantas.

Pobladores de Villalta reciben apoyo de asociaciones ciudadanas, quienes les donan despensas y ropa abrigadora durante la temporada invernal.

Foto: Archivo-e

LSM