El control de sectores cruciales por parte del Estado es el mejor camino para eliminar la innovación. Y eso parece estar sucediendo cada vez más en China
Algunas ocasiones, pareciera haber un consenso respecto al hecho de que viene una recesión a nivel global.
Lee La disyuntiva de MéxicoEn el Foro Económico Mundial de Davos realizado la semana pasada, esa fue una de las preocupaciones generalizadas.
Incluso, hay algunos inversionistas importantes, como Ray Dalio, que ven una depresión en el panorama.
Dalio ve un cambio de época en el cual, el poderío económico norteamericano va a ir en declive y, en contraste, China va a ir para arriba. Y ese ajuste cataclísmico, a su juicio, produce depresiones.
Otros analistas e inversionistas no ven ese escenario.
Visualizan que las grandes tendencias en China, que apuntan a un capitalismo de Estado, en el que muchas empresas que revolucionaron e innovaron ahora son constreñidas por la burocracia, van a conducir a un crecimiento mediocre por los siguientes años.
En la última década del siglo pasado, el promedio anual del crecimiento de la economía en China fue de 9.9 por ciento; en la primera de este siglo fue de 10.0 por ciento; en la segunda, de 6.6 por ciento. Pero de 2020 al estimado de este año, el ritmo ya bajó.
El año pasado fue de 3 por ciento y 2023 se estima que podría ser de poco más de 4 por ciento.
Casos como el de la empresa Alibaba, que ya había dejado muy atrás a Amazon en su valor de mercado, dejarán de crecer porque el gobierno le tuvo miedo al poder que estaban adquiriendo.
El control de sectores cruciales por parte del Estado es el mejor camino para eliminar la innovación. Y eso parece estar sucediendo cada vez más en China.
En el futuro, a nivel global, la innovación será cada vez más la base de la productividad.
Y, en un ambiente en el que no hay demasiado crecimiento del empleo o de los acervos de capital, la posibilidad de innovar será cada vez más el factor determinante.
No sabemos cuáles vayan a ser las grandes revoluciones tecnológicas del siglo XXI, pero surgirán seguramente de la invención.
En el siglo XX, por ejemplo, el transporte aéreo nos cambió la vida.
Y, desde finales del siglo pasado y en las primeras décadas de éste, fue la internet, la que redefinió todo, desde la vida cotidiana hasta la frontera tecnológica.
En este entorno, una sociedad que no tenga la capacidad de innovación o al menos de adaptación tecnológica, se va a quedar rezagada.
Y, ese es el riesgo que tiene China si continúa la tendencia a acentuar los controles del Estado sobre las empresas tecnológicas, cuyo poder alertó al Estado chino.
Además, existe el factor demográfico, que limita el crecimiento de la población.
Por otra parte, no se ve en el horizonte un cambio en el sistema político.
Paradójicamente, fue ese sistema el que propició el surgimiento de los campeones tecnológicos chinos.
Eso requería un nivel de libertad que aparentemente no va a estar al alcance de la mayoría de las empresas en los próximos años.
El famoso dicho de Deng Xiaoping, el líder chino que cambió las reglas del juego en el gigante asiático: “No importa de qué color sea el gato, lo importante es que cace ratones”, pareciera hoy muy lejano.
Los gatos cazaban cada vez más ratones, pero resulta que el color que tiene ya no gustó al liderazgo chino. Y si no lo creen, pregunten a Jack Ma, el fundador de Alibaba.
Deng rompió los paradigmas de la etapa de Mao Zedong, y con ello cambió la historia del mundo.
Convirtió a China en el rival económico de EU.
Pero parece que podría ya no serlo.
Sin embargo, su alianza con Rusia, que se ha convertido en un estado paria a nivel global y que ya no es invitado a ninguna reunión internacional, puede ser amenazante para todo el orbe.
Estamos en un mundo cuya competencia no se reduce a lo económico y en el que también cuentan lo militar y lo político.
Y, la alianza que sostienen aún China y Rusia es algo como para preocupar a nivel global, aunque Estados Unidos tenga una economía cuya capacidad de innovación tecnológica y el potencial para avanzar en su productividad, siga sustancialmente por arriba de China.
Sin duda, el futuro geopolítico va a estar lleno de incertidumbres en este año y en los próximos.
Columna Coordenadas de Enrique Quintana en El Financiero
Fotografía El Financiero
clh
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