Si llamamos mequetrefes a los gringos, perdemos. En 30 puntos lógicos

Al llamarles mequetrefes y al convocar a cónsules a responder a los republicanos, atacamos un hecho emocional: nos culpan por migración y fentalino. Entonces, legitimamos a quienes nos agreden

Si llamamos mequetrefes a los gringos, perdemos. En 30 puntos lógicos
Y deste oficio soy jefe
Lee La sumisión deja

porque soy el mequetrefe

mayor que se ha conocido. CALDERÓN DE LA BARCA

1.- Estamos en una crisis parecida a la de 1985-1986. Para recordar aquel momento complicadísimno Sintetizo un articulo del año pasado de Javier Treviño publicado en SDPNoticias:

En febrero de 1985, debido al asesinato en Jalisco de Enrique Kiki Camarena Salazar —agente encubierto de la DEA— las relaciones entre México y Estados Unidos llegaron al punto más bajo en muchos años. El narcotráfico no había estado en la agenda gubernamental durante el primer periodo de la administración Reagan. Pero en 1985–1986 Reagan y su esposa se comprometieron a erradicar la drogadicción en su país. Reagan necesitaba resultados rápidos. La opinión pública de su país estaba indignada no solo por la muerte de Kiki Camarena, sino también por la del basquetbolista Len Bias, quien falleció víctima del consumo de drogas”. Así las cosas, en un corto periodo el problema de las drogas, que había sido rutinario en la relación bilateral, “se convirtió en una de las altas prioridades para el gobierno de EU”. Después del asesinato de Camarena, Estados Unidos paralizó la frontera para presionar al gobierno de México. ¿Cómo reaccionó el gobierno de nuestro país ante el perjudicial tortuguismo en los cruces fronterizos? Con enojo. Se cuestionó a EU por no haber “seguido el procedimiento establecido de notificar a México antes de llevar a cabo la orden”. Hubo en aquellos años una oleada de “artículos periodísticos y reportajes en los noticieros televisivos de EU sobre corrupción en México; audiencias en el Congreso de EU que condenaban las políticas mexicanas; fuertes declaraciones de funcionarios de alto nivel sobre la corrupción y la inefectividad imperantes en el gobierno mexicano”. ¿Cómo respondió México ante tantas críticas generadas en Estados Unidos? Con nacionalismo. Hasta manifestaciones antiyanquis hubo en la ciudad de México. El nacionalismo no nos sirvió de nada: “La escalada fue rápida. En 1986 varios acontecimientos aumentaron la preocupación sobre el futuro de la relación bilateral”. Ronald Reagan firmó un documento para identificar el tráfico de narcóticos como una amenaza a la seguridad nacional. Lo anterior llevó al gobierno de EU a aumentar la intensidad en el uso de los aparatos militar y de inteligencia en la lucha contra las drogas. En agosto de 1986 el senador demócrata Joe Biden participó en el anuncio de un grupo de trabajo para crear la oficina del zar contra las drogas. Un informe del Departamento de Estado indicaba que México era la fuente individual más grande de la heroína y la mariguana que entraban en EU. “El secretario de Estado entabló negociaciones con México para establecer la Comisión Intergubernamental México-Estados Unidos sobre Control de Narcóticos y Drogadicción”. En el congreso de EU se plantearon sanciones contra México: “La negativa a un trato arancelario favorable para los productos mexicanos; votos norteamericanos contra México en los bancos multilaterales de desarrollo; la retención de la ayuda externa hasta que el gobierno mexicano enjuiciara y condenara a los responsables del asesinato de Camarena”. Estados Unidos determinó que miles de oficiales fueran asignados para reforzar la frontera. Se le dio al FBI autoridad para conducir investigaciones sobre narcóticos junto con la DEA. Se incrementaron los recursos de la DEA y del IRS destinados para investigar el lavado de dinero.

2.- Los datos anteriores prueban que vivimos ahora una crisis en la relación entre México y EU parecida a la de 1985-1986. Si en México no la enfrentamos unidos —y no lo estamos haciendo—, las cosas podrían empeorar.

3.- Si aquella crisis la detonaron el asesinato de Camerena y la suerte del basquetbolista Bias, ahora el origen hay que buscarlo en dos hechos: (i) la polarización política cada día más grande en Estados Unidos, alimentada por los republicanos, y (ii) un par de serios problemas que el gobierno de Biden no ha sabido ni podido controlar: migración y fentanilo.

4.- Los republicanos están en pleno proceso de definir quién será su candidato presidencial: trumpistas contra otros radicales peores. Atacan a México evidentemente para lograr ganancias electorales.

5.- Biden y los demócratas se han debilitado. Los tambores de guerra presagian un escenario muy competido para la elección presidencial de 2024. Y los republicanos pueden ganar. Entonces, los demócratas también empiezan a atacar a México buscando beneficios electorales para, como mínimo, empatar el marcador.

6.- Tanto la crisis de la migración como la del fentanilo se asocian en Estados Unidos a factores mexicanos.

7.- Justa o injustamente, en Estados Unidos la comentocracia —la más conservadora y la más liberal— ve detrás de ambos problemas la pobreza en México, la corrupción que piensan no cede en nuestro país, la violencia innegable en no pocas regiones mexicanas y el autoritarismo y el populismo con los que —asegura la propaganda estadounidense— se conduce el gobierno de la 4T.

8.- Nos guste o no, la imagen que los estadounidenses más conservadores tienen del gobierno mexicano es que promueve las organizaciones criminales que trafican con drogas y con gente. Lo grave para nosotros es que esa imagen ha comenzado a construirse también en las mentes de los liberales de ese país.

9.- Si tal es el diagnóstico que allá se hace —no lo califico ahora ni de correcto ni de incorrecto—, entonces lógicamente resulta sencillo que México se convierta en un blanco para el ataque político. Un blanco al que es fácil acertar, electoralmente hablando.

10.- Debe quedarnos claro que para los republicanos —y para ciertos demócratas que coinciden con ellos— no representa ningún costo político atacar a México.

11.- Inclusive, en términos electorales a los republicanos les beneficia que AMLO les llame “mequetrefes”, ya que les cohesiona e inclusive les suma simpatizantes entre demócratas conservadores.

12.- Al responder con ataques nacionalistas, el gobierno de México olvida un principio básico de la antropología social: cualquier grupo que se siente agredido desde el exterior, se une. En efecto, estamos uniendo a los gringos en nuestra contra.

13.- ¿Podría México unirse ante tantos ataques recibidos desde Estados Unidos? Sí, pero solo si somos capaces de hacer a un lado las razones de nuestra propia polarización, algo que no parece interesarnos demasiado.

14.- Dada la polarización en México, tristemente sobrará gente en nuestro país —desde luego, entre quienes se oponen a AMLO y a la 4T— dispuesta a dar la razón a quienes desde Estados Unidos nos atacan.

15.- Podrá gritar la 4T que abundan los traidores en México, pero muchísimas mexicanos y muchísimas mexicanas no se unirán al gobierno de AMLO si continúa la estrategia de polarización desde Palacio Nacional, que quizá beneficie a Morena en lo electoral —las encuestas así lo demuestran—, pero que en la actual crisis de la relación entre México y Estados Unidos apoya a quienes en aquel país buscan popularidad por la vía de agredir a nuestro país.

16.- Internamente, los republicanos y en general los conservadores de Estados Unidos son los ganadores con la polarización mexicana, ello al margen de que prendan en México las protestas nacionalistas, que no han prendido. De ahí que los demócratas y algunos liberales hayan iniciado el camino de también cuestionarnos.

17.- Los republicanos en Estados Unidos sobre todo se apoyan en un hecho para darle credibilidad en ese país a sus ataques contra México: el número de jóvenes estadounidenses muertos por el consumo del fentanilo mexicano está creciendo exponencialmente.

18.- Ello, combinado con el secuestro y asesinato de ciudadanos estadounidenses en Matamoros, es una combinación muy atractiva para los medios estadounidenses que se van por la fácil en el diagnóstico: culpar al gobierno de México por su incapacidad para acabar con las organizaciones criminales.

19.- No debemos olvidar otro dato: en las últimas semanas, como ocurrió en 1985-1986, se han publicado en todos los medios de Estados Unidos reportajes, artículos, editoriales, opiniones de quienes consideran que el plan b electoral de AMLO destruirá la democracia mexicana si la corte suprema no lo invalida.

20.- Sobre todo, debió haber motivado reacciones antimexicanas en la opinión publica estadounidense las el despliegue, con grandes fotos de portada, de las manifestaciones de ciudadanos que defienden el INE.

21.- La respuesta de AMLO y de su equipo ha sido la más tradicional y antigua —y la más ineficaz— que cabía esperar: “No vamos a dejar que se entrometan estos mequetrefes en los asuntos internos de México”. “Vamos a enfrentarlos”. “Vamos a decirles a todos nuestros diplomáticos que contesten a los ataques de los republicanos”.

22.- Eso puede a medias funcionar en México —por la polarización, que conste, solo un sector de la población apoyará el discurso nacionalista de la 4T—. Pero es algo que en Estados Unidos no tendrá ningún efecto positivo para nosotros.

23.- Al llamarles mequetrefes —aunque lo sean— y al convocar a nuestra diplomacia a responder a los republicanos, en realidad estamos atacando un hecho emocional que toda la sociedad de Estados Unidos reconoce y acepta; por lo tanto, estamos legitimando a quienes nos agreden.

24.- Jamás vamos a ganar una batalla así. Toda política, en Estados Unidos, es política interna. Hasta una acción militar en Asia la realizan pensando en la gente de los barrios estadounidenses. Si nos metemos a ese campo de batalla, vamos a perder.

25.- Los medios de Estados Unidos han lastimado muchísimo la imagen de AMLO ante el público de aquel país. El teflón que le ayuda en México allá no tiene ningún efecto.

26.- México debe cambiar la estrategia partiendo de entender que toda la política de Estados Unidos es política interna.

27.- En lugar de confrontar, debemos establecer un marco de cooperación bilateral. Un primer paso ya se dio. Rosa Icela Rodríguez, secretaria de Seguridad de México, fue nombrada por AMLO zar de la lucha contra el fentanilo, por lo que trabajará coordinadamente con la asesora de seguridad nacional de Biden, Elizabeth Sherwood-Randall.

28.- Pero ese primer paso en la cooperación de poco servirá si no se sostiene en deseos reales de disminuir la polarización en México, algo absolutamente necesario para enfrentar tantos ataques desde Estados Unidos.

29.- Para que la cooperación funcione también debemos hacer a un lado las críticas nacionalistas, que solo complican la tarea de encontrar juntos la solución al problema bilateral del momento, en migración y drogas.

30.- En lugar de criticar a los republicanos, debemos explicar mejor la estrategia de nuestro gobierno para atenuar la migración y para combatir al narco, pero no lo hemos hecho. Perdemos demasiado tiempo en pelearnos los mexicanos internamente. Si seguimos divididos no encontraremos la salida.

Columna de Federico Arreola en SDP Noticias

Foto SDP

clh

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