El grupo parlamentario de Morena en las cámaras se ha mostrado fraccionado, ya los legisladores tienen a su “corcholata” favorita, y tal parece que de él o ella esperan línea
La resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) en la que da marcha atrás al Plan B de Reforma Electoral de López Obrador nos revela mucho más de lo que a simple vista se ve. Es un tema que, en mi opinión, está fuertemente ligado a la aprobación fast-track de una serie de reformas en una sede alterna del Senado.
Me parece increíble que un partido con la fuerza (mayoría legislativa) que tiene Morena no pueda sacar adelante su agenda legislativa de manera pulcra. Esto da para toda una columna. Creo que aquí toman relevancia los gobernadores como operadores políticos del régimen. Ya lo explicaré más adelante.
Los desaseos en el proceso legislativo han desencadenado una serie de circunstancias políticas completamente innecesarias, sobre todo de cara a la sucesión presidencial.
La SCJN se ha convertido en el nuevo villano favorito de la 4T. Los magistrados desde el uso de la ley y la razón, han dado argumentos a una oposición que continúa haciendo pírricos esfuerzos por ocupar la agenda pública. El grupo parlamentario de Morena en las cámaras se ha mostrado fraccionado, ya los legisladores tienen a su “corcholata” favorita, y tal parece que de él o ella esperan línea. Ricardo Monreal está más preocupado por su siguiente encomienda, el experimentado líder del Senado se vio burdo en su operación durante la aprobación de dichas reformas. También el secretario Adán Augusto, quien debería ser interlocutor del Ejecutivo con los legisladores, ha quedado retratado; son muchos los ‘fierros en la lumbre’ del titular de SEGOB, y los días de ausencia por enfermedad de Andrés Manuel López Obrador al parecer le abrumaron.
Lo positivo que dichos cambios en la ley pudieran traer, pasan a segundo término.
Corrupción en la Universidad Autónoma de Sinaloa
Todos los días hay una novedad. Irremediablemente acabará mal para los responsables del desaseo financiero de la Universidad Autónoma de Sinaloa. Todos los caminos conducen a un solo nombre, el común denominador en la trama es Héctor Melesio Cuén Ojeda, líder del PAS y ex rector universitario.
Cuén Ojeda ha controlado la UAS desde su mandato como rector. Ha impuesto a todos los rectores que le sucedieron en el cargo, y lo ha hecho a través del control del Consejo Universitario. Los mismos consejeros que en su mayoría están afiliados al PAS. El Partido Sinaloense del cual es nuevamente dirigente formal y que le ha redituado en diputaciones locales para él y su esposa. También ha servido para premiar la lealtad a colaboradores universitarios.
El halo de corrupción señalado en la UAS, le salpica de lleno. Los proveedores de bienes y servicios comienzan a aparecer y también los vínculos con Cuén Ojeda, llegando hasta su yerno. Lo que por años el colectivo social ha sospechado y tenido por entendido, comienza a salir a la luz con evidencias.
El segundo presupuesto más grande en la entidad debe ser auditado, revisado y sus administradores deben dar explicaciones. A todas luces se ve una mala práctica que pone en evidencia la corrupción que existe en la UAS.
La comunidad universitaria cada vez es más incisiva en su malestar, los memes, las notas informativas y las quejas van en aumento. El colmo han sido los 18 millones en tortillas en un año de pandemia. Encima, los inverosímiles amparos de Cuén y su hijo, así como también del rector Madueña. Todo eso no hace más que evidenciar que, verdaderamente hay una red de corrupción que está emergiendo y los responsables están protegiéndose.
Columna de Vanessa Félix en SDP Noticias
Twitter: @vanessafelixmx
Foto Mario Jasso
clh
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