A Armando Fuentes Aguirre, ‘Catón’, de Reforma, le espantan las’ ideas de juventud’ de Sheinbaum. Tales ‘ideas de juventud’ son que la educación sea gratuita y de calidad. ¿Eso es malo? Sea serio, amigo Catón
Las preguntas
Lee ¿Qué tanto es tantito?El presidente Andrés Manuel López Obrador dijo una gran verdad ayer en su conferencia de prensa mañanera: fueron tendenciosas las preguntas que supuestamente hizo la ciudadanía para que se utilizaran en el primer debate entre Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez.
En el párrafo precedente escribí ciudadanía en letra cursiva para subrayar que solo se tomó en cuanta a una parte de la sociedad —de acuerdo a las encuestas claramente minoritaria—, la identificada con la oposición.
Si, en un correcto ejercicio estadístico, se hubiera consultado a toda la sociedad, las preguntas de personas opositoras habrían sido menos que las realizadas por quienes simpatizan con AMLO, Morena y Sheinbaum.
Cito parte lo que dijo ayer el presidente López Obrador acerca del primer debate presidencial:
“En toda la narrativa del debate, ¡en toda la narrativa del debate!, si ustedes lo analizan, se habló de lo que sostienen nuestros adversarios de los medios de manipulación, toda la narrativa del debate fue eso, no reconocer absolutamente nada”. “Es la narrativa de Televisa, y de Azteca, y del Reforma, y de El Universal, lo que utilizaron para hacer las preguntas en el debate con una supuesta consulta a todos los ciudadanos, dejándole a los conductores el privilegio de poder escoger qué preguntas hacer”.
Andrés Manuel dijo la verdad: se consultó solo a gente que lee columnas políticas y escucha noticieros de radio y TV que apoyan a la oposición de derecha. Se ignoró al resto de la comunidad mexicana, la mayoría que está a favor del proyecto de izquierda.
Conozco numerosas personas, no militantes de Morena, sino hombres y mujeres que no tienen actividad política profesional pero que apoyan desde hace años a AMLO. A un hombre y a una mujer con empleos de medio nivel en empresas privadas —gente que aprueba a la 4T— les cuestioné acerca de qué preguntas habrían hecho para que en el debate las respondieran Claudia y Xóchitl. Estas son sus preguntas:
¿No le da vergüenza a Xóchitl Gálvez ser la candidata del PRI de Carlos Salinas y del narco dúo dinámico del PAN, Felipe Calderón y Genaro Garcia Luna? ¿Qué piensa la candidata del PRIAN de que su gran gurú político, Vicente Fox, esté convencido de que son huevones quienes se benefician de los programas sociales de la 4T?
Evidentemente hubo un sesgo a favor de la oposición y en contra de Morena al seleccionar a la ciudadanía que hizo las preguntas. Esto objetivamente no puede negarse
Nado sincronizado con el enojo y la crítica de AMLO a las preguntas
“Se enojó AMLO con Sheinbaum”, es el título de la columna de este miércoles 10 de abril de 2024 de Pablo Hiriart en El Financiero. El enojo, se supone, obedeció a que en el debate Claudia no defendió al presidente “como a él le hubiera gustado”.
¿Eso es cierto? El columnista Hiriart debería demostrarlo, pero no lo hace: él solo repite lo que ayer, en El Universal, Salvador García Soto escribió: “El enojo de Palacio” porque “Sheinbaum no fue contundente al momento de responder a los señalamientos de corrupción al gobierno de AMLO”.
¿Lo prueba García Soto? Lo demuestra con el viejo truco, el que más utilizan los y las periodistas a quienes les cuentan cualquier chiste y se lo creen: el de las fuentes cercanas a Palacio Nacional. Siempre me he preguntado cuál es la fuente más cercana a Palacio. ¿Será alguna de la Alameda? ¿La de otra plaza ubicada por ahí a la vuelta?
A mí Claudia me pareció más que contundente en su defensa de la 4T, algo que ha hecho diariamente durante muchos años. Si no aportó más elementos para apoyar su tesis de que en el gobierno de izquierda se combate como nunca a la corrupción se debió a que tuvo poco tiempo para responder preguntas, refutar ataques y desarrollar sus propuestas.
Hoy, en Milenio, Joaquín López Dóriga sugiere lo mismo que los otros, que el presidente está molesto porque en el debate AMLO no fue el centro de atención: “No le importó que su candidata Claudia Sheinbaum hubiera ganado y reclamó lo suyo, no haber sido, insisto, el niño del bautizo, el muerto del funeral y el novio en la boda”.
También en Milenio, Héctor Aguilar Camín abiertamente afirma que el tribunal electoral debería empezar un proceso jurídico para anular la elección presidencial —”en estricta legalidad”, dice, podría hacerlo—. El famoso intelectual sostiene que el tribunal electoral “tendría ya que haber descalificado al menos parte del proceso por la intromisión ilegal del presidente”.
Después de eso, Aguilar Camín aporta su talento para el nado sincronizado y se suma a la especulación de García Soto e Hiriart: El presidente López Obrador, dice, “se quejó ayer del INE , porque no hubo en el debate preguntas que defendieran sus logros de gobierno. ¿Se estará quejando también de su candidata, Claudia Sheinbaum, que no los defendió?”.
El fanatismo
Conozco a Armando Fuentes Aguirre, Catón. He tratado poco al más leído columnista del Grupo Reforma, pero lo aprecio porque desde hace muchos años ha sido muy amable conmigo. Ayer me llamó la atención el fanatismo de su columna:
La conciencia de Catón le “puso en la necesidad de declarar públicamente, a mi pesar, que en mi opinión Claudia Sheinbaum fue la ganadora en el debate presidencial de antier, y Xóchitl Gálvez la ocupante del tercer lugar”. Es decir, para Catón el segundo lugar en el debate fue de Máynez. “Confieso ahora, también pese a mí mismo, que ese debate me hizo ver que la candidata de Morena, la abanderada de la 4T, es la que más y mejores cualidades tiene para ser la próxima presidenta de México”. Pero, aunque el señor Fuentes Aguirre reconoce que Claudia es la que más cualidades tiene para ser presidenta, “no votaré por ella”. ¿Y por qué tan irracional el querido Armando? Porque es “mi conciencia la que me ordena negarle mi voto desde ahora”. ¿Y por qué la conciencia de un hombre tan culto e inteligente como Catón le ordena no votar por la mejor candidata, que es Sheinbaum, sino por la peor, Xóchitl? La respuesta de don Armando Fuentes Aguirre me sorprendió porque se sintetiza en una palabra: fanatismo, y del peor, el basado en el desconocimiento. Veamos. “He dicho que el debate lo ganó Sheinbaum, y que en mi opinión es la candidata con mayores cualidades para gobernar bien este país, pero con todo, y en acatamiento de lo que me dicta mi conciencia, no le daré mi voto. ¿La razón de la que parece sinrazón? No es que la señora sea la corcholata de AMLO. Pienso que de llegar a la presidencia la tal corcholata dejaría de serlo; cobraría propia personalidad —la tiene de sobra—, enviaría al tabasqueño a su rancho y tomaría ella sola las riendas del gobierno. Son sus orígenes ideológicos los que me preocupan”. Una pregunta, querido don Armando, admirado Catón: ¿Es sensato decir que los orígenes ideológicos, cualesquiera pienses que sean, descalifican a una mujer que, como todas las personas ha evolucionado con el paso de los años, en este caso para evidentemente mejorar? “A diferencia de López Obrador ella sí es de izquierda, y lo es de extrema radical”. Por favor, Catón, ¿de dónde sacas que Claudia es de izquierda extrema radical? Ya no escuches ni leas los cuentos de Claudio X. González y Pablo Hiriart, propagandistas que dicen eso con frecuencia y que están conscientes de que mienten, pero lo hacen para confundir a quienes quieran dejarse engañar. “Seguro estoy de que teniendo en sus manos el poder pondría en práctica sus ideas de juventud, pues en esto de la política juventud es destino”. ¿Sabes, don Armando, cuál es la principal idea de juventud de Sheinbaum? Que la educación sea gratuita y de calidad. ¿Eso te parece tan lamentable, respetado Catón? Todo lo demás es propaganda: que ella propone un gobierno “izquierdista de verdad, antidemocrático, estatista, totalitario, contrario a la libertad individual”. Puras falsedades. Por favor, seamos serios, Catón. Como Armando Fuentes Aguirre se cree el cuento del coco comunista que Claudio X. e Hiriart inventan solo para sembrar miedo —como en el poema de Sor Juana—, entonces ha decidido votar no por el segundo en el debate, sino por la que demostró que es la peor candidata, siempre según el análisis del propio Catón: “Mi voto, pues, será para Xóchitl Gálvez”. Después, con honestidad, Catón confiesa que de Xóchitl “me inquietan sus limitaciones y me alarman los partidos que la postulan y de los cuales no se puede deslindar”. Sabe Catón que su voto “conlleva un riesgo grande, pero lo asumo con tal de no ver a mi país conducido a un extremo inspirado por ideologías fracasadas ya”. Supongo que por ideologías fracasadas don Armando Fuentes Aguirre se refiere al sistema socialista de la ya desparecida Unión Soviética, de Cuba y de otras naciones. En efecto, fracasó tal sistema de gobierno, que más que socialista era de planificación centralizada de la economía. Pero eso es algo totalmente superado desde que se cayó, hace más de 30 años, el Muro de Berlín. Nadie en México está pensando en lo que fue la Unión Soviética. Insisto, señor Catón, un poco de seriedad ayudaría. Nuestra izquierda, como lo ha demostrado AMLO en el gobierno, no solo acepta, sino promueve la libre competencia económica con la participación de hombres y mujeres de negocios en las actividades que se les antoje realizar. Eso sí, la única diferencia con lo que hicieron los partidos que apoyan a Xóchitl Gálvez radica en buscar que la economía mexicana llegue a ser realmente competitiva y no dominada solo por unos cuantos que, para colmo, no pagaban sus impuestos, como don Ricardo Salinas Pliego, de TV Azteca. El presidente López Obrador ya logró el milagro de que paguen quienes no pagaban. Lo que sigue, en la consolidación de la 4T, es generar condiciones para una competencia verdaderamente sana, sin proteger a las empresas más grandes, que en nuestro país realmente no compiten con nadie. Creo que Claudia Sheinbaum tiene la energía y el talento para lograrlo, desde luego sin que el Estado renuncie a sus obligaciones básicas, como ofrecer servicios de educación y salud sin costo a las personas de escasos recursos. Quienes sí tengan dinero que se eduquen en escuelas particulares aportando colegiaturas tan altas como quieran y que traten sus enfermedades en hospitales privados que no le cuestan al Estado y que atienden a personas que, por contar con seguros de gastos médicos, liberan recursos públicos al IMSS y al resto del sector salud. Eso sí, valdrá la pena poner en orden a las compañías aseguradoras que abusan porque son oligopólicas. En este sentido mucho ha hecho recientemente la SCJN que, en mi opinión, debe seguir como está. Pero, ni hablar, se necesita muchísimo más rigor del Estado para que dejen sus excesos las empresas de seguros. Regularlas no es socialismo, sino justicia. No es tan difícil de entender, estimado Catón Fuentes Aguirre.
Columna de Federico Arreola en SDP Noticias
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