Veinte años de YouTube: entre nuevas formas de aprendizaje y desinformación

México.- En febrero de 2005, tres exempleados de PayPal lanzaron YouTube sin imaginar que, dos décadas después, se convertiría en una de las plataformas digitales más influyentes del mundo. Lo que comenzó como un espacio para compartir videos caseros es ahora un ecosistema global en el que conviven creadores de contenido, empresas, instituciones educativas y medios de comunicación.

Sin embargo, más allá del entretenimiento, YouTube ha abierto nuevas formas de aprendizaje, participación ciudadana y construcción de discursos públicos, al tiempo que enfrenta críticas por su papel en la desinformación, la regulación de contenidos y el impacto en las nuevas generaciones.

David Cuenca Orozco, doctor en Ciencias Políticas y Sociales de la Facultad respectiva, experto en comunicación digital y cultura mediática, destacó que YouTube comenzó como un simple servicio de alojamiento de contenido, y recordó que antes de éste plataformas como MySpace o Hi5 permitían videos cortos, pero incluso ellas tuvieron que adaptarse a YouTube.

“Esta plataforma transformó los canales tradicionales de televisión, ya que ahora la creación de contenido no dependía sólo de grandes empresas mediáticas, sino de cualquier persona con acceso a una cámara y conexión a internet”.

Cuenca Orozco aseguró que YouTube ha dado espacio a creaciones impensables hace algunas décadas: desde tutoriales para hacer un nudo de corbata hasta otros sobre los riesgos de la pigmentación en el iris con tatuajes. E indicó que en sólo 20 años esta plataforma ha transformado la manera en que accedemos a la información, permitiéndonos ver el mundo de una forma más horizontal, explorar nuevas ideas y desarrollar carreras inimaginables en otro contexto.

Grandes cambios

Al hablar de los cambios experimentados por la plataforma en estas décadas, David Cuenca expuso que, desde su creación en 2005, YouTube ha sufrido transformaciones significativas.

“Cuando Google la compró en 2006, se dio cuenta de su potencial para la monetización. Esto llevó a un cambio en su infraestructura y a la implementación de un sistema de ingresos tanto para la plataforma como para los creadores de contenido”.

En este sentido, “uno de los hitos clave fue la introducción del livestream, es decir, transmisiones en vivo. Posteriormente se añadieron servicios como YouTube Kids, YouTube Music y YouTube Premium, este último ofreciendo una experiencia sin anuncios. Además, la plataforma ha tenido que adaptar su algoritmo a regulaciones de contenido y políticas de derechos de autor”.

Asimismo, el también integrante del Sistema Nacional de Investigadoras e Investigadores –enfocado en el estudio de temas como streaming, nuevas tecnologías en producción audiovisual y videojuegos– mencionó que otro cambio relevante fue “la implementación de los shorts, en respuesta al auge de TikTok e Instagram. Además, YouTube ha integrado el simulcasting, permitiendo transmisiones simultáneas en varias plataformas. Todo esto ha consolidado a YouTube como un referente en el consumo audiovisual digital”.

En este orden de ideas, el maestro en Comunicación aseveró que a pesar de la posibilidad de que cualquiera pueda subir un video y compartir su visión del mundo, las normas comunitarias y las políticas de monetización han impuesto límites a lo que se puede decir, cómo se dice y quién se beneficia económicamente de ello.

“La demanda de Viacom en 2009 impulsó regulaciones más estrictas en YouTube, reduciendo contenido ilícito, pero también causando la eliminación de material cultural o informativo valioso”.

Subrayó que las restricciones impuestas por gobiernos, como en el caso de China y su prohibición de YouTube, o las normativas de derechos de autor en países como Alemania con la Ley GEMA, han evidenciado que la democratización del contenido digital sigue estando sujeta a intereses políticos y económicos.

“Aunque YouTube ha ampliado la posibilidad de creación y difusión de contenido, la democratización del conocimiento sigue limitada por diversas barreras. La sociedad debe asumir la responsabilidad de desarrollar pensamiento crítico y discernir fuentes confiables. La revolución digital ha facilitado el acceso a la información, pero también ha restringido ciertos discursos bajo el pretexto de regulaciones necesarias”.

Enfatizó Cuenca Orozco que YouTube también ha revolucionado la comunicación. “Ha amplificado el alcance de figuras públicas y brindado inmediatez a la información, permitiendo que sucesos sean documentados en tiempo real antes que los medios tradicionales”.

Finalmente, el especialista aceptó que YouTube ha revelado las contradicciones e intereses de la sociedad, mostrando que el contenido más popular “no siempre aborda problemas importantes, lo que nos obliga a reflexionar sobre nuestras prioridades”.

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