El Consejo de Administración de la Cedap –encabezado por su presiente Luis Pinto— logró que interviniera directamente el secretario de Gobernación del ayuntamiento de Puebla,
Una expresión del crimen organizado hace cuatro semanas había logrado abrirse paso en la Central de Abasto de Puebla (Cedap), burlando los filtros de seguridad de todas las instancias gubernamentales han desplegado en la zona, como parte de un esfuerzo de frenar la ola delictiva que azotó a los bodegueros –con violentos asaltos y asesinatos— a finales de 2024 e inicios del presente año. El Consejo de Administración de la Cedap mostró fuerza y, por ahora, logró revertir la apertura del bar “Bora Bora”, que se había rebautizado como Déja Vu y que, con toda impunidad, funcionaba dentro de esta área de uso público.
Lee Reciclando el poderEl Consejo de Administración de la Cedap –encabezado por su presiente Luis Pinto— logró que interviniera directamente el secretario de Gobernación del ayuntamiento de Puebla, Franco Rodríguez Álvarez, quien dio la orden tajante de mandar a cerrar dicho establecimiento, luego de que algunos funcionarios intermedios se habían mostrado omisos o tolerantes con este mal afamado negocio de giros negros.
Es importante reconocer que, en esta ocasión, Franco Rodríguez supo frenar un asunto que amenazaba con generar un conflicto mayor.
Hace un par de semanas se generó la noticia escandalosa de que estaba funcionando un table dance dentro de la Central de Abasto. El asunto generaba ruido porque se mencionaba que había servicio de mujeres bailando desnudas con los clientes.
El tema iba más allá, en realidad atrás de ese negocio había una sería de peligrosas actividades que no se reducen al llamado sexo servicio, sino también incluye tráfico de drogas y de bebidas adulteradas, así como trata de personas y la presencia de grupos armados.
Algo inadmisible en una instalación de la que depende el abasto de alimentos para toda la zona metropolitana de Puebla.
Ese local originalmente estaba instalado en la Vía Corta a Santa Ana Chiautempan y se llamaba “Bora Bora”. El negocio tenía licencia de funcionamiento de Tlaxcala, pero se ubicaba en territorio poblano. Se dice que es propiedad de un hombre apodado “El Loro”, quien al parecer opera redes de trata de personas.
La primera noticia de este lugar ocurrió en 2018, cuando enfrente al establecimiento fue asesinado un vendedor de comida, quien quedó en medio de un enfrentamiento armado.
En 2023, el negocio fue objeto de un atentado perpetrado por un grupo de sujetos que disparó contra la fachada, provocando la muerte de un empleado y dejando a otro gravemente herido.
A mediados del año pasado, hubo un cateo de la Fiscalía General del Estado pues se tenía la sospecha de que había una fosa clandestina dentro del “Bora Bora”.
Y la “gota que derramó el vaso” fue la desaparición de una mesera, cuyo cuerpo sin vida fue encontrado en la comunidad de Tenancingo, que es una localidad tlaxcalteca en donde se originan peligrosas redes de trata de personas, que tienen una fuerte presencia en la Ciudad de México y en algunas metrópolis de Estados Unidos.
Finalmente, desde Tlaxcala se ordenó la cancelación de la licencia del “Bora Bora”, que el pasado 26 de abril, ahora con el sugerente nombre “Déja Vu”, reabrió sus puertas dentro de la Central de Abasto.
“Solo va a ser un billar”
El “Déja Vu”, o antes el “Bora Bora”, fue instalado en un local comercial ubicado en la Avenida Interior B Norte de la Central de Abasto.
Llama la atención que ese espacio que se utilizó para dicho negocio se ubica a 300 metros de una oficina del ayuntamiento de Puebla y se trata de un local que, hace 30 años era la sede administrativa de la Central de Abasto, mismo que fue privatizadó por el gobierno del entonces alcalde de Puebla, Rafael Cañedo Benítez.
El espacio, al parecer es propiedad de cuatro personas, entre los que figurarían Alicia Totozintle y Ángel Delgado, quien en algún momento fue representante de los bodegueros de la Cedap.
Originalmente los propietarios del inmueble reportaron al Consejo de Administración de la Central de Abasto, encabezado por Luis Pinto, que se iba a abrir un billar, con la venta de alimentos.
No se vio mal el asunto debido a que muchos choferes de camiones de carga pueden permanecen largas jornadas en la Central de Abasto, que pueden ser de muchas horas o hasta de varios días, porque no deben abandonar el vehículo que manejan y en ocasiones la descarga de mercancías se extiende hasta que se agota los productos que transportaron.
Por tanto, se consideraba que un billar podía ayudar a los conductores a “matar el tiempo” mientras sus automotores están estacionados frente a las bodegas.
Sorpresivamente el 26 de abril, lo que abrió no fue un billar, sino un table dance, cuyo horario de funcionamiento iniciaba a las 11 de la mañana y terminaba a las 3 de la madrugada, hora en que hay una intensa actividad en la Central de Abasto.
Tres días después, el Consejo de Administración de la Central de Abasto convocó a una asamblea en la cual estuvo presente Mauro Nava Rossano, quien es el subsecretario de Abasto del ayuntamiento de Puebla.
Ahí se expuso que era inaceptable que, dentro de la propia Central de Abasto, hubiera un negocio de “giro negro”, lo que iba a dar pie a que aparecieran otros establecimientos de la misma naturaleza. Se expuso que, por ser un área pública, no puede haber ese tipo de actividades en la Cedap.
Sobre todo, cuando en los últimos meses se ha combatido la venta de drogas y los asaltos en las áreas comerciales y externas de dicho centro de abasto.
Pasaron los días y los miembros del Consejo de Administración ahora se reunieron con Franco Rodríguez, a quien notificaron que no había ningún resultado en la petición de frenar cualquier “giro negro” en la Central de Abasto. El secretario de Gobernación tomó el teléfono y ordenó el inmediato cierre del “Déja Vu”. Se cumplió el mandato.
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Columna Cuitlatlán de Fermín Alejandro García
Foto Especial
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