Parabólica

FGE, y la historia se repite

Fernando Maldonado

Fernando Maldonado

En medio de una tormenta especulativa, el silencio. Así ha sido la conducta de la Fiscalía General del Estado ante los crecientes rumores de la salida de su titular, Gilberto Higuera Bernal. Nadie ha confirmado, o desmentido. Por desinterés o porque quizás ya nadie tenga intención de puntualizar. 

La historia es muy parecida a la que se contó en diciembre de 2019, cuando el antecesor de este, Víctor Carrancá Bourget dimitió al cargo tras un convulso periodo marcado por la muerte del niño José Luis Alberto Tehuatlie Tamayo en un encontronazo entre granaderos bajo el mando de Facundo Rosas Rosas, secretario de Seguridad y pobladores de Chalchihuapan en el año de 2014.

Carranca Bourget cumplió casi un año de ausencia con recursos leguleyos, como permisos temporales hasta que en la primera semana de diciembre de 2019 formalizó su renuncia al cargo que la mayoría de Morena en el Legislativo le aprobó. Largo fue el periodo de especulaciones hasta que se confirmó su salida, justo como sucede ahora cinco años después.

Un dato permite aventurar que la existencia de información sin sustento. A ninguno de los fiscales se les había solicitado renuncia como sucede en periodos análogos al que ocurre en esta coyuntura en la Fiscalía General del Estado. Por lo menos hasta la tarde de martes en que esta entrega estaba en curso de ser terminada, dijo al autor de la columna una fuente de alto nivel.

Una fugaz aparición en una ceremonia oficial celebrada en la XXV Zona Militar no fue suficiente porque en el fondo existen casos de alto impacto irresueltos como el del alcalde de Zapotitlán de Méndez, Emiliano Vázquez Bonilla presunto ejecutor junto con otros cómplices, de Ramón Malagón García.

Vázquez Bonilla, un ex agente judicial y mando policiaco en Zaragoza de donde debió salir por sus presuntos nexos con grupos de delincuencia organizada, también posee vínculos con la cúpula del partido dominante y sería indeseable que esas relaciones de poder produzcan la dilación en la actuación de la oficina de Gilberto Higuera, caracterizado por la inmediatez en la actuación de otros casos emblemáticos.

La detención en junio de 2022 del ex candidato a gobernador por el PRI, Javier López Zavala por su presunta actuación en el feminicidio de la activista Cecilia Monzón sucedido en mayo se produjo con una rapidez no vista en la forma de operar de la FGE. Era obvio urgía contener un escándalo internacional alimentado por las páginas de la prensa internacional como el diario madrileño El País, o RT en Rusia.

A la oficina de Higuera Bernal se le acumulan los casos pendientes. Por la gravedad de cada uno de ellos y las afectaciones, hieden. No existe por ejemplo hasta ahora un solo detenido por la ejecución de la influencer Vielka Pulido y el objetivo principal de los sicarios, la pareja de una muchacha que sospechosamente lucía fotografías en aviones privados o en Dubai.

Los autores materiales están a la vista y localizados. La información se le ha acercado al propio responsable de la Fiscalía General del Estado, pero la respuesta es la misma que ante la burbuja especulativa sobre su presunta renuncia: la nada.

La narrativa comienza a parecerse en extremo a la que ya contaron los medios sobre la salida de Carrancá Bourget, en diciembre de 2019. No se sabe aún si sigue o no en funciones, pero una cosa es cierta: la historia es pendular dicen los estudiosos. Tiende a repetirse.

@FerMaldonadoMX

 

clh

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