Fermín Alejandro García
Un sello distintivo de la actual administración estatal ha sido mostrar “mano firme” para retirar de circulación a cientos de los llamados taxis piratas en la zona de Angelópolis y el Periférico, algo que se rehusaron a hacer los gobiernos de los últimos 15 años. Sin embargo, llama la atención que no ha sido pareja esa determinación, ya que hay zonas, como es el área de Plaza San Diego en San Pedro Cholula, donde se sigue tolerando a los vehículos que, sin tener concesiones o permisos oficiales para dar el servicio de transporte, realizan todos los días docenas de viajes colectivos de pasajeros.
Algunos vecinos dicen que son 30 vehículos y otros dicen que son más de 100. Se trata de autos particulares que, se paran en ciertos lugares de la enorme zona de Plaza San Diego y llevan a varios pasajeros en trayectos cortos, en donde el costo por cada usuario va de los 20 y hasta los 50 pesos.
Quienes operan esos taxis piratas lo hacen cuando hay mayor tráfico en la demarcación, que es donde se unen los municipios de San Pedro Cholula y Cuautlancingo, que es una de las áreas de mayor crecimiento urbano de la zona metropolitana de Puebla. Es una manera de pasar desapercibidos.
Para ello cuentan con tres o cuatro terrenos, en donde guardan los autos por las noches, pero también los resguardan cuando se percibe el riesgo de algún operativo de la Secretaría de Movilidad y Transporte (SMT), que preside Silvia Tanús Osorio.
Hay ocasiones que hay más personas haciendo fila para subir a un “taxi pirata”, que a un vehículo del transporte público ordinario.
Y es que atrás de este servicio de taxis piratas prevalece otro problema más grave, que es un fuerte deterioro de la seguridad pública en el municipio de San Pedro Cholula, principalmente en las áreas conurbadas.
Estudiantes, obreros, empleadas domésticos o de tiendas, oficinistas, han dejado de usar los paraderos del transporte público o de caminar en la vía pública ante el incremento de asaltos a mano armada, balaceras o la presencia de jóvenes o niños que arrebatan bolsos, relojes, teléfonos o mochilas. Además, de que fuera de los estacionamientos de plazas comerciales, toda el área registra frecuentes hurtos de autopartes.
Como una manera de protegerse, mucha gente prefiere subirse –aunque sean tramos muy cortos— en los taxis piratas, que es una posibilidad que no encuentran en el transporte público convencional.
La peculiaridad de la zona de Plaza San Diego es que ahí existe una amplia diversidad residencial. Hay desde colonias populares y unidades habitacionales, hasta un alto número de fraccionamientos de clase media y algunos conjuntos de edificios con departamentos de lujo. Sin contar que toda esa urbanización registra un intenso tránsito vehicular entre Cholula y la ciudad de Puebla, pasando por los municipios de Coronango y Cuautlancingo.
Pareciera que esas particularidades es lo que ha propiciado que se desate la inseguridad en esa amplia región.
Entre los vecinos se cuentan muchas historias. Una que genera mucho miedo es que se habla de bandas “colombianas” que pernoctan en Cuautlancingo o Coronango, pero se dedican a robar en San Pedro Cholula, por encontrar mayor rentabilidad en el último de estos municipios y que hay una débil vigilancia policiaca.
Nadie ha podido demostrar que ese fenómeno delictivo estrictamente lo provoquen grupos de ciudadanos sudamericanos o que sea migrantes irregulares.
Lo cierto es que en San Pedro Cholula muchas tiendas, sobre todo las que son llamadas de conveniencia, han dejado de laborar las 24 horas y antes de las 10 de la noche cierran sus puertas por el medio a los asaltos o riñas entre parroquianos que acudan a la abundante oferta de negocios de “giros negros” que hay en el bulevar Forjadores o en el tramo que une al municipio cholulteca con Juan C. Bonilla.
Quién tolera a los taxis piratas
Regresando al tema de los taxis piratas, llama mucho la atención la tolerancia o la indiferencia que la SMT tiene hacia dichos vehículos.
Ese comportamiento abre las siguiente interrogantes y cuestionamientos:
Primero: que la SMT ya se dio cuenta que no solo se trata de retirar a los taxis piratas, sino que debe haber toda una planeación.
En Angelópolis quitaron esos vehículos y se provocó un caos, todavía no solucionado, porque no había otra opción de transporte para los miles de trabajadores que pasan a diario por esa circunscripción.
Segundo: que, aunque en el discurso oficial se dice que los operativos contra los taxis piratas no eran para afectar a una organización social, en realidad el propósito de la intervención de la SMT –en Angelópolis– si tuvo como interés perjudicar los intereses de la 28 de Octubre y Antorcha Campesina, que son las agrupaciones que controlaban ese servicio.
Entonces, como en Plaza San Diego no está presentes Antorcha Campesina o la 28 de Octubre, no se les hace nada a los taxis piratas.
Tercera: tal vez hay “intereses económicos” en San Pedro Cholula que los agentes de la SMT no quieren afectar, como que se “paguen” sobornos para permitir el funcionamiento de los vehículos no autorizados para dar el servicio de traslado de pasajeros. Es importante aclarar que tal idea es solo una conjetura, no hay pruebas –todavía- de actos de corrupción.
Cuarta: simplemente todavía no llega el tiempo de los operativos de la SMT contra el transporte irregular de la zona conurbada de San Pedro Cholula.
Con el paso del tiempo se sabrá qué explica que la STM hace mutis –por ahora– frente a los taxis piratas de Plaza San Diego.
clh
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