Parabólica

"Chema" se va de la cárcel

Fernando Maldonado

Fernando Maldonado

La cotidianidad para José María Sosa “Chema” en el interior del penal de San Miguel en la capital dio un giro en las últimas horas. Encontrado culpable del delito de desaparición de la joven Paulina Camargo Limón con quien había entablado una relación sentimental y desaparecida hace casi 10 años, enfrenta un proceso penal de 16 en la cárcel de la capital del estado.

El cambio en la rutina del responsable de la desaparición de la joven Camargo Limón sorprendió en el microcosmos carcelario porque de pronto dejó de trabajar en el área de cocina en donde se debió emplear cuando a su familia le comenzó a escasear el dinero para el pago de las comodidades que solo un potentado puede solventar detrás de las rejas.

Propios y extraños saben que dentro de ese ámbito todo tiene un precio, todo tiene un costo según se vea. Una cubeta para el retrete del baño, un teléfono celular, una visita íntima y, sobre todo, comida casera elaborada fuera del área común, manjar de reyes para quien tiene posibilidades.    

Antes de todo el tiempo transcurrido había recibido de más allá de los altos muros del penal de San Miguel la carta de alimentos que dispone una de las cadenas de comida caliente de mayor tradición en la zona metropolitana del territorio.

Las cosas son distintas ahora porque el tiempo castiga con mayor severidad y virulencia a quien está dentro de una celda, incluso el bolsillo de las familias que viven la tragedia de tener a alguien preso.

El viernes que fueron notificadas las partes de la celebración de una audiencia oral el domingo pasado en la que se discutiría la posibilidad de sobreseer la imputación, para la que debieron pasar casi tres años para fincar la responsabilidad de desaparición de persona, la conducta fue diferente.

Versiones de la celda en la que comparte espacio aseguraron que el semblante y el comportamiento han sido notoriamente diferentes. Alcanzar la libertad está en el imaginario del reo acusado de un delito grave.

Luis Alberto Sosa Vázquez, padre del imputado escribió un mensaje a sus familiares, amigos y seguidores en redes sociales que “eso aún no termina, y seguimos con fe confiados en nuestro justo y divino juez Jesús, y creemos que los tiempos de Dios son perfectos. Estamos en manos de Dios, confiados en su misericordia y amor, sabemos que su perdón ya obró, y esperamos ahora su justicia”.

Son las palabras de un padre que como los de Paulina Camargo, vive en carne propia una tragedia compartida. Una niña embarazada sin ser localizada y muy probablemente muerta y un hijo de familia encerrado por años por un delito que el sentido común sugiere, fue cometido con alevosía.

Y este nuevo capítulo sucede en el contexto del compromiso que el Gobierno del estado y su gobernador ha hecho con las madres buscadoras en el colectivo Voz de los Desaparecidos para establecer una verdadera política de estado para coadyuvar en la búsqueda de más de 380 personas desaparecidas, entre ellas Paulina, la joven por quien ya nadie supo nada y que constituye un expediente abierto hasta que no se haga justicia.

@FerMaldonadoMX

clh

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