Cuitlatlán

No votar por los que vienen de las viejas estructuras judiciales, el dilema para el próximo domingo

Fermín Alejandro García

Fermín Alejandro García

¿Por quién votar el próximo domingo? Lo deseable es que mediante el resultado de los comicios de este 1 de junio surja un nuevo Poder Judicial Federal (PJF) que acerque la justicia a las clases populares, que sepa anteponer los intereses colectivos de la población y sobre todo que, rompa con las mafias que han controlado a los tribunales y a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), para anteponer criterios políticos y económicos. Dicho de otra manera, es fundamental romper con los pactos de impunidad.

De manera práctica la única orientación que puede existir es votar por aquellos candidatos que no han sido parte de la cúpula del Poder Judicial. Es decir, no hay que sufragar por lo que ya han sido jueces o magistrados.

O que se hubieran desempeñado como ministros de la SCJN antes de la llegada de la 4T.

Esta plenamente demostrado que, fuera de algunas pocas excepciones, el Poder Judicial (PJ) en el ámbito estatal y federal está totalmente corrompido, anquilosado y pese a todos los esfuerzos que se hagan, con los actuales jueces y magistrados, es imposible avanzar para mejorar el aparato de justicia.

No es solo un discurso o una consigna política ese deseo de renovación, está plenamente demostrado que los actuales integrantes del PJF han favorecido el crecimiento del crimen organizado, han otorgado impunidad a la clase política y están al servicio de intereses económicos.

Un claro ejemplo es el siguiente: desde el sexenio que encabezó el entonces presidente panista Felipe Calderón Hinojosa, se tenía claro que el PJ necesitaba una profunda reforma. No solo que hubiera un proceso cosmetológico como el que hizo el ex mandatario priista Ernesto Zedillo Ponce de León, que quitó a todos los ministros de la Corte para poner en su lugar a un grupo de incondicionales.

Por esa razón poco antes de llegarse a la mitad del sexenio calderonista, el 18 de junio de 2008, se promulgó una reforma constitucional que eliminó el modelo Mixto Inquisitorio de Justicia y creó el Sistema Penal Acusatorio.

Las principales características del nuevo modelo es que se mejoró la transparencia, la eficiencia y el respeto a los derechos humanos. En ese sentido se estableció que todas las audiencias deben ser orales, con la presencia de los jueces y se creó la figura de presunción de inocencia de los acusados de cometer un delito. Además, se crearon formas alternas para solucionar controversias, sin la necesidad de llegar a un juicio.

Para que todo eso funcionara, se estableció un periodo muy largo de transición entre el modelo viejo y el nuevo.

De tal manera que el último modelo de justicia entró en vigor en 2014 en el ámbito federal y en todos los estados del país, en el año 2016. Todos estos plazos ya ocurrieron en el sexenio del presidente priista Enrique Peña Nieto.

Y se supone que los resultados positivos que tendrían que percibir en el periodo de gobierno del morenista Andrés Manuel López Obrador.

Eso no ocurrió, por el contrario, actualmente es brutal la desconfianza y el enojo por la porquería de Poder Judicial que hay en el país.

Hace unos días la encuestadora Enkoll publicó un estudio muy revelador, en el periódico español El País, en donde 7 de cada 10 ciudadanos opinan que indispensable cambiar al Poder Judicial.

¿Por qué no funcionó la reforma de 2008? La respuesta es que el cambio desde el punto de vista conceptual no es malo, es un buen sistema.

Lo que falló fueron dos factores dominantes:

Primero: tenía que haber un periodo largo de capacitación de todos los miembros del PJ y resulta que, casi todos los gobiernos, se robaron los presupuestos para preparar al personal. Por eso cuando entró en vigor en el ámbito federal y en Puebla el nuevo sistema, se percibió improvisado y con una brutal falta de recursos humanos y materiales para que funcione.

Segundo: se cambiaron las reglas, pero no los encargados de aplicar la ley. Jueces y magistrados se encargaron de que siguieran vigentes los vicios, las prácticas de corrupción, así como las trampas para hacer largos y tortuosos los juicios.

Por eso es fundamental que, en la elección de este domingo, se le cierre el paso a los que no dejaron que funcionara la modernización del sistema penal de México.

Una propuesta de candidatos que deben ser votados

Simpatizantes de la 4T, que no pertenecen a las estructuras partidistas, han consensado una buena propuesta de candidatos que deben ser votados en las urnas el domingo entrante.

Es la mejor selección que se ha hecho, destacando personajes que han sido defensores de los pueblos indígenas, de obreros, de movimientos sociales y universitarios, o que han sido fuertes críticos del sistema de justicia.

Estos son los aspirantes que hay que respaldar en las urnas, están los siguientes:

En la boleta morada, que es la de la SCJN, los nombres de las candidatas que se sugiere votar son: #03 Lenia Batres Guadarrama, #26 María Estela Ríos González, #31 Natalia Téllez Torres Orozco, #06 Selene Cruz Alcalá y #27 Margarita Darlene Rojas Olvera.

En el caso de los hombres son: #50 Luis Hernández Palacios Mirón, #42 Raymundo Espinoza Hernández, #34 Hugo Aguilar Ortiz y #36 Federico Anaya Gallardo.

En la boleta verde, que es la del Tribunal de Disciplina Judicial, se pide votar por: #23 Bernardo Bátiz Vázquez, #09 Celia Maya García, #10 Blanca Alicia Ochoa Hernández, #03 Abigail Díaz de León Bernard.

Para el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación la propuesta se orienta a apoyar a: #05 Ramírez García Dulce Magali y #07Gilberto de Guzmán Bátiz García.

 

clh

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