Los últimos feminicidios, como el de la niña Fátima, el de Ingrid y el de la doctora Mayte Viridiana son crímenes que por su brutalidad nos han dejado perplejos, aseguró la CEM
La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) ha señalado que los brutales feminicidios en el país muestran la crisis de humanidad que enfrenta el país.
Lee VIDEO Ingeniero de Huauchinango desolló a Ingrid en la CDMXLos últimos feminicidios, como el de la niña Fátima, el de Ingrid y el de la doctora Mayte Viridiana son crímenes que por su brutalidad nos han dejado perplejos y nos han llenado de dolor y tristeza’, aseguró la CEM en un comunicado, en el que también mencionó la muerte de una bebé de cinco meses.
“El brutal asesinato de la joven Ingrid y de la pequeña Fátima, así como las muertes de una bebé llamada Karol y de Mayte Viridiana Aguilar, son crímenes que por su brutalidad nos han dejado perplejos y nos han llenado de dolor y tristeza. A sus papás, familiares, maestros y compañeros, nuestro consuelo y fortaleza, nuestra cercanía y aliento” cita parte del comunicado.
Señalaron que en este contexto de violencia, no son extrañas las protestas públicas, pues tan sólo a finales del 2019 se registraron 1006 víctimas de feminicidio. Nos duele profundamente la violencia contra la mujer, que se ha expresado en un nuevo y agresivo rostro visible ante nuestros ojos, en una forma tan cruel que genera desconcierto, dolor, amargura, tristeza, llanto, indignación, impotencia y muchos deseos de venganza.
Aseguraron que, los Obispos de México levantarán la voz, para dar palabra al dolor y a todos los afectados por él, pues el dolor que no habla gime en el corazón hasta que lo rompe, y deseamos ubicarnos desde la fe para que ofrezcamos presencia en palabras, diálogo y encuentro para abrirnos a la compasión. El grito de dolor de las víctimas de las violencias clama al cielo por justicia. Los cristianos no podemos permanecer indiferentes. Nos urge el celo profético de Jesús de Nazaret.
Debido a que esta realidad nos hace enfrentar una auténtica emergencia educativa pues hemos perdido los referentes básicos de la convivencia humana: la verdad, la bondad y la belleza. En México tenemos una visión muy estrecha de la educación, pues suele reducirse al marco de la institución escolar. No negamos la importancia de ella, pero no es suficiente. Reconocemos la necesidad de una base educativa que implique la vida familiar. La indispensable instrucción sobre las ciencias, con la conciencia de que las disciplinas que se presentan en las escuelas, no pueden sustituir la educación que la familia puede dar.
La urgencia de justicia, paz y misericordia tiene que traducirse en estilos de vida y de desarrollo humano que posibiliten una vida digna para todos. Hoy, toda acción social, económica y política tienen que transformarse en un eje central del bienestar de la persona, antes que ideologías, discursos o estadísticas. Todos somos corresponsables para resolver la crisis de humanidad que enfrentamos: la familia, la escuela, los medios de comunicación, las iglesias -entre otros- somos actores sociales que tenemos una responsabilidad en la misión de forjar una cultura de esperanza y de paz. Nuestros esfuerzos están invitados a sumarse a la responsabilidad del Estado en procurar la justicia y, con sus políticas públicas, respaldar la cultura de la esperanza y la paz.
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