Hemos pasado casi 10 meses rodeados por la incertidumbre y amenazados por un enemigo invisible
Dosificar las emociones parece haberse vuelto una cuestión de supervivencia, en un año que parece haber sido dirigido por Quentin Tarantino.
Lee ¿Contestará AMLO carta del Inai enviada hace 2 años?Hemos pasado casi 10 meses rodeados por la incertidumbre y amenazados por un enemigo invisible. En donde el saldo en México arroja 1,241,436 casos confirmados y 113,704 muertes.
Cualquiera diría que las emociones a dosificar han sido el miedo y la ansiedad. No obstante, ante el anuncio del inicio de la campaña de vacunación y la llegada de un año nuevo, todo apunta a que la emoción que debemos dosificar en este momento es la esperanza.
Porque la ilusión de un nuevo inicio o el de ver la luz al final del túnel, no debe hacer que nuestro semáforo individual se vuelva “intrascendente”.
El 2020 se acaba, la pandemia sigue, y las restricciones logísticas indican que no podremos tener un nivel de vacunación significativo antes del primer semestre del próximo año.
En ese lapso todavía habrá contagios, hospitalizados y fallecidos. Además de que habrá semáforos, que no reflejarán necesariamente la realidad.
Prevalecerán las 50 sombras de naranja, los amarillos incógnitos, y los verdes no tan verdes.
De ahí el que el semáforo deba ser individual, la esperanza dosificada, y tener presente que las dosis adquiridas solamente alcanzan para vacunar a cerca del 80% de la población.
Se requerirá de tiempo y esfuerzo para acorralar al enemigo.
Tan sólo para este mes, el Instituto de Métricas y Evoluciones de Salud (IHME), de la Universidad de Washington, actualizó las proyecciones sobre el coronavirus y prevé que para fines de este mes, México reporte 130 mil 387 muertes.
¿Alguien se acuerda cuando nos decían que sólo serían 6,000?
La realidad los rebasó y la cuestión ahora será saber ¿Cuántas muertes serán aceptables?
No sólo para el gobierno, sino también para la ciudadanía.
Aún no sale al mercado una bala de plata que pueda detener los contagios, y el hecho de que se haya anunciado la salida de una vacuna en el mercado, no debe ser motivo para bajar la guardia, dejar de usar el tapabocas y olvidarnos de la sana distancia.
Sobretodo ahora que vienen fechas decembrinas, en donde antes se derrochaban los abrazos.
La cautela debe de prevalecer, a pesar de que puede que la pandemia nos haya forzado, a mantener el optimismo mucho tiempo embotellado.
La Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) aprobó este viernes la vacuna contra Covid-19 fabricada por la farmacéutica Pfizer. Convirtiendo de esta manera a México en el cuarto país en aprobar la vacuna de Pfizer contra el Covid-19, luego de que lo hicieran el Reino Unido, Bahréin y Canadá.
No obstante, hay que tener presente que aunque esto haya ocurrido el riesgo continúa latente y que incluso el líder de la organización mundial de la salud en México (OMS), Cristian Morales, pronostica que para el 2021 tan sólo el 20% de la población estará vacunada.
Lo que quiere decir que el enemigo continúa allá afuera y que dosificar la esperanza, se ha convertido en la nueva cuestión de supervivencia.
El último en salir apague la luz.
Columna de Stephanie Henaro
El Economista
Foto: Archivoe
cdch
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