Desde 1942 no se había dado una reorganización del Ejército mexicano como la anunciada ayer, con la creación de la Comandancia del Ejército
La centralización de funciones y el escalonamiento para interactuar con la administración pública federal generaron la necesidad inminente de una transformación institucional, dirigida a la optimización del funcionamiento organizacional de Sedena. Como objetivo fundamental, la creación de esta nueva figura contribuirá de una mayor y mejor manera para responder a las demandas de la sociedad mexicana conforme el proyecto de nación. Sin lugar a dudas, representa el proyecto más importante y trascendente de esta secretaría de Estado para hacer más eficiente, transparente y ágil la operación de las fuerzas armadas de tierra y aire. Sin embargo, para quien no está familiarizado con el mundo militar podría parecer más de lo mismo. No es así. También para los que creen conocerlo existe ya una posición equivocada, debido a que aseguran que con esta creación de la Comandancia del Ejército, entonces se les asignan a los militares funciones alejadas de su naturaleza. Nada más alejado de la realidad. Todas y cada una de las operaciones que realizan los soldados mexicanos se llevan a cabo aprovechando en todo momento la organización y la sólida estructura militar desplegada en todo el territorio nacional, así como las capacidades con que cuenta el sistema logístico militar, a través del abastecimiento y la distribución. Las actividades son materializadas mediante el correcto uso de los sistemas operativo, administrativo, logístico y de adiestramiento; también educativo y de inteligencia, que contribuyen a proporcionar apoyo material, seguridad y tranquilidad a los ciudadanos mexicanos, lo que ratifica la confianza de la población hacia el Ejército y fuerza aérea mexicanos. Sin embargo, con la estructura y organización actual, la Secretaría de la Defensa Nacional cumplía una doble función, una como secretaría de Estado y otra como Cuartel General Superior del Ejército; además, el secretario de la Defensa Nacional tenía una triple función, es decir, como secretario de Estado, como alto mando para ejercer el control conjunto del Ejército y la fuerza aérea y, finalmente, como comandante del Ejército mexicano. En ese sentido, la Sedena contaba con una organización que limitaba la interacción, coordinación y entendimiento con fuerzas armadas de otros países, debido a que sus estructuras estaban basadas en ministerios de Defensa y Estados Mayores conjuntos responsables de administrar y operar a la totalidad de las fuerzas militares. Este mejoramiento de su estructura orgánica, considerando la reorganización de la misma mediante la descentralización y creación de la Comandancia del Ejército Mexicano, hará del instituto armado militar un ente moderno, eficaz y eficiente. De esta forma se descentralizan las funciones asignadas dentro de la administración pública a través de la Subsecretaría y Oficialía Mayor de la Sedena, reasignando el efectivo de los recursos humanos, materiales, tecnológicos y financieros para que el personal del Estado Mayor de la Defensa Nacional se enfoque en la planeación, coordinación, y supervisión de las actividades operativas del Ejército y fuerza aérea mexicanos, auxiliando al alto mando en sus tareas principales. México necesita un Ejército moderno y actual. Un Ejército que consolide su naturaleza permanente. Felicidades al general Eufemio Ibarra Flores.
Lee Ganaron… y siguen en campañaColumna de Juan Ibarrola
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