La gran organización de los Juegos Olímpicos de Invierno celebrados en estos momentos en China han despertado la envidia y la mala leche de propios y extraños
La República Popular de China, un país socialista con expectativas de transitar eventualmente al comunismo, está ganando la guerra contra el covid. De eso no hay duda.
Lee La casa y el… ¿conflicto de interés?Las cifras, frías, ahí están: el año pasado, la otra superpotencia, los Estados Unidos de “América” registraron casi medio millón de muertos. China, apenas dos.
En el marco de la impecable organización de los Juegos Olímpicos de Invierno, es risible el alarmismo, racismo, orientalismo y mala leche con que los medios “occidentales” relatan las medidas de seguridad que los organizadores llevan a cabo para evitar la propagación del covid, que en el resto del mundo sigue expandiéndose prácticamente sin control.
Mari Saito, corresponsal de Reuters, se quejó de que las medidas de seguridad para prevenir que el covid se propague en territorio chino como en prácticamente todo el mundo eran “distópicas”.
Para ella y el resto de los medios “occidentales” de corte neoliberal, el uso de robots, desinfectante y medidas de higiene es distópico. Pero casi un millón de muertos en Estados Unidos, muertos en las calles de Perú o piras funerarias en la India son algo normal, o incluso se trata de “libertad”. El mundo del revés.
Mientras que medios tradicionales siguen con su cada vez más desgastada sinofobia, los presidentes Putin de Rusia y Xi Jinping de China anuncian una nueva era de cooperación multipolar que en cuestión de unos cuantos años dejará muy atrás tanto a Estados Unidos como a la Unión Europea. Ya están advertidos.
Columna Manuel Ibarra en SDP Noticias
Foto AFP
clh
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