Reflexión sobre el crecimiento que ha tenido Norma Piña en la opinión pública, tanto que ahora ya no solo se habla de Sheinbaum, sino también de la ministra
La vida siempre da sorpresas. Por eso me gusta estar viva; porque sé que en mi aburrida vida de pronto algo que me despierte y me sacuda puede suceder.
Lee El INE no tiene ese dinero que dice AMLO. Y la farsa de la austeridad en la 4T en blanco y negroHasta hace unos meses solo escuchábamos reiteradamente por todas partes el nombre y la presencia de la jefa del gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum. Para bien o para mal, todo México hoy sabe quién es ella.
Y ya sabemos lo que pretende: Ser presidenta de México.
También sabemos que cuenta con el cobijo del presidente de la República. Claudia es una mujer que, me parece, es controlada por AMLO y ella no ve más salida que obedecerle. No me parece tonta ni incapaz. No me parece mala, solo es obediente y la obediencia puede ser un riesgo.
No es que quiera o esté de acuerdo con él, pero para sobrevivir se debe de apegar a lo que el presidente le dicte decir o le instruya hacer. Así lo veo yo.
Ya saben que mi columna se basa en la opinión y puede que otros que me lean piensen absolutamente diferente a mí.
Y el nombre de Claudia Sheinbaum aquí y allá, hasta en paredes y espectaculares.
Todo México se volvió territorio Sheinbaum.
Pero de pronto apareció en el escenario la ministra Norma Piña. Nadie la conocía. O muy pocos. Gente que está involucrada con el Poder Judicial y abogacía sabían de ella pero yo no.
Gracias a que la ministra favorita del presidente resultó una mujer plagiaria, fue que Norma Piña saltó a la fama... así… literal.
Por más esfuerzos que hizo AMLO por darle oxígeno a Yasmín Esquivel, los resultados fueron infructuosos.
Creo que Yasmín ya se extinguió y ahora tendrá que salir del país. Quizá con una embajada como premio de consolación, porque es que la vergüenza de lo que hizo fue ya mucho. Y no nos lo merecemos.
Estoy casi segura que quien sí sabía muy bien quién es Norma Piña era el presidente, y por eso no quería que llegara a trascender.
Norma Piña es la única mujer que es parte del Poder Judicial de este país que no le hace caravana al presidente. No le aplaude, no se le alinea, no es parte de la porra. Y eso tiene muy enojado a AMLO, porque al ser y comportarse ella autónomamente, automáticamente él la saca de sus contactos de Whatsapp. Es decir, no le interesa estar cerca de ella, ni conciliar con ella ni que se le vea cerca de ella.
A Norma Piña francamente creo que esto le da igual.
El día de ayer, 08 de Marzo, Día Internacional de la Mujer, la ministra fue recibida con una cascada de genuinos aplausos cuando ingresó a la Corte, donde cientos de mujeres le aplaudían y vitoreaban, ante la mirada un tanto ingenua y sorprendida de la ministra que no esperaba ese recibimiento.
Mientras tanto, afuera de la Corte, una mujer (no sé si era mujer) disfrazada de ministra de una manera muy burda, empezó a gritar consignas contra Norma Piña, diciendo que ella empañaba la limpieza del Poder Judicial de la nación.
De verdad algo grotesco y más en un día tan conmemorativo como el de ayer.
Lejos de poderle afectar este circo montado a la ministra le dio mucho más realce pues en redes sociales muchos se preguntaban todavía quién era Norma Piña y por qué le aplaudían y por qué se burlaban de ella a las afueras de la Corte.
Ahora ya no nada más el nombre de Claudia Sheinbaum resuena en los rincones del país.
El nombre de la ministra Norma Piña también empieza a replicarse.
Pero ella no quiere ser presidenta, sin embargo muchos de los que buscan a una mujer que pueda ser el contrapeso de Sheinbaum se están colgando del brazo de la ministra como si fuera una especie de salvavidas, pues realmente la ministra imprime frescura y sobre todas las cosas es una mujer que se le ve separada de Obrador lo cual la oposición agradece.
Sin temor a equivocarme y sin que la ministra siquiera lo esté buscando Norma Piña está siendo aclamada por muchos para dar equilibrio a las cosas porque todos sabemos que no hay piso parejo. Hasta Monreal lo sabe y lo ha dicho, y Norma Piña es ese nombre que da la certeza de un “juego” más Justo por llamarle de algún modo.
Creo también que la sola presencia de Norma Piña impacta mucho más que la de las demás mujeres candidatas de oposición que intentan convencernos de que son por fin la salida que muchos deseamos; convencernos de que son la real alternativa.
La presidenta de la SCJN no intenta convencernos de nada y está convenciendo.
Seguramente ahora la 4T se esmerará en exhibirla de una u otra manera. Errores tendrá seguramente, pero no esos “errorcitos” de los que hablaba don Obrador al justificar los plagios de la supuesta ministra Esquivel.
Vaya… creo que esto se pondrá interesante.
Porque amo fervientemente a mi país y sé que para cientos de mexicanos la mejor opción es Claudia Sheinbaum. Pero ella no tiene capacidad de maniobra teniendo encima todo el tiempo a Obrador, tendría que demostrarnos que no está sujeta a lo que él le diga, y veo difícil que eso suceda.
Queremos a una mujer más libre. Y nos merecemos a más mujeres y hombres de buena fe, honestos y con capacidad de ser servidores públicos, y apegados a la justicia y a las leyes. Y con tristeza hemos visto cómo todos los que marchan junto a Obrador la mayoría no lo son.
Insisto, nos merecemos mejores cosas y realidades honestas.
No somos pocos los que lo deseamos, ya no tanto por uno, sino por los jóvenes que vienes atrás, las generaciones que vienen marcando el paso, por nuestros niños.
Quizá la ministra Piña no quiera saber nada de temas presidenciables pero no puede evitar que la veamos como un símbolo de esperanza .
Es cuánto.
Columna de Claudia Santillana en SDP Noticias
Foto Cuartoscuro
clh
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