Y cuando despertamos, el PRIANOSAURIO seguía ahí

La 4T y su segundo piso no son otra cosa que la resurrección de los dinosaurios, esos que hace tiempo asumieron la postura más detestable frente al avance de la democracia

Y cuando despertamos, el PRIANOSAURIO seguía ahí

Finalmente estamos viviendo lo que el politólogo Giuseppe Tomasi di Lampedusa denominó el “gatopardismo” cuya cita original expresa una contradicción aparente: “Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie”.

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Al día de hoy, en Morena existen más priistas que en el PRI. Todos los que se negaron a la reforma político electoral democrática, los que se opusieron a ciudadanizar al IFE, los que cuestionaron a Colosio por pretender abrir al PRI a la democracia y a la competencia electoral, están ahí.

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Lo mismo

Vale la pena recordar el origen de los aliados de Morena para entender de dónde vienen, dónde están y qué pretenden.

Después del mega fraude de 1988, Cuauhtémoc Cárdenas e Ifigenia Martínez arrebataron al PRI sus partidos satélites el PARM, PPS y PFCRN y junto con el PMS crearon al PRD. Fue entonces, que el presidente Carlos Salinas formó dos nuevos partidos que fueran sus comparsas, el PVEM con la familia González Torres, con el famosísimo niño Verde y el PT, que tiene como dueño y dirigente desde que se fundó a Alberto Anaya, amigo de la infancia de Salinas.

Ambos partidos se han vendido al mejor postor, al priismo de antaño, el de los dinosaurios.

El PVEM después de ser aliado natural del PRI, con la reforma electoral democrática de 1996, recibió a priistas como Marcelo Ebrard y muchos más; pero, para la elección del 2000, fueron en alianza con el PAN para apoyar a Vicente Fox.

El PRI se fue casi completo a Morena y cuando ya no había más cupo, buscaron al Verde y al PT, los dos partidos satélites creados por Salinas, para mantener la hegemonía. Un buen ejemplo es lo que vimos en las elecciones del Estado de México, donde el grupo Atlacomulco se repartió entre Morena y el Verde, incluyendo a panistas caciques de Naucalpan como la familia Duran y los Olvera; a los empresarios dirigidos por el líder del CCE, el texcocano Francisco Cervantes; el trotamundos Manuel Espino que de panista, paso a priista y a morenista siendo el titiritero de la familia Duran y de la ex alcaldesa Patricia Duran y que ahora apoya a Sheinbaum. Personajes como Eruviel Ávila, Manuel Velasco, José Alberto Couttolenc, Ricardo Gallardo Cardona y el exgobernador de Oaxaca Alejandro Murat, Jorge Carlos Ramírez Marín, Nuvia Mayorga y Eugenio Hernández. La lista es interminable.

Por eso no es de extrañar el supuesto gabinete que se filtró con los más cercanos a Claudia Sheinbaum, priistas y ex panistas, todos ellos han transitado por el PRIAN y ahora asumen que debe haber una “transformación”: el gatopardismo puro, mover todo para que las cosas no cambien.

Un franco retroceso

Vemos como el régimen de partidos, la pluralidad y la representación de minorías u oposiciones queda en el olvido, regresamos, ya ni siquiera al PRI, sino al PNR, al que concibió el caudillo de la Revolución Plutarco Elías Calles.

Bartlett no solo no perdió nada, después de ejecutar el peor fraude electoral de la historia fue premiado por Salinas con la Secretaria de Educación y luego con la gubernatura de Puebla, cuando perdió la protección del salinismo se refugió en el PT, de Alberto Anaya. Este dinosaurio no ha perdido nada, mantiene un poder inmenso con AMLO y grandes contratos para hacer multimillonarios a sus familiares.

Lo que queda del PRI, el PAN y sus dirigencias

Lo peor, Alito Moreno y sus huestes fueron serviles a AMLO, como caballos de Troya. Pasó lo mismo en el PAN, los panistas que no se fueron a Morena o a los partidos satélites, hicieron lo mismo, Marko Cortés, Santiago Creel, Enrique Vargas del Villar y su esposa la alcaldesa de Huixquilucan, han servido de tapete a personajes como Delfina Gómez y desde luego, AMLO.

Al final, no cambio nada, la Cuarta Transformación y su segundo piso no son otra cosa que la resurrección de los dinosaurios, de los que asumieron la postura más detestable frente al avance de la democracia, de lo más nefasto de la política. El PRIAN es Morena y ahora son un partido hegemónico con sus rémoras, el PVEM y PT.

Es el gatopardismo cuatrotero, y cuando despertamos el dinosaurio seguía ahí, vivito y engañando.

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Columna de Manuel Díaz en SDP Noticias

X: @diaz_manuel

Foto Cortesía

clh

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