La Secretaría de Salud del estado emitió un comunicado aclarando que no tiene facultades para regular actividades que se realizan fuera de establecimientos formales
Puebla, Pue.- El ciudadano rumano Mircea Gabriel Mihaila, mejor conocido como “el quita dolores”, volvió a dar de qué hablar en Puebla tras mudarse de su punto original frente al edificio Carolino al Paseo Bravo, uno de los espacios públicos más transitados del centro de la ciudad. Su presencia ha generado opiniones divididas y puesto en evidencia un vacío legal en torno a este tipo de prácticas no médicas en la vía pública.
Lee Ciclistas quieren Vía Recreativa Metropolitana cada domingoMihaila no cobra una tarifa fija por sus servicios, pero acepta aportaciones voluntarias que pueden ir desde 50 hasta 700 pesos. A través de redes sociales, anunció que limitará su atención diaria a 40 personas, comenzando desde las 9:00 de la mañana.
Ante el incremento en la atención mediática y ciudadana, la Secretaría de Salud del estado emitió un comunicado aclarando que no tiene facultades para regular actividades que se realizan fuera de establecimientos formales. La dependencia solo puede intervenir en negocios con aviso de funcionamiento bajo el rubro de masajes terapéuticos o servicios similares —clave SCIAN 621397— y siempre que estén a cargo de personal capacitado.
En el caso de espacios públicos como el Paseo Bravo, la vigilancia recae en el Ayuntamiento de Puebla. No obstante, hasta ahora no se ha registrado ninguna acción por parte del gobierno municipal para regular o restringir la actividad del sanador rumano.
Gabriel Biestro Medinilla, presidente de la Comisión de Gobernación en el Cabildo, declaró que no ve un delito en la práctica de Mihaila. Incluso comparó su actividad con la de un mago: “No es una estafa si no promete curaciones científicamente comprobadas”, apuntó.
Mientras tanto, el debate sigue. Hay personas que aseguran haber sentido alivio físico tras las sesiones con “el quita dolores”, aunque la Secretaría de Salud advirtió que estas técnicas no sustituyen la atención médica profesional, ya que carecen de respaldo científico.
Antes de llegar a Puebla, Mihaila ya tenía historial en Mérida, Yucatán, donde también ofrecía sus servicios en espacios como el tianguis de Plaza Grande.
Por ahora, el fenómeno de “el quita dolores” se mantiene en una especie de limbo legal y social, con seguidores que lo respaldan y autoridades que, aunque lo observan, no tienen herramientas legales claras para intervenir.
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