En el marco de los continuos bombardeos a civiles en Gaza por parte del Ejército de Israel, pese a las promesas de Donald Trump, mujeres palestinas denunciaron una red de prostitución manejada por hombres locales y soldados israelís, a través de la cual son sometidas brutalmente a actos de explotación sexual.
Según seis mujeres que dieron su testimonio al boletín internacional, The Associated Press, son explotadas sexualmente a cambio de comida, ropa, dinero, medicinas o hasta trabajo, tanto por presuntos integrantes de la milicia palestina rebelde, Hamas, así como soldados israelís e incluso contratistas estadounidenses.
“Es una terrible realidad que las crisis humanitarias hacen que las personas sean vulnerables de muchas maneras; el aumento de la violencia sexual suele ser una consecuencia extremadamente común”, declaró la directora asociada de la división de derechos de la mujer de Human Rights Watch, Heather Barr.
Las mujeres expresaron que el caos de la guerra ha llevado a que los hombres en Gaza, tanto locales como invasores israelís, perdieran todo sentido de la moral y código cultural, pasando de las clásicas tradiciones islámicas o judías del matrimonio, a simplemente forzarse sexualmente encima de mujeres e incluso niñas.
Uno de los casos que más controversia causo fue el de una mujer de 38 años, quien testificó que en un refugio manejado por contratistas estadounidenses, enviado por Donald Trump, le dijeron que un hombre podía ayudarla a conseguir comida para sus hijos e incluso trabajo, por lo cual decidió volverse cercana a este.
Desafortunadamente lo que aparentemente inicio como una relación entre empleador y trabajadora, terminó en un caso de violación donde el hombre la hizo creer que la llevaría a una oficina para firmar papeles, para luego llevarla a un departamento donde la violo, prostituyo y mantuvo secuestrada por días.
“Tuve que seguirles el juego porque tenía miedo, quería salir de ese lugar”, dijo la mujer palestina, para luego declarar que por estos actos recibió 100 shekels, una caja de medicinas y otra de comida. El hombre le dijo que si deseaba tener más debía de volver al departamento en el cual fue brutalmente violada.
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Foto: UNICEF // The Economist
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