Príncipe Andrés rompe con la realeza británica tras polémica con Epstein

El príncipe Andrés del Reino Unido anunció su renuncia definitiva a los títulos y honores reales que mantenía como miembro de la familia Windsor, luego de que el vínculo con el fallecido financiero Jeffrey Epstein volviera a generar controversia en medios internacionales.

A través de un comunicado emitido la noche del 17 de octubre de 2025, el duque de York informó que dejará de utilizar “cualquier título u honor” otorgado por la monarquía británica, una decisión que marca el fin de su vida pública dentro de la realeza.

“He decidido anteponer mi deber a mi familia y mi país”: Andrés

El hijo de la reina Isabel II reconoció que las acusaciones persistentes sobre su relación con Epstein han dañado la imagen de la familia real. “He decidido, como siempre, anteponer mi deber hacia mi familia y mi país. Debo ir un paso más allá”, indicó en el mensaje.

La decisión fue tomada tras conversaciones con el rey Carlos III y otros miembros de la familia, quienes habrían considerado que su salida ayudaría a “proteger la institución y preservar su integridad”.

Con esta medida, el príncipe Andrés dejará de ser reconocido como duque de York, título que ostentaba desde 1986, y no podrá representar oficialmente a la Corona británica en ningún acto público.

Los vínculos del príncipe Andrés con Jeffrey Epstein

El caso que lo persigue desde hace más de una década resurgió tras la publicación de nuevos documentos judiciales en Estados Unidos. En ellos se mencionan reuniones y viajes compartidos entre el príncipe Andrés y Epstein, quien fue condenado por tráfico sexual de menores.

De acuerdo con reportes judiciales, ambos fueron presentados por Ghislaine Maxwell, quien actualmente cumple condena por su papel en la red de explotación. Fotografías y registros de eventos muestran al príncipe en fiestas organizadas por Epstein, lo que generó indignación y afectó la reputación de la monarquía.

El escándalo llevó al príncipe Andrés a retirarse de la vida pública desde 2019, pero su reciente renuncia representa una ruptura definitiva con los deberes y privilegios reales.

Pese a insistir en su inocencia, el hijo de la reina Isabel II no ha podido restablecer su imagen pública, y su nombre se ha convertido en uno de los episodios más polémicos de la historia reciente de la familia real británica.

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