En la Catedral de Puebla se llevó a cabo la Celebración Eucarística perteneciente al Día de los Difuntos, presidida por Monseñor Víctor Sánchez Espinoza, quien comenzó la celebración poniendo en las manos de Dios a todas las personas que se encuentran en su presencia, también invitó a los fieles a ofrecer la Misa por sus seres queridos que han fallecido.
Convocó a los presentes a unirse en la oración penitencial para pedir perdón por sus faltas.
La primera lectura habló de que sólo Dios tiene palabras de vida eterna y debemos abrir la mente y el corazón para recibir su mensaje, mientras que en la segunda lectura habla acerca del amor, el que ama permanece en la vida, el que no ama a su hermano, no tendrá vida eterna.
En el evangelio, Jesús dijo a los judíos, yo soy el pan que viene del cielo y el que coma de este pan, vivirá para siempre y este pan que les daré es mi carne, para que el mundo tenga vida. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo lo resucitaré el último día.
Durante la homilía Monseñor habló acerca de que el Día de Muertos es una invitación a reflexionar en quienes ya se encuentran con Dios y en proclamar la Santidad del Padre, porque sólo él es santo, sólo él es perfección.
Todos estamos llamados a ser santos, nuestra meta es el cielo, el origen de nuestra vocación, la fe de la Iglesia.
En la oración, pidió por la salvación de todos los difuntos, por quienes han muerto a causa de la violencia, por el eterno descanso del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, el entrenador Manuel Lapuente y por las intenciones del Papa León XIV.
Como parte final, impartió la bendición a los fieles.
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Foto Arquidiócesis de Puebla
LMR
