Parabólica

Sheinbaum, el sistema de salud y los abajo firmantes

Fernando Maldonado

Fernando Maldonado

La llegada de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo a Puebla el próximo domingo para cortar el listón inaugural del Hospital de la Niñez en San Andrés Cholula comienza a tener un componente que no se había advertido en el tablero de control del ejercicio de la política de la Cuarta Transformación.

Aunque con aparente coincidencia, no deja de asomar la sospecha de ensombrecer intencionalmente una ceremonia prevista para las 11:00 de la mañana con un simbolismo particular: mandar una señal de que el programa diseñado por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador y que continuó Sheinbaum como IMSS-Bienestar goza de cabal salud.

De la nada y con peculiar cálculo, salió a acusar desabasto de medicamento, equipamiento deficiente, falta de personal médico y clínicas y hospitales al borde del colapso el secretario de la sección 25 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Secretaría de Salud, Julio Alfredo García.

Como un acto de inspiración propia, el gremio del sector salud también acusó la insuficiencia de recursos para que el sistema de ambulancias pueda atender emergencias fuera de la zona metropolitana, e incluso ha habido casos en que las familias de enfermos han tenido que cooperar para reparar desperfectos de los vehículos oficiales, según una publicación del semanario Proceso en su versión web.

El sistema de salud público en México ha visto agudizar una crisis sistemática que comenzó hace décadas y que ha sido puesta bajo el escrutinio cuando López Obrador presumió estar a la altura del que opera en Dinamarca, cuando la verdad es tan obvia que la ocurrencia aquella resultó en una entendible provocación política a la oposición.

Lo que nadie ha ventilado es que el lance del ex mandatario fue entendido como un insulto a los millones de personas de humilde condición que todos los días regresan a sus orígenes con los mismos padecimientos y sin medicamentos luego de buscar sanar tras visitar cualquiera de las clínicas u hospitales del sistema de salud pública.

Hasta antes de su fallecimiento, el ex gobernador Miguel Barbosa se había opuesto en Puebla a entregar el esquema de medicina pública estatal porque había advertido que el esquema de IMSS-Bienestar constituía un atropello a la independencia estatal y porque en la práctica, significaba un despojo institucionalizado que traería consecuencias negativas.

Y como la cultura de la línea sigue vigente en el sistema político mexicano, incluso en tiempo de la 4T, como sucedía en los tiempos del rancio priato, a la desaparición de Barbosa el estado cedió a las presiones de la federación como ya lo habían hecho otras entidades del país.

Revisar esa parte de la historia es pertinente horas previas a la visita presidencial. Y es que no solo el gremio sindical que acusa deficiencias en el modelo estrella en materia de salud pública, sino que existe en paralelo otros componentes aparentemente inconexos, pero con líneas de transmisión evidentes.

Las acusaciones en contra del titular de Salud en el estado, Carlos Olivier Pacheco y de su equipo de trabajo parece inscribirse en ese impulso por enturbiar la visita presidencial del domingo, o todo resultó de una extraña coincidencia sospechosa,  pues el expediente de la salud pública, que ciertamente padece enfermedades añejas, no había sido tema de coyuntura hasta este fin de semana.

@FerMaldonadoMX

 

 

clh

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